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A poco días del comienzo de la 16ª Conferencia de las Partes del Convenio de Diversidad Biológica (CBD) que se celebra en Cali (Colombia), activistas de Greenpeace han descolgado hoy una gran pancarta con la imagen de Ana Botín en el Edificio Pereda, antigua sede principal del banco Santander, para denunciar la vinculación del banco con la destrucción de la biodiversidad y el agravamiento de la crisis climática.

Se había quedado una bonita mañana en la bahía de Santander. Pese a las inclemencias, estaba siendo agradable pasear por su antigua zona portuaria hoy convertida en un espacio de cultura y recreo. A un lado la ciudad y sus edificios monumentales; al otro, sobrepasando con la mirada la bahía, la Playa del Puntal y la localidad de Pedreña. Caminando entre los jardines de José María Pereda (un novelista español del siglo XIX), disfrutando del bonito Palacete del Embarcadero construido en 1932 o admirando la imaginación del arquitecto Renzo Pizano, diseñador del moderno Centro Botín, inaugurado en 2017. 

Pero el día no estaba para contemplar el paisaje urbano. La tremenda deuda ambiental y social del Banco Santander invitaba a denunciar la hipocresía de esta entidad financiera en el mismo corazón de su origen y de su historia.  A pocos días de comenzar la Cumbre de la Biodiversidad en Colombia y escuchar el mensaje que ha elegido el país anfitrión ( “Paz con la Naturaleza”), es obligado recordar que la actividad de algunas empresas sigue siendo la guerra, una agresión continua contra la naturaleza.

Ahora mismo, una enorme pancarta con la imagen de Dª Ana Patricia Botín-Sanz de Sautuola O’Shea cuelga de un imponente edificio lleno de andamios. Esta construcción, de más de un siglo de historia, albergó durante décadas la sede del banco Santander. Es donde se anunció la primera Junta General de Accionistas de Banco Santander, allá por 1857, pasando a ser posteriormente la sede social del banco. Ahora en obras, el edificio albergará, dice el banco Santander, “un centro cultural dedicado al arte y la tecnología, con un fuerte enfoque educativo, medioambiental y social”. Sí, has leído bien, “medioambiental y social”.

A la dilatada historia del Edificio Pereda habrá que sumar ahora esta imagen de Ana Botín en un aeropuerto, con una motosierra, una maleta llena de dinero, rodeada de incendios forestales y regodeándose de su contribución con la deforestación. “Deforestando”, reza la pancarta que incluye la figura de la presidenta del banco emulando a la cantante Aitana Ocaña y la campaña publicitaria de “bienestando”.

El Banco Santander está en guerra con el planeta

La mañana no estaba para paseos por el muelle, pero sí para admirar la primera acción de Greenpeace en esta ciudad con el objetivo de denunciar que el Banco Santander lidera las entidades financieras españolas en cuanto a contribución con la destrucción de la biodiversidad y elagravamiento de la crisis climática. Y también su participación en la inseguridad global, a través de su apoyo a empresas del sector armamentístico y en regiones en conflicto, como el que afecta en estos días a Oriente Medio. Pero no acaba aquí la cosa. Si sumamos que esta entidad financiera es líder en falta de transparencia fiscal – según un informe de Intermón Oxfam–  el futuro proyecto del Faro Santander tendrá el dudoso honor de formar parte de la obra social de un banco que encabeza el ranking de empresas del IBEX35 con filiales en los mal llamados “paraísos fiscales”. En realidad, “guaridas fiscales” utilizadas para ocultar dinero y evadir impuestos.

Toda esta realidad no es precisamente lo que el banco escribe en sus Memorias de Sostenibilidad y lo que comunica a sus clientes y accionistas. Por contra, Ana Botín enfatiza de manera cínica la cara amable de su negocio, enorgulleciéndose de apoyar la “transición verde”. Desde 2019, según informa el banco, ha financiado o facilitado 33.800 millones de euros en financiación verde y promete aumentar esta cifra hasta los 220.000 millones de euros para 2030, y bla, bla, bla… Pero no piensa en abandonar la financiación de los sectores económicos que agravan la crisis climática y de biodiversidad o la industria vinculada a los conflictos bélicos. 

Recientemente, la CEO del Santander, Ana Botín se ha sumado a más de un centenar de directores ejecutivos y altos ejecutivos integrados en la Alianza de CEO Líderes por el Clima que ha elaborado una carta abierta a los líderes políticos y empresariales mundiales en la que les animan a “redoblar los esfuerzos” en la acción contra el cambio climático durante la próxima cumbre de Cambio Climático, la COP29, que se celebrará el mes que viene en Azerbaiyán. En el manifiesto señalan que los gobiernos no pueden actuar solos por lo que «hacemos un llamamiento a los líderes empresariales para que se comprometan estratégica y financieramente con el objetivo de cero emisiones netas».

No se puede ser más cínicos. Nuevamente, los mismos líderes empresariales que están en guerra con el planeta piden marcos económicos favorables que les permitan ganar dinero de la transición ecológica, pero hacen lobby para que nadie les prohíba o limite seguir prestando servicios financieros a los que destruyen el clima y la biodiversidad.  

Para decir esto hemos venido a Santander y hemos colgado esta pancarta. Necesitamos que el Banco Santander deje de invertir en los sectores económicos que están destruyendo nuestra casa común. Señora Botín, ¡firme la paz con el planeta YA!