Greenpeace se suma al Pacto por Barcelona para exigir al Ayuntamiento mayor ambición ambiental

22-07-2020

  • El Pacto de Barcelona pretende impulsar medidas para mejorar la ciudad durante el próximo año, bajo el contexto de la pandemia por el Covid 19
  • El acuerdo final, que se acaba de presentar, resulta poco ambicioso y falto de contenido en una situación de emergencia climática y de crisis de biodiversidad como la que vivimos
  • Greenpeace ha decidido participar como paso necesario para conseguir medidas más ambiciosas en materia ambiental
  • El Pacto solo será útil si evoluciona en medidas centradas en el bienestar de la población, la sostenibilidad, y en la reducción de las emisiones causantes del cambio climático

(Abajo en catalán)

Barcelona, 22 de Julio de 2020.- Se cumplen algo más de dos meses desde que el Ayuntamiento de Barcelona lanzase una convocatoria a partidos políticos, al sector económico y ONG’s de la ciudad para llevar a cabo el Pacto Por Barcelona. El objetivo de este Pacto es impulsar una serie de iniciativas para mejorar la ciudad, priorizándolas, bajo el contexto de la pandemia del Covid 19, durante el siguiente año, hasta 2021.

El acuerdo final al que se ha llegado, después de estos meses, es poco ambicioso a pesar de la urgencia para conseguir avances valientes y firmes en la ciudad de Barcelona. El pacto incluye medidas demasiado generalistas sin concretar objetivos ni plazos concretos para llevarlas a cabo.

Además, el documento final del Pacto no recoge la mayoría de medidas aportadas en las mesas de trabajo, por lo que Greenpeace percibe que las aportaciones realizadas no han sido tenidas en cuenta de forma adecuada.

El Pacto de Barcelona que hoy ha presentado el Ayuntamiento, tendría que ser mucho más ambicioso en cuanto a objetivos y más concreto con respecto a las medidas a desarrollar. Este Pacto parece evitar el desarrollo de medidas que impliquen un gran cambio y una mayor sostenibilidad de la ciudad, por lo que será difícil conseguir que Barcelona sea una ciudad sostenible y para las personas. Es ahora esencial que este Pacto que ya parte de una base muy blanda (poco ambiciosa), no se pervierta aún más por los lobbies empresariales y se siga empujando para su mejora” ha declarado Fernando Fernández, coordinador de Greenpeace en Barcelona.

Pese a su falta de ambición y concreción, la organización ecologista ha decidido unirse de manera crítica al Pacto de Barcelona, y formar parte del mismo, al ser un primer paso para cambiar la ciudad, al igual que para exigir, como parte del mismo, mucha más ambición y concreción al Ayuntamiento para que estas medidas vayan en la dirección que la ciudad realmente necesita, y no en la que actualmente apuntan los lobbies empresariales que también forman parte del mismo. Para ello, Greenpeace continuará exigiendo que se implementen las medidas aportadas por la organización durante las mesas preparatorias y reclama que en los próximos meses el Ayuntamiento avance en la instauración de medidas concretas que reduzcan sus emisiones de CO2 y pongan la calidad de vida de los habitantes de la ciudad en el centro.

Este Pacto apunta hacia algunas líneas de trabajo positivas muy generales en cuanto a movilidad sostenible o energías renovables, pero es esencial elevar el nivel de ambición, aumentar la inclusión de propuestas llevadas por los grupos sociales y medioambientales de la ciudad, y limitar el poder del lobby empresarial. Greenpeace considera que el Pacto debe servir de punto de partida para aumentar los esfuerzos y la ambición de toda la clase política, empezando por el propio Ayuntamiento, para que la salida de la crisis sanitaria y económica se alinee con la lucha frente a la emergencia climática y ecológica.

Durante estos dos últimos meses, Greenpeace ha participado en la mesa de Modelo Urbano, a la cual ha hecho llegar propuestas basadas en el documento Las ciudades en un mundo Post-Covid. La organización ecologista seguirá defendiendo aquellas medidas que no se han incorporado en el redactado final o lo han hecho de manera insuficiente como la instauración de un peaje urbano en la ciudad, la continuación del Programa de Superilles (hasta el momento ínfimamente ejecutado), el desarrollo y potenciación de una agricultura urbana y periurbana en ecológico, el cierre de la incineradora Tersa o una mayor ambición en el ámbito de las energías renovables y la rehabilitación energética de edificios.

