Briefing para medios ante la reunión de la Comisión Europea el próximo 6 de febrero

Los planes climáticos de la UE para 2040: cuentas dudosas y varitas mágicas inútiles

02-02-2024

El 6 de febrero, la Comisión Europea publica dos comunicaciones, con sus propuestas de objetivos climáticos de la UE para 2040, así como de desarrollo de tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. Casi al mismo tiempo, la Comisión también presentará una “alianza industrial” (de algunos países de la UE), cuyo objetivo principal será promover más inversión en energía nuclear.

Los borradores que se han filtrado sobre los objetivos climáticos para 2040 y sobre los planes de captura de carbono, así como la evaluación de impacto de la Comisión Europea, dan pistas de lo que probablemente anunciará la Comisión Europea (CE) el día 6 de febrero.

Silvia Pastorelli, activista climática de Greenpeace en la UE, declara: “La UE es uno de los mayores contaminadores históricos del mundo, tiene algunas de las emisiones de carbono per cápita más altas, y se ha enriquecido gracias a ello. Por lo tanto, la UE tiene la responsabilidad de abordar la crisis climática más rápidamente de lo que propone la Comisión. Además, es absolutamente obvio que la UE no alcanzará dichos objetivos climáticos si no deja de usar carbón, petróleo y gas; ya es hora de que la Comisión Europea lo reconozca. En lugar de eso, parece que propondrá un objetivo con recortes de emisiones mucho menores de lo necesario, y que lo esconde detrás de una contabilidad muy dudosa, basada en varitas mágicas para hacer desaparecer la contaminación”. 

Objetivo principal: recortar las emisiones netas un 90 % en 2040

Los borradores filtrados sugieren que la Comisión Europea está considerando proponer una reducción del 90 % de las emisiones netas de gases de efecto invernadero de la UE en 2040, con respecto a las emisiones de 1990. Esta cifra está en el extremo inferior del rango que el Consejo Científico de Cambio Climático de la UE (ESABCC) calculó que es necesario alcanzar, para llegar al objetivo de tener emisiones netas cero en 2050. Igualmente, en la propia evaluación de impacto de la UE, la opción preferida prevé un recorte neto del 90 %-95 %.

Greenpeace pide a la Unión Europea que alcance las emisiones netas cero en 2040 (una reducción del 100 %), para hacer una contribución justa al objetivo global de emisiones netas cero en 2050. La UE, uno de los mayores emisores históricos y con algunas de las mayores emisiones de gases de efecto invernadero per cápita hoy en día, se ha beneficiado económicamente durante siglos de quemar combustibles fósiles. Por lo tanto, Greenpeace sostiene que Europa tiene la responsabilidad de reducir su contaminación de carbono más rápido que otros países de bajos ingresos que no han contribuido tanto a la crisis climática.

En palabras de Pedro Zorrilla Miras, portavoz de cambio climático de Greenpeace España: “Al igual que el resto de Europa, que tiene el objetivo de reducción de emisiones en el 55 % para 2030, España tiene la oportunidad de aumentar su objetivo de reducción de emisiones desde el actualmente propuesto 32 % hasta ese 55 % en la revisión que el Gobierno está haciendo actualmente del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC). Esto facilitará conseguir esas emisiones netas cero en el año 2040, así como situarnos en una clara posición de liderazgo tanto a nivel europeo como internacional”. 

¿Emisiones netas o brutas?

El objetivo de reducción de emisiones que anunciará la Comisión Europea el 6 de febrero será el objetivo neto. Esto significa que al recorte real de emisiones conseguido por la sustitución o reducción de actividades contaminantes, que son las emisiones brutas, la CE le sumará un porcentaje que representa el carbono que se podría capturar de diferentes formas. 

Por eso, al hacer los cálculos, la propuesta de la CE implica que el recorte de emisiones reales (brutas) que propone es tan bajo como un 82 % de las emisiones de 1990 en 2040, y para alcanzar el objetivo de reducción neto del 90 %, le sumaría la captura y el almacenamiento de carbono. 

Greenpeace pide que la UE presente objetivos separados para la reducción de emisiones (brutas) y para la absorción de carbono, para que la captura de carbono, que es un proceso largo y con grandes incertidumbres, no se utilice como excusa para poder seguir contaminando y produciendo mayores emisiones.

