Entrada de blog por Nanqui Soto - 08-04-2020


De la Gran Recesión a la crisis del Covid-19: lecciones aprendidas

En los próximos días la sociedad española espera atenta la confirmación de que ya hemos alcanzado el pico de infecciones, pacientes hospitalizados y fallecimientos por la pandemia causada por el coronavirus. Nuestros pensamientos están con las personas que están viviendo esta enfermedad de primera mano o que han perdido a sus seres queridos.

Y mientras esperamos ver la luz al final de este largo túnel surge el debate de cómo vamos a coser el enorme roto económico y social ocasionado por el confinamiento y el parón económico durante esta crisis sanitaria.

El científico Albert Einstein dejó escrita para la posteridad la máxima “si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Inspirados por esta sentencia, Greenpeace España hace público hoy un documento titulado “De la Gran Recesión a la crisis del COVID-19: lecciones aprendidas, en el que hacemos un breve repaso por la respuesta gubernamental a la anterior crisis económica y social de 2008, conocida como Gran Recesión, provocada por la quiebra de Lehman Brothers y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España.

El documento hace un recorrido por los recortes en políticas sociales y ambientales; el hachazo a las energías renovables y aplazamiento de la transición energética; la desprotección del territorio y destrucción de la biodiversidad y mala gestión de los recursos hídricos; el olvido de la economía circular en favor del beneficio empresarial y de exonerarlos de su responsabilidad como productores de residuos; las ruinosas infraestructuras de transporte sin justificación económica ni social; la marginación del mundo rural; el rescate a las entidades financieras y olvido de las personas; y la aprobación de las leyes mordaza como respuesta a la contestación social.

La reflexión a la que llegamos es que, lejos de avanzar hacia un cambio de modelo productivo, se volvió a hablar de ladrillo, de grandes infraestructuras, de desprotección de la vida y de las viejas recetas neoliberales en el mercado de trabajo. Recetas ruinosas también desde el punto de vista económico.

El parón en el sector de las energías renovables, donde partíamos desde una posición líder, fue muy negativa para la economía. El parón y caos regulatorio no sólo supuso pasar de los 142.000 empleos en 2008 a 74.000 en 2017 (la mitad), con sus correspondientes implicaciones sociales y económicas directas sobre nuestra balanza fiscal y comercial (por nuestra altísima dependencia energética del exterior en combustibles fósiles que alcanzó el 81%). España, además, se convirtió en el país con más litigios de todo el planeta al acumular 45 pleitos internacionales, con condenas por 748 millones de euros y litigios por valor de 8100 millones de euros.

Durante la burbuja inmobiliaria en España, y bajo unas previsiones de demanda sobre infladas, se decidió la construcción de aeropuertos sin aviones y autopistas radiales sin tráfico. Estas obras innecesarias, disfrazadas de impulso económico, fueron un gran favor a nuestras grandes empresas constructoras. Pero en 2014, bajo la Gran Recesión, el