Como hemos visto, el calor no es ninguna broma. Por eso, es imprescindible que prestemos atención a los avisos oficiales y en medios anunciando olas de calor, prepararnos adaptando lo más posible nuestros horarios y actividades para evitar las altas temperaturas, ser prudentes, conocer dónde hay en nuestros municipios refugios ante el calor, y ayudar a nuestros vecinos y vecinas más vulnerables. Pero no todo depende de ti, claro. Las Administraciones tienen un papel esencial. Estas son algunas medidas que podemos tomar y exigir:
Autoprotégete durante las olas de calor
Adquirir hábitos sencillos pueden marcar la diferencia para poder pasar una ola de calor de forma más confortable y con menos riesgo para nuestra salud.
- Mantener la hidratación a lo largo del día.
- Evitar salir a la calle en las horas de mayor calor.
- Llevar ropa ligera y de colores claros.
- Darse duchas cortas si es necesario para refrescarse.
- Mantener la casa en sombra o buscar espacios cercanos donde refrescarte si la vivienda es inadecuada.
Apóyate y apoya en tu entorno
En colectivo aumenta nuestra capacidad de adaptarnos a los cambios, es decir, aumenta nuestra resiliencia. Las redes comunitarias son enlaces indispensables entre los servicios sociales y/o sanitarios de los municipios y las poblaciones más vulnerables e incluso llegan a suplir la mala o inexistente gestión de las Administraciones públicas.
Habla con tu familia, tus amigas y amigos o tus vecinas y vecinos para saber qué necesitáis y en qué podéis ayudaros.
Pregunta a tu asociación vecinal más cercana sobre iniciativas en marcha o cómo sumar las demandas de adaptación a sus actividades y movilízate junto a tus vecinos y vecinas. Organízate para trabajar por tu ciudad y exigir a tu Ayuntamiento que tome medidas.
Protégete del calor en casa
En este nuevo escenario climático de olas de calor, nuestros hogares han de transformarse en nuestro primer refugio climático.
Por un lado, podemos mantener la casa fresca. Por ejemplo: bajar toldos y persianas antes de que comience a dar el sol; crear corrientes dentro de casa cuando baje la temperatura para que salga el calor y se refresque el interior de la vivienda; o mover el aire utilizando ventiladores o aire acondicionado (a una temperatura de 24 ºC, y sólo como recurso complementario, para limitar el consumo energético y su posible impacto sobre el cambio climático).
También podemos mejorar el aislamiento de la vivienda. El doble cristal o cierres herméticos en puertas y ventanas disminuye la entrada de calor y evita que salga el aire fresco. Tener vegetación en terrazas, ventanas o paredes ayuda a aislar y refrescar la vivienda.
Es esencial que las Administraciones públicas establezcan los mecanismos y herramientas para facilitar el aislamiento y la adaptación general de las viviendas, priorizando a las personas más vulnerables.
Protege a los animales
Para los animales silvestres, especialmente pájaros, coloca bebederos en zonas que estén a la sombra durante las horas de más calor con recipientes no muy profundos y que no resbalen, como platos de barro.
También puedes crear pequeños refugios de sombra en tu balcón o jardín.
Tus mascotas también necesitan una atención especial en momentos de temperaturas elevadas:
- Evita paseos en las horas de mayor calor y limitar el ejercicio.
- Pon agua fresca a su disposición en un lugar de sombra.
- Dales de comer en las horas de menor calor.
- Asegúrate de que tengan un espacio de sombra si están en el exterior.
- Cepilla su pelo con frecuencia.
- Evita que paseen por superficies calientes como el asfalto.
- Los animales de pelaje claro, corto o fino son especialmente sensibles al sol y pueden desarrollar quemaduras solares. No los expongas en exceso.
Pídele a tu Ayuntamiento que adapte tu ciudad al calor: ‘Más árboles, menos calor. ¡Ciudades más verdes ya!