Nos movemos hacia un escenario de crisis climática en el que el acceso al agua cada vez va a ser más complicado, y las grandes empresas que están ocupando el campo español tendrán muchas más posibilidades de acceder y exigir cuando escasee. Este estudio nos ha permitido constatar que esa exigencia de agua no es para garantizar la soberanía alimentaria del país ni para fijar población en el campo, ni para generar riqueza entre los agricultores pequeños, es para poder exportarla en forma de frutas y verduras, y generar así abundantes beneficios para las empresas exportadoras, que solo en 2024 ascendieron a cerca de 18.000 millones de euros.
Aprendizajes y conclusiones
#1 España exporta más del doble de agua en forma de productos agrícolas de la que consumen los hogares españoles en un año. Son cinco CCAA desde las que se exporta el agua en un 84,1 %: Comunidad Valenciana (33,1 %), Andalucía (16,6 %), Catalunya (15,6 %), Región de Murcia (13,6 %) y Aragón (5,2 %). Mientras las provincias más destacadas son Valencia, Murcia, Lleida, Alicante, Almería y Castellón.
#2 En las provincias del sureste español es dónde la escasez de agua es más acuciante y también dónde más se concentra la industria hortofrutícola responsable de la exportación del agua.
#3 De todos los productos agrícolas, los que más agua sustraen para la industria hortofrutícola de exportación son las frutas, frente a las hortalizas o productos secos. Las frutas son responsables del 66 % del agua exportada.
#4 Hay tres grupos de cultivos principales que son los que acumulan el 67 % del agua exportada desde España: cítricos, frutas de hueso y frutos secos. En concreto estos son los productos más influyentes en esta cifra: melocotones (16,9 %), mandarinas (11,1 %), almendras (10,5 %), naranjas (8,6 %), limones (5,4 %) y albaricoques (4,7 %).
#5 Cruzando los datos de cultivos y provincias de exportación, estos serían los cinco productos que más contribuyen a la huella hídrica total: mandarinas de Valencia, melocotones de Lleida, naranjas de Valencia, mandarinas de Castelló y almendras de Alacant.
Los principales países destinatarios del agua exportada en forma de productos agrícolas son: Alemania (25,1 %), Francia (18%) e Italia (10,6 %), Reino Unido (7,6 %), Portugal (6,7 %) y Países Bajos (5,7 %). Solo el agua importada por Alemania es algo más de la mitad de lo que registran todos los contadores de los hogares españoles en un año.
El modelo agrario que describen las conclusiones de esta investigación es insostenible y no puede perdurar. La crisis climática avanza y la industrialización del campo español, impulsada por grandes corporaciones y fondos de inversión, está llevando a nuestros recursos al límite.
Es urgente un cambio de rumbo: el sistema agrario debe garantizar la sostenibilidad alimentaria del país y la viabilidad de quienes trabajan y viven de la tierra, en lugar de estar diseñado para enriquecer a unas pocas empresas que exprimen hasta la última gota de agua en su beneficio.
Demandas
La inversión pública y las subvenciones que acompañan a los sistemas de regadío, en lugar de actuar como un agente activo de modernización, concentran la tierra en menos manos y benefician principalmente a los agricultores intensivos a gran escala, reforzando la idea del «control del agua como una nueva oportunidad de negocio. (Albizua et al. 2019).
El reciente informe de Greenpeace sobre la Revolución Alimentaria ya señala que para avanzar en la transición hacia un Modelo Alimentario Sostenible (M.A.S) es necesario frenar la agricultura de regadío industrial de grandes empresas y especuladores, y adaptar la producción actual en función de la disponibilidad de agua de los modelos climáticos.
En este sentido hay que señalar la importante implicación que debe tener el sector y las administraciones que son responsables de la gestión del agua y de promover modelos industriales que se adapten al nuevo y futuro contexto climático. Estas son algunas de nuestras principales demandas:
#1 Reconocer legalmente el agua como un derecho humano y bien común, no como mercancía ni instrumento de especulación; así como, la alimentación como un derecho, no como un negocio para unos pocos. El agua no puede seguir subsidiando la exportación de frutas y verduras a costa de la escasez en el territorio español.
#2 Establecer políticas que regulen el volumen de agua exportada indirectamente mediante cultivos de alto consumo, priorizando la sostenibilidad sobre la competitividad a corto plazo. Fijar límites obligatorios de huella hídrica para determinados cultivos en zonas de estrés hídrico.
#3 Frenar el incremento de la superficies de regadíos y la conversión de tierras de secano a regadío. En un escenario de sequías crecientes y disponibilidad decreciente por el cambio climático, seguir ampliando regadíos es irresponsable e insostenible.
#4 Reparto o reasignación social del agua disponible, con criterios de transición hídrica justa, discriminando positivamente a la agricultura familiar, social y profesional.
#5 Cumplimiento estricto de la Directiva de Nitratos y reducción de forma drástica la contaminación del agua por nitratos. Esta contaminación en España afecta de forma grave las aguas superficiales y de forma aún más preocupante las subterráneas, las reservas estratégicas de agua. La contaminación del agua es otra forma de escasez.
#6 Desligar la modernización de regadíos del incremento de producción. El agua que se puede ahorrar con la eficiencia debe volver a la red de drenaje natural y los acuíferos. Es especialmente importante defender y preservar los caudales ecológicos, así como poner coto a los pozos ilegales y otras formas de robo de agua.
#7 Implementar mecanismos de transparencia y participación ciudadana en la toma de decisiones sobre concesiones y uso del agua.
*Puedes consultar nuestras metodología y las tablas de datos desglosados por Comunidades Autónomas