Dados los impactos evidentes del cambio climático y cómo se están acelerando, es vital que los municipios tengan planes que incluyan medidas de mitigación y también de adaptación para cuidar y proteger a la población de los efectos que ya se están produciendo y que se irán agravando, como las olas de calor extremo.
Greenpeace ha analizado los planes de adaptación de 15 municipios (aunque no se ha valorado en este momento la aplicación): Barcelona, Bilbao, Cáceres, Córdoba, Guadalajara, Madrid, Murcia, Palma, Pamplona, Sevilla, Tarragona, Valencia, Valladolid, Vigo, Zaragoza. En este análisis se ha comprobado que aún hay mucho por avanzar en adaptación y que los municipios aún están lejos del nivel de ambición y urgencia necesarias. Estas son algunas de las conclusiones:
- Encontrar refugios climáticos aún es algo anecdótico. Pocas ciudades los tienen, al igual que planes de sombra o mapas de desplazamientos confortables.
- Las medidas relacionadas con aumentar la vegetación o los espacios verdes están muy extendidas, aunque de forma muy dispar y en muchos casos sin objetivos concretos.
- Proteger a las personas más vulnerables debería ser una prioridad para los ayuntamientos y, aún así, pocas ciudades de las revisadas cuentan con una clara prioridad social.
Por ciudades:
#1 De los municipios analizados, Vigo y Guadalajara son los que cuentan con los planes publicados más deficientes. Barcelona y Zaragoza cuentan con los planes mejor planteados, aunque deben seguir trabajando para reforzar las medidas y adecuarlos a la urgencia necesaria y a la vulnerabilidad de la población.
#2 La habilitación de refugios climáticos es una de las medidas más efectivas y de fácil aplicación a corto plazo, y sin embargo solo tres de las ciudades (Barcelona, Bilbao y Tarragona) cuentan con una red de refugios disponible.
#3 La protección de las personas y la reducción de las desigualdades debe ser un objetivo principal en la adaptación de los municipios al cambio climático, pero sólo cuatro de los planes revisados (Barcelona, Cáceres, Valencia y Zaragoza) tienen un eje o línea de acción con el necesario carácter social.
#4 Aunque todos los planes incluyen alguna medida de infraestructura verde, hay mucha disparidad en cuanto a su extensión, variedad y ambición. Renaturalizar las ciudades debe ser más que una moda y pasar a ser una verdadera transformación urbana.
#5 La mayoría de los planes carecen de objetivos medibles, sin los cuales los planes quedan vacíos de ambición y dirección. Tan sólo dos planes (Barcelona y Bilbao) dan un valor cuantitativo a las medidas que plantean.
#6 Los planes deben basarse en estudios locales de vulnerabilidad y mapas de impacto del calor extremo en las distintas áreas del municipio, para invertir recursos en zonas y medidas prioritarias. Sin embargo, tan sólo Barcelona cuenta con un estudio detallado de vulnerabilidad. La mayoría (8 ciudades) no tienen ningún tipo de estudio o cuentan sólo con un análisis parcial (5 ciudades).
Elaborar estos planes es sin duda un primer paso positivo por parte de los Gobiernos municipales, pero deben adecuarse a la urgencia necesaria y avanzar en su aplicación. Las olas de calor están provocando muertes cada año y no hay tiempo que perder. Adaptar los municipios al calor extremo no es un capricho, es una cuestión de salud pública y de equidad. Se trata de salvar vidas sin dejar a nadie atrás.
Si quieres saber más sobre este análisis, consulta el informe completo aquí