Desde que estalló la guerra en Ucrania, cerca de 3,6 millones de personas se han visto obligadas a dejar sus hogares y cruzar la frontera a países vecinos como Eslovaquia, Rumanía, Moldavia, Polonia y Hungría, haciendo de esta la crisis de refugiados que más rápido crece en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Se estima que otros 6,5 millones de personas están desplazadas dentro del propio país, devastado por la guerra, y alrededor de 12 millones están atrapadas y no pueden salir de las zonas que ahora son campo de batalla.
Aunque Greenpeace no tiene oficina en Ucrania, estamos en contacto con personas en terreno para monitorear la situación y evaluar qué tipo de recursos se necesitan. Nuestras oficinas en los países vecinos de Polonia, Hungría, Eslovaquia, Bulgaria y Rumanía están trabajando estrechamente con las ONG de ayuda humanitaria y apoyando a personas refugiadas, organizaciones locales y ayuntamientos, gracias a la experiencia para actuar en estados de emergencia de nuestro personal y activistas.
Además del componente humano, nuestras oficinas en el centro y este de Europa están ofreciendo sus almacenes como campamentos base para que las ONG se coordinen, apoyando con el transporte y la logística, recopilando listados de médicos que estarán disponibles para brindar sus servicios a los refugiados, comprando chalecos reflectantes para traductores y voluntarios, y organizando concentraciones de paz y solidaridad en las capitales, entre otras cosas.
Aún se espera que pueda llegar un mayor número de refugiados en las próximas semanas. Esto es lo que nos cuentan nuestros compañeros y compañeras desde los distintos países:
Greenpeace Polonia
«Más de 2 millones de ucranianos han cruzado a Polonia. Algunos solamente están de paso, pero la mayoría está buscando un lugar donde quedarse por más tiempo, y eso empieza a notarse en la densidad de población en Varsovia. La primera ola de ayuda a nivel nacional está disminuyendo, por lo que la mayor parte de la ayuda aún procede de las personas voluntarias. El Gobierno adoptó una nueva ley para facilitar el apoyo en temas legales a las personas refugiadas, con alguna ayuda significativa, pero al mismo tiempo impulsó varias regulaciones para aumentar el poder de la policía militar, incluyendo la violación de las libertades civiles, más vigilancia y acceso a datos personales».
Greenpeace Rumanía
«Nuestra oficina abrió sus puertas para alojar a madres ucranianas con niños, en colaboración con un grupo local informal llamado ‘Madres que ayudan a madres’. Colocamos colchones, un parque infantil, alimentos y suministros sanitarios, internet, etc. Decenas de personas han utilizado este espacio, ya sea en tránsito o en busca de un alojamiento a largo plazo en Rumanía. Además, instalamos tiendas de campaña en dos estaciones de autobuses internacionales a las que llegan refugiados de Moldavia, y donde voluntarios de Greenpeace los recibían con té caliente, refrescos, electricidad, agua, primeros auxilios, traductores e información».
Greenpeace Bulgaria
«La frontera entre Rumanía y Bulgaria ha estado muy concurrida. Muchos refugiados ucranianos están llegando con coches, furgonetas y autobuses y hay un atasco enorme en los puestos de control fronterizos. También en diferentes ciudades de Bulgaria se han abierto centros de acogida para refugiados. Nuestro almacén se utilizó como centro logístico para recibir ayuda humanitaria y transportarla a Ucrania, pero ahora se ha reubicado en un espacio más adecuado donde los refugiados que llegan a Sofía pueden acudir en busca de alimentos, ropa, mantas, productos de higiene, etc. Hay muchísima gente. Mientras tanto, nuestros activistas han ocupado el Ministerio de Energía con demandas de independencia energética y renovables, no guerra».
Greenpeace Hungría
«En la frontera hay civiles y organizaciones humanitarias como Cruz Roja, Bautistas, Cáritas o La Orden de Malta, cada vez más coordinados. El Gobierno finalmente ha cambiado su enfoque y ha empezado a tomar el control lentamente. La administración y la burocracia en torno a los inmigrantes y refugiados está en muy mal estado, debido a la constante campaña de odio desde 2014 en adelante. El Estado está retransmitiendo propaganda rusa en todos sus canales, pero la respuesta de la sociedad es en su gran mayoría muy solidaria. Cada lunes, nuestros voluntarios realizan la recogida y redistribución de ayuda y material donde se necesite, sumándose a las organizaciones que están presentes en las estaciones de tren. Nuestra campaña todavía se centra en denunciar la dependencia energética de fuentes rusas».
En estos tiempos tan turbulentos, todos buscamos formas de canalizar nuestro malestar hacia algo útil y constructivo. Ahora mismo no estamos utilizando la marca Greenpeace en ninguna de nuestras actividades humanitarias, por lo que no verás a nuestros voluntarios y personal usando ropa con el logo de Greenpeace en tareas de acogida.
Protestas
Al mismo tiempo, seguimos centrando otra parte de nuestro trabajo en acciones pacíficas, poniendo el foco en denunciar la dependencia del petróleo, el uranio y el gas rusos y exigir una transición rápida hacia la energía renovable y la eficiencia energética para garantizar un futuro verde, justo y en paz para todas las personas. Por el momento hemos realizado protestas en Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Eslovenia, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Hungría, Italia, Nueva Zelanda/Aotearoa, Países Bajos, Polonia, Reino Unido, Suiza y, por supuesto, España.