Entrada de blog por Cristina Arjona - 02-07-2024


Europa, sin trenes directos entre sus grandes ciudades

  • Desde Greenpeace hemos analizado 990 conexiones internacionales por tren entre 45 grandes ciudades europeas y el resultado es desolador. Solo el 12% de estas rutas tienen trenes directos; en cambio, el 69% tienen conexión por avión, que es mucho más contaminante e injusto.

Estrenamos julio y muchas personas comienzan a pensar en sus vacaciones. En un contexto en el que viajar en tren gana cada vez más adeptos por las altísimas emisiones de los aviones, pensamos en viajes en trenes pintorescos cruzando paisajes impresionantes, llevándonos de una gran capital a otra de Europa con comodidad y rapidez. Pero, sorpresa, la realidad es un poco menos romántica y bastante más frustrante. Y es que, según un reciente estudio que hemos elaborado en Greenpeace, moverse en tren entre las grandes ciudades europeas es una odisea. 

En Greenpeace hemos analizado 990 conexiones internacionales por tren entre 45 grandes ciudades europeas y el resultado es… deprimente. Solo el 12% de estas rutas tienen trenes directos, mientras que el 69% tienen conexión directa en avión, el medio de transporte más contaminante e injusto. Esto supone casi seis veces más vuelos directos que conexiones directas por tren entre las principales ciudades de toda Europa, lo que sigue animando a la gente a volar en lugar de coger el tren, a pesar del impacto perjudicial de la aviación sobre el clima. 

Ya conocemos  lo difícil que es moverse en tren entre municipios y provincias en nuestro país, afectando a los derechos de los habitantes y al medio ambiente, pues más de lo mismo a nivel europeo. Moverse en tren entre las capitales del continente puede ser una pesadilla de trasbordos y horarios imposibles.

«España sigue siendo una isla ferroviaria aislada del resto de Europa. Todas las ciudades españolas analizadas están mal conectadas con otros países mediante trenes directos.»

Por ejemplo, es sorprendente que no existan trenes directos entre París-Roma o Londres-Berlín o en rutas que nos afectan más directamente como Madrid-Lisboa, separadas por poco más de 600 kilómetros, o Madrid-París, a pesar de ser todas ellas de las rutas aéreas más transitadas de Europa con más de dos millones de pasajeros al año. Sí, leíste bien, en plena emergencia climática, seguimos sin aprovechar las ventajas del tren para estas rutas clave. España sigue siendo una isla ferroviaria aislada del resto de Europa. Todas las ciudades españolas analizadas están mal conectadas con otros países mediante trenes directos. Las dos únicas líneas de tren directas entre las ciudades analizadas son Madrid-Barcelona-Marsella y Barcelona-Lyon-París.

Sin trenes nocturnos

Actualmente tampoco hay ningún tren nocturno que circule desde o hacia España para conectar con el resto de las capitales europeas. Tampoco dentro del propio Estado, en el que desde la pandemia no han vuelto a restablecerse las rutas nocturnas existentes como las que conectaban Madrid con A Coruña, Pontevedra y Ferrol y Barcelona con A Coruña y Vigo

Otras  conexiones ferroviarias internacionales desde y hacia España tampoco son mucho mejores. Por ejemplo, solo hay una conexión ferroviaria dos veces al día, y bastante precaria, entre Vigo y Oporto o las conexiones transfronterizas en la línea de la costa atlántica, resulta muy complicado y largo viajar, por ejemplo, de Bilbao a Burdeos. 

Mientras que hay pocas conexiones directas por tren, hay vuelos directos desde Madrid, Barcelona y Valencia a casi todas las ciudades analizadas, por lo tanto, todas las ciudades españolas están mucho mejor conectadas por avión que por ferrocarril, lo que sigue animando a la gente a volar en lugar de coger el tren. En el caso de España, la conectividad por vía aérea con el resto de ciudades europeas analizadas está muy por encima de la media europea. Esto, junto a lo que mostraba un informe anterior de Greenpeace,  en el que los precios de los billetes de tren son, en promedio, el doble de caros que los vuelos, muestra cómo se está dificultando a la ciudadanía poder viajar en tren de forma sostenible. Así que, nos lo ponen difícil aunque queramos hacer lo correcto por el medio ambiente. 

Soluciones existen, solo falta voluntad

Los trenes directos ofrecen ventajas significativas sobre los trenes de conexión, como una mayor comodidad, fiabilidad y, a menudo, tarifas más bajas, lo que anima a la gente a utilizarlos en lugar de apostar por otras alternativas más contaminantes como el coche o el avión. A pesar de ello, en ninguna de las ciudades analizadas por Greenpeace se aprovecha plenamente el potencial de los trenes directos. Incluso Viena, la ciudad con más conexiones ferroviarias directas de Europa sólo tiene trenes directos en el 59% de las rutas posibles.

«Con la infraestructura ya existente y una inversión adecuada, podríamos triplicar las conexiones ferroviarias directas en Europa«

Sin embargo, la buena noticia es que las soluciones están al alcance. Greenpeace ha demostrado que, con la infraestructura ya existente y una inversión adecuada, podríamos triplicar las conexiones ferroviarias directas en Europa. Imagina un viaje en tren sin estrés, sin largas colas de seguridad y sin la culpa de estar contribuyendo al calentamiento global. Por ejemplo, el estudio refleja que gracias a la eficaz red ferroviaria de alta velocidad de España y Francia, el número de ciudades a las que se podría llegar en tren directo desde España en menos de 18 horas se podría aumentar bastante: Valencia podría conectar con 16 ciudades europeas, Barcelona con 36 y Madrid con 17.

Greenpeace pide a los gobiernos europeos y a la UE que impulsen la conectividad ferroviaria. Proponen medidas como un sistema unificado de información y reservas para todas las rutas de Europa, una tarificación justa entre trenes y vuelos, como los abonos únicos de transporte, para que viajar en tren sea más barato que volar, la armonización técnica y jurídica, y la eliminación de ventajas fiscales para las aerolíneas, como el impuesto sobre el queroseno y el IVA sobre los billetes de tren.

Aunque al comienzo de las vacaciones de verano la foto de la movilidad no parece haber cambiado mucho en los últimos años, es hora de que cambiemos esta realidad. Necesitamos hacer que los viajes en tren de larga distancia resulten más atractivos para un mayor número de pasajeros europeos, consiguiendo que los trayectos sean más rápidos, frecuentes y asequibles. Hay que mejorar las conexiones ferroviarias internacionales, nocturnas y diurnas, y derribar las trabas del ferrocarril transfronterizo para que el tren sea competitivo frente al avión.  

Te invitamos a leer el informe completo de Greenpeace y a firmar nuestra petición para exigir más trenes y menos aviones. Porque merecemos un transporte público limpio, eficiente, cómodo y asequible que sea bueno para nosotros y para el planeta.

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Comentarios

1 comentario
Hugo 02/07/2024

De acuerdo estoy. Os voy a contar lo que pasa en las capitales de provincia. Se ha puesto de moda el tranvia. Perfecto. El problema es que no llega a las pedanias colindantes. En muchos casos los fines de semana no hay bus. Total, vehículo. Y quiero recordar que hay mucha gente que por problemas físicos no pueden coger bicicleta ni patinete. Estos políticos de provincia se hacen ricos a costa de sobres, y no tienen las pelotas de hacerlo bien en cuanto a infraestructura. Estamos apañaos!!! 🤯

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