La emergencia climática es la mayor crisis de nuestra generación. Pone en riesgo todo lo que somos, todo lo que amamos. No podemos esperar a que las cosas se pongan peor, porque nos jugamos mucho. Nos lo jugamos todo. Tenemos que actuar ya.

La contaminación y destrucción causada por las grandes empresas de combustibles fósiles nos han llevado a un punto crítico. Los sucesivos gobiernos, con su falta de ambición, apenas han hecho nada para frenarlo. Por su culpa, la vida en la Tierra es cada vez más complicada. 

Los eventos climáticos extremos se multiplican, acabando con la vida de miles de personas, destruyendo sociedades. La crisis climática nos ha traído olas de calor cada vez más largas e intensas, en las que no paramos de romper récords y perder vidas humanas. La sequía, más frecuente y dura cada año, destruye ecosistemas enteros, y las lluvias, cuando llegan, lo hacen de manera insuficiente o torrencial, llevándose por delante vidas y pueblos.

Y esto es solo el principio. Los incendios son y serán cada vez más virulentos, y con ellos seguiremos perdiendo vida. La crisis climática hará que el agua sea cada vez más escasa. Los mares y océanos suben su temperatura década a década, y eso solo traerá males mayores, para sus habitantes y para nosotros.

Toda esta pérdida humana y natural es evitable. Lo sabían, y aún así no hicieron nada. O no hicieron lo suficiente. Ahora, sigue estando en sus manos frenar este desastre. Es posible. Podemos actuar para frenar la crisis climática, antes de que las pérdidas y daños que causa sean más insoportables de lo que ya son pero tenemos que actuar ya.

Los responsables tienen que pagar. Exige al gobierno que obligue a las corporaciones de los combustibles fósiles a afrontar los costes del cambio climático y las actuaciones para que los daños no sean mayores. Y que hagan realidad el compromiso internacional de dejar atrás los combustibles fósiles.

Hagámoslo posible. Firma y exige mayor ambición climática.