• Cristina Pedroche ha vuelto a dar la campanada y esta vez no ha sido solo por su famoso vestido, que ya es un hito anual para millones de espectadores, sino por la historia que ha querido transmitir. Este año “el vestido de la Pedroche”, en colaboración con Greenpeace, nos ha recordado que tenemos un reto vital para 2024 y los años venideros: SALVAR EL AGUA.

Hay algo mágico en la noche del 31 de diciembre que, por unas horas, las que rodean al ritual de comernos las uvas, nos embriaga a todas el superpoder de creer que todo va a ser distinto, y mejor, en el año nuevo que comienza. Y entonces llegan los buenos propósitos, los que pensamos para nosotras y los que soñamos para el mundo en el que vivimos.

Esta Nochevieja, millones de hogares han entrado en 2024 compartiendo con Cristina Pedroche y con Greenpeace el propósito de #SalvarElAgua, tras un 2023 marcado por fuertes sequías y que se despide con restricciones para más de 9 millones de personas en España. 

Un vestido de materiales orgánicos y biodegradables

Todo el estilismo para esta noche tan especial es una alegoría del agua limpia necesaria para la vida, y está inspirado en la ninfa fluvial. Todos los materiales utilizados para su fabricación son biodegradables u orgánicos. La icónica capa, que al retirarse descubre el famoso vestido de las campanadas, está hecha con un tejido de 100% lana reciclada sobre el que crecen de forma natural la planta del amaranto rojo y las alegres capuchinas. Un hermoso recordatorio, en una fecha tan importante, de que somos naturaleza, y de que cuidar el planeta y cuidar el agua es cuidar también nuestras vidas. 

Cuando hace unos meses Josie, el conocido periodista de moda y director creativo del evento, nos propuso una colaboración desinteresada con Cristina Pedroche, en sus décimas campanadas, para hablar del problema del agua, por el que ambos tienen una enorme preocupación, enseguida vimos en esta colaboración la oportunidad que necesitábamos para compartir con millones de personas, en un momento de máxima atención, la urgencia de actuar para proteger y cuidar un recurso tan esencial para la vida. Luego, conocimos a la diseñadora del vestido, Paula Ulargui, que nos contó cómo pensaba integrar plantas vivas en las prendas, su manera de invitarnos a reconectar con la naturaleza.

«Vimos en esta colaboración la oportunidad para compartir con millones de personas, en un momento de máxima atención, la urgencia de actuar para proteger y cuidar un recurso tan esencial para la vida: el agua»

De ahí formamos un equipo que ha trabajado intensamente en los últimos meses con el propósito compartido de convertir en protagonista de estas campanadas al agua, fuente de vida. Con Josie como director de orquesta y artífice de la propuesta, inspirada en su propia vivencia personal de descubrir un pozo contaminado muy cerca de su casa. En estos meses de trabajo contrarreloj, Josie, Cristina Pedroche, Paula y todo el equipo de Greenpeace y colaboradores nos hemos movido con la pasión y la convicción de quienes quieren con todas sus fuerzas contagiar de su propósito a millones de personas en España. Y lo hemos hecho además con mucho sigilo y discreción para preservar hasta el mismísimo momento en el balcón en la Puerta del Sol el misterio del vestido de este año (de hecho, buena parte del equipo de Greenpeace no sabía nada y se ha enterado tomando las uvas junto al resto de la audiencia: gracias por vuestra comprensión, compis) . Solo así se hace la magia. 

Nuestro planeta Tierra, el hogar en el que vivimos, está formado en tres cuartas partes por agua. Lo mismo que nuestros cuerpos. En total, se calcula que en la Tierra hay más de 1.200 trillones de litros de agua y nos hace falta cada gota, sobre todo si tenemos en cuenta que solo el tres por ciento es agua dulce. 

No hay agua para tanto regadío

España es el país más árido de Europa y el 75% del territorio está en riesgo de desertificación. Cada vez hay menos agua porque llueve menos y hace más calor, por la crisis climática. Y por si fuera poco, la poca agua que tenemos está contaminada, muchas veces por nitratos provenientes de las macrogranjas, se roba o se malgasta en regadíos intensivos; por ejemplo, ¿sabías que el 80% del agua dulce se gasta en campos de regadío, en gran medida intensivo? ¿Y que toda esa superficie de regadío en nuestro país ocupa un área del tamaño de Suiza? ¿O que el 44% de nuestros acuíferos, nuestras reservas de agua para el futuro, están en mal estado por contaminación y/o sobreexplotación? Esto tiene un impacto directo en el planeta y en la salud de las personas que lo habitamos. 

Nuestro planeta tiene límites y el agua dulce es uno de ellos. La actividad humana – regadíos excesivos, deforestación, contaminación – está alterando el ciclo del agua dulce por encima de lo que nuestro planeta Tierra puede amortiguar. Si superamos ese límite, el planeta perderá estabilidad y resiliencia, y el mundo qule conocemos ya no volverá a ser el mismo. 

Muchos de los propósitos que hacemos al adentrarnos en un nuevo año son más fáciles de plantear que de cumplir. Suele pasar que, a los pocos meses, los abandonamos porque ya no parecen tan al alcance. Todo lo contrario de lo que nos pasa en Greenpeace. Nuestro propósito de conseguir un reparto justo, sostenible y equitativo del agua va a permanecer intacto cada día en 2024. No es un superpoder; es la fuerza que nos dan nuestros socios, socias y todas las personas que nos apoyan. 

Cuidar entre todas la casa en la que vivimos, nuestro planeta, y que le vamos a dejar a nuestras hijas es el mejor regalo que nos podemos hacer este y todos los años. Porque salvar el agua es salvar la vida. Cuidar el planeta es cuidarnos las unas a las otras. 

Feliz año 2024 verde y en paz para todas.

Edurne Rubio, directora de Comunicación y Márketing de Greenpeace España.