En noviembre de 2017 22 activistas de Greenpeace Francia realizaron una acción de protesta en una central nuclear de EDF, la principal empresa francesa de generación y distribución eléctrica, en Cruas, al sur del país. Tanto las personas que realizaron la acción como la propia organización fueron procesadas, además del responsable de su campaña nuclear, Yannick Rousselet, por complicidad.

Ayer el juzgado de Privas, en Ardèche emitió su veredicto. 19 activistas están condenados a cuatro meses de prisión suspendida y una multa de 500 euros. Tres que ya había sido condenados a 4 meses de prisión suspendida estarán 18 meses en libertad condicional y recibirán una multa de 500 euros. Yannick, por su parte, ha sido absuelto, y Greenpeace Francia ha sido multada con 25.000 euros. El daño moral se fija en 50.000 euros para EDF como beneficiaria, y las pérdidas materiales serán evaluadas por un experto y se decidirá en una audiencia en diciembre de 2018.

Son buenas noticias para el activismo: a pesar de la voluntad de EDF para atacar a los activistas, ninguno de ellos ha sido condenado a prisión. La estrategia de exigir duras sentencias de cárcel y daños colosales a Greenpeace para disuadirnos de denunciar a EDF por el riesgo nuclear ha fracasado. Vamos a seguir denunciando las vulnerabilidades de seguridad de las centrales nucleares de EDF y los riesgos que representan para toda la población europea.