Al Ayuntamiento le quedan tres años de mandato y tiene que pasar de las palabras a los hechos, es ahora o nunca. Durante el estado de alarma la contaminación atmosférica en la ciudad se redujo de manera drástica, y hoy volvemos a estar en índices de contaminación pre-pandemia. Esto demuestra que las medidas adoptadas hasta el momento no son en absoluto suficientes. y que se necesitan implementar medidas concretas para conseguir una Barcelona sostenible para las personas y el medioambiente. La contaminación en Barcelona mata, y el automóvil es el principal responsable de esta contaminación”, concluye Fernando Fernández.

Barcelona debe lograr un cambio real en la ciudad, aumentando su resiliencia y liderando una transformación sostenible y social, máxime teniendo en cuenta que forma parte del movimiento global de ciudades que empujan a los países a luchar contra la emergencia climática (ciudades C40) y que es parte del Pacto de Milán para desarrollar sistemas alimentarios sostenibles. Estos compromisos deben implementarse y hacerse visibles, y para ello el Ayuntamiento deberá priorizar todas las medidas necesarias con suficiente ambición para que este Pacto implique un verdadero cambio para la ciudad.

Consideramos que el Pacto de Barcelona debería ir enfocado bajo la óptica de emergencia climática y pérdida de biodiversidad, al igual que de bienestar social, ya que son las ciudades las que más contribuyen al calentamiento global, y son por tanto las políticas que se implementen en ciudades como Barcelona las que van a determinar si somos capaces de afrontar la emergencia climática que vivimos” ha añadido Fernando Fernández.

Este Pacto sólo será útil si evoluciona en medidas concretas que generen un impacto en el bienestar de la población y en la reducción de las emisiones causantes del cambio climático.

 

CATALÁN

Greenpeace se suma al Pacte per Barcelona per a exigir a l’Ajuntament més ambició ambiental

  • El Pacte de Barcelona pretén impulsar mesures per a millorar la ciutat durant l’any vinent, sota el context de la pandèmia pel Covid 19
  • L’acord final, què s’acaba de presentar, resulta poc ambiciós i mancat de contingut en una situació d’emergència climàtica i de crisi de biodiversitat com la que vivim
  • Greenpeace ha decidit participar-hi com a pas necessari per a aconseguir mesures més ambicioses en matèria ambiental
  • El Pacte només serà útil si evoluciona en mesures centrades en el benestar de la població, la sostenibilitat i en la reducció de les emissions causants del canvi climàtic

Barcelona, 22 de Juliol de 2020.- Es compleixen una mica més de dos mesos des de que l’Ajuntament de Barcelona va llançar una convocatòria als partits polítics, al sector econòmic i les ONG’s de la ciutat per a dur a terme el Pacte per Barcelona. L’objectiu d’aquest Pacte és impulsar una sèrie d’iniciatives per a millorar la ciutat sota el context de la pandèmia del Covid 19, durant el següent any, fins a 2021.

L’acord final al qual s’ha arribat, després d’aquests mesos, és poc ambiciós malgrat la urgència per a aconseguir avenços valents i ferms a la ciutat de Barcelona. El pacte inclou mesures massa generalistes sense concretar objectius ni terminis concrets per a dur-les a terme.

A més, el document final del Pacte no recull la majoria de mesures aportades en les taules de treball, per la qual cosa Greenpeace percep que les aportacions realitzades no han estat tingudes en compte de manera adequada.

“El Pacte de Barcelona que avui ha presentat l’Ajuntament hauria de ser molt més ambiciós en quant a objectius, i més concret respecte a les mesures a desenvolupar. Aquest Pacte sembla evitar el desenvolupament de mesures que impliquin un gran canvi i una major sostenibilitat de la ciutat, per la qual cosa serà difícil aconseguir que Barcelona sigui una ciutat sostenible i per a les persones. És essencial que aquest Pacte que ja part d’una base molt tova (poc ambiciosa), no es perverteix encara més pels lobbies empresarials i es continuï empenyent per a la seva millora” ha declarat Fernando Fernández, c de Greenpeace a Barcelona.

Malgrat la seva falta d’ambició i concreció, l’organització ecologista ha decidit unir-se de manera crítica al Pacte per Barcelona, i formar part d’aquest, per ser un primer pas per a canviar la ciutat, igual que per a exigir com a part del mateix molta més ambició i concreció a l’Ajuntament perquè aquestes mesures vagin en la direcció que la ciutat realment necessita, i no en la que actualment apunten els lobbies empresarials que també formen part d’aquest. Per això, Greenpeace continuarà exigint que s’implementin les mesures aportades per l’organització durant les taules preparatòries i reclama que en els pròxims mesos l’Ajuntament avanci en la instauració de mesures concretes que redueixin les seves emissions de CO₂ i posin la qualitat de vida dels habitants de la ciutat en el centre.

Aquest Pacte apunta cap a algunes línies de treball positives molt generals en quant a mobilitat sostenible o energies renovables, però és essencial elevar el nivell d’ambició, augmentar la inclusió de propostes portades pels grups socials i mediambientals de la ciutat, i limitar el poder del lobby empresarial. Greenpeace considera que el Pacte ha de servir de punt de partida per a augmentar els esforços i l’ambició de tota la classe política, començant pel propi Ajuntament, perquè la sortida de la crisi sanitària i econòmica estigui alineada amb la lluita per a fer front a l’emergència climàtica i ecològica.

Durant aquests dos últims mesos, Greenpeace ha participat a la taula de Model Urbà, a la qual ha fet arribar propostes basades en el document Les ciutats en un món Post-Covid. L’organització ecologista continuarà defensant aquelles mesures que no s’han incorporat en el redactat final o que hagin sigut incloses de manera insuficient com la instauració d’un peatge urbà a la ciutat, la continuació del Programa de Superilles (fins al moment ínfimament executat), el desenvolupament i potenciació d’una agricultura urbana i periurbana ecològica, el tancament de la incineradora Tersa o una major ambició en l’àmbit de les energies renovables i la rehabilitació energètica d’edificis.

“A l’Ajuntament li queden tres anys de mandat i ha de passar de les paraules als fets, és ara o mai. Durant l’estat d’alarma la contaminació atmosfèrica a la ciutat es va reduir de manera dràstica, i avui tornem a estar en índexs de contaminació pre-pandèmia. Això demostra que les mesures adoptades fins al moment no són en absolut suficients i què es necessiten implementar mesures concretes per a aconseguir una Barcelona sostenible per a les persones i el medi ambient. La contaminació a Barcelona mata, i l’automòbil és el principal responsable d’aquesta contaminació”, conclou Fernando Fernández.

Barcelona ha d’aconseguir un canvi real a la ciutat, augmentant la seva resiliència i liderar una transformació sostenible i social, sobretot si tenim en compte que forma part del moviment global de ciutats que empenyen als països a lluitar contra l’emergència climàtica (ciutats C40) i que és part del Pacte de Milà per a desenvolupar sistemes alimentaris sostenibles. Aquests compromisos han d’implementar-se i fer-se visibles, i per això l’Ajuntament haurà de prioritzar totes les mesures necessàries amb suficient ambició perquè aquest Pacte impliqui un veritable canvi per a la ciutat.

“Considerem que el Pacte de Barcelona hauria d’anar enfocat sota l’òptica d’emergència climàtica, la pèrdua de biodiversitat i el benestar social, ja que són les ciutats les que més contribueixen a l’escalfament global, i són per tant les polítiques que s’implementin a les ciutats com Barcelona les que determinaran si som capaços d’afrontar l’emergència climàtica que vivim” ha afegit Fernando Fernández.

Aquest Pacte només serà útil si evoluciona en mesures concretes que generin un impacte en el benestar de la població i en la reducció de les emissions causants del canvi climàtic.

 


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