Falta de objetivos de abandono de los combustibles fósiles

El elefante en la habitación es el abandono de los combustibles fósiles. El ESABCC dejó claro en su Informe de Evaluación de la acción climática de la UE que es necesario dejar de usar carbón, petróleo y gas para alcanzar los objetivos climáticos de la UE. Pero hasta ahora no existen objetivos a nivel de la UE para la eliminación gradual de los combustibles fósiles. El ESABCC también recomienda la eliminación total y urgente de los subsidios a los combustibles fósiles, algo a lo que  que la UE se comprometió a conseguir en 2025 hace ya casi una década. El comisario de Clima Hoekstra también se comprometió a hacerlo durante su audiencia en el Parlamento Europeo en octubre de 2023.

Las filtraciones sobre los planes de la Comisión Europea mencionan una eliminación gradual del carbón, pero todavía prevén un papel para los combustibles fósiles en la “transición energética”, acoplados a tecnologías de captura y almacenamiento de carbono. Los documentos filtrados no especifican los volúmenes que podrían seguir usándose, pero sí mencionan explícitamente el uso de petróleo en el transporte (por carretera, mar y aire) y de gas fósil en la industria, la construcción y el sector eléctrico. Greenpeace pide a la UE que elimine gradualmente el gas fósil a más tardar en 2035, y el petróleo en 2040.

La evaluación de impacto filtrada, por otro lado, propone algunas cifras específicas sobre la reducción de gas, pero esas cifras no permitirían alcanzar la neutralidad climática ni en 2040 ni en 2050. Además, aún no queda claro si una disminución en el uso de gas fósil iría acompañada de un aumento del biogás o del biometano.

Greenpeace y otras ONG han escrito a la Comisión Europea para que proponga la eliminación gradual de los combustibles fósiles en los planes climáticos para 2040.

Metano

En acción climática vamos tarde, y cada retraso conduce a un mayor calentamiento global. Reducir las emisiones de metano es vital, ya que es un potente gas de efecto invernadero, especialmente durante las primeras décadas, y que después se descompone en dióxido de carbono (lo que reduce su efecto invernadero). Por eso, el nivel de metano en la atmósfera y el calentamiento que genera comenzarán a disminuir inmediatamente si los altos niveles actuales de emisiones de metano disminuyen.

La mayor fuente de emisiones de metano producidas por el ser humano provienen de la ganadería, y la segunda mayor es la ligada a las fugas en la extracción y transporte de petróleo y gas. El borrador filtrado de los planes de la Comisión Europea sugiere que las emisiones de gases de efecto invernadero «distintos del CO2» del sector agrícola (que son principalmente metano) podrían reducirse en un 30 % para 2040. Para reducir significativamente la contaminación de carbono procedente de la agricultura, la UE debe planear reducir la sobreproducción y el consumo excesivo de carne y lácteos, como sugiere la ESABCC.

El gas fósil se compone principalmente de metano, lo que significa que las fugas durante la extracción (especialmente mediante fracking), el transporte y la quema contribuyen en gran medida al calentamiento global. A pesar de esto, la UE planea importar enormes cantidades de gas fósil licuado y ha incluido las centrales eléctricas de gas fósil como “sostenibles” en la taxonomía de inversiones sostenibles, algo que la ESABCC señaló como inconsistente con los objetivos climáticos del bloque.

Captura y eliminación de carbono

El mismo día, la Comisión Europea publicará un plan de gestión del carbono, que describe propuestas para desarrollar tecnologías para capturar las emisiones de carbono tanto en el punto de emisión (captura y almacenamiento de carbono, CAC) como de la atmósfera.

Tanto el borrador de la estrategia de gestión del carbono como el informe de evaluación de impacto indican que la Comisión está haciendo una gran apuesta por la captura y el almacenamiento de carbono, especialmente en sectores que son más difíciles de descarbonizar. El escenario de la evaluación de impacto de reducciones netas de emisiones del 90 %-95 % depende en gran medida de la captura y el almacenamiento de carbono, concretamente en una cantidad de 240 megatones de CO2 cada año (que llama la atención frente al objetivo actual de 50 megatones al año para 2030). Estos objetivos contrastan llamativamente con la realidad, ya que actualmente no hay ningún proyecto de captura de carbono a escala industrial operativo en la UE.

Greenpeace se opone firmemente a la propuesta de la Comisión de implementar la captura de carbono en el sector energético para la producción de electricidad. El sector eléctrico ya ha abandonado la idea de utilizar la captura de carbono, ya que hay otras formas de descarbonizar que son más baratas y más fáciles de implementar. Por estas razones, el informe del Consejo Científico Europeo destaca que las políticas que apoyan la captura de carbono deberían dirigirse sólo a aquellos sectores en los que las opciones de mitigación no existen o son muy limitadas, como la producción de acero y cemento o la industria química, y específicamente señala que nunca para la producción de electricidad.

