Gracias a las ZBE se mitigan los efectos nocivos que el uso excesivo del coche provoca en nuestras calles. De esta forma, conseguimos mejoras tangibles en ámbitos como la salud pública, la eficiencia energética, la equidad social o el urbanismo. Estas son algunas de ellas:
#1
Mejorar la calidad del aire actuando sobre los vehículos que registran más emisiones de sustancias contaminantes locales, como el dióxido de nitrógeno (NO₂) o el material particulado (PM), así como una reducción de la contaminación acústica e, indirectamente, del ozono troposférico.
“Respirar aire limpio es un derecho esencial”
#2
Contribuir a mitigar la crisis climática mediante la reducción de gases de efecto invernadero (GEI). En nuestro país, solo el transporte por carretera supuso el 27,6% de todas las emisiones de GEI durante 2021.
“Menos coches = menos CO2”
#3
Promover un cambio modal hacia formas de transporte sostenibles, aumentando la eficacia del transporte colectivo y mejorando la equidad social.
“Con menos coches se camina mejor; voy más en bici y tardo menos cuando voy en bus”
#4
Mejorar la eficiencia energética en el transporte al incentivar los modos sostenibles y la electrificación del parque de automóviles.
“Menos coches y más limpios cuando éstos sean imprescindibles”
#5
Recuperar espacios públicos antes acaparados por el coche, incrementando las zonas verdes, con más accesibilidad y fomentando la calle como espacio estancial.
“Cuando hay menos tráfico la calle vuelve a ser para todas las personas”