Proteger y restaurar la naturaleza es vital para abordar la doble crisis de la pérdida de biodiversidad y la crisis climática. Pero confiar en la restauración de la naturaleza para absorber carbono y, al mismo tiempo, permitir las emisiones en otros lugares es el cuento de la lechera. Cuando la Comisión Europea establece objetivos de protección y restauración de la naturaleza como sumideros de carbono, Greenpeace advierte que estos no pueden servir de excusa para dejar de reducir las emisiones y para prolongar la vida de las industrias y las fuentes de energía que utilizan combustibles fósiles. Greenpeace pide a la Comisión Europea que deje de asignar fondos para investigación e innovación a través de Horizonte Europa a tecnologías de captura y almacenamiento de carbono o de eliminación directa de carbono atmosférico.

Nuclear

La Comisión Europea lanzará una “alianza industrial” para pequeños reactores nucleares modulares, con el objetivo de acelerar su despliegue a principios de la década de 2030, afirmando que esto ayudará a la UE a alcanzar su objetivo climático para 2040.

Las investigaciones muestran que esta tecnología aún no está lista, conlleva los mismos riesgos ambientales y de seguridad que la tecnología nuclear actual y enfrenta enormes desafíos financieros. El proyecto de “reactor modular pequeño” más avanzado -NuScale, en Estados Unidos- ha sido cancelado debido a su coste. Greenpeace advierte que la inversión en esta tecnología corre el riesgo de desviar dinero de soluciones que sí han demostrado reducir el uso de combustibles fósiles, como el transporte público, el aislamiento de viviendas y las energías renovables.

El Consejo Científico Europeo de Cambio Climático dice que no ve la energía nuclear como una solución para alcanzar los objetivos climáticos de la UE para 2030, ya que es demasiado lenta y costosa, y resalta la vulnerabilidad de la energía nuclear a la falta de agua para la refrigeración (algo que ya se mostró como un problema en Francia en 2022). Cabe recordar que el cambio climático está produciendo sequías más frecuentes y extremas.

La planta nuclear más reciente de Europa -Olkiluoto 3, en Finlandia- tardó 18 años en construirse y costó 11.000 millones de euros. El Flamanville 3, en Francia, lleva 16 años en construcción y se espera que cueste más de 19.000 millones de euros en total, seis veces el precio estimado inicialmente. El Hinkley Point C, de Reino Unido, que ha estado en construcción desde 2016, podría retrasarse hasta 2031 y costar hasta 41.000 millones de euros.


Francisco del Pozo Campos, portavoz de combustibles fósiles y nuclear, añade: “Desde el oligopolio energético en España se miran con mucho interés los debates en la UE respecto al CAC y en materia nuclear. Está en juego la autorización de proyectos de falsas soluciones a la transición energética, como almacenar carbono en el subsuelo marino de Tarragona  que pretende Repsol. También, con el resurgir del zombie nuclear en la Unión Europea, corremos el riesgo de volver poner en duda el cierre nuclear español programado para entre 2027-2035, sobre todo ahora que, con el recién aprobado 7º plan de residuos radiactivos (PGRR), les toca pagar a las eléctricas propietarias por su desmantelamiento completo. En la transición energética necesitamos objetivos más ambiciosos que incluyan la eliminación de los combustibles fósiles y del metano. Hay que protegerla de los intereses de “los de siempre” que sólo desean perpetuar su poder mediante falsas soluciones en sus manos (como la CAC o la nuclear). Tiene que estar centrada en soluciones renovables reales, tangibles, democráticas y descentralizadas”.

Próximos pasos

La Comisión Europea presenta este 6 de febrero estos anuncios como el primer paso hacia el desarrollo de un paquete de políticas climáticas y energéticas que tendrá que desarrollar y aprobar la próxima Comisión Europea tras las elecciones al Parlamento Europeo.

El 12 de marzo, la Comisión Europea también anunciará su plan para abordar los riesgos climáticos, la resiliencia y la adaptación.

El 6 de febrero, el Parlamento Europeo debatirá el plan climático para 2040 de la CE. 

Se espera que el 25 de marzo los ministros de Clima y Medio Ambiente de la UE se reúnan para debatir sobre los planes climáticos de la CE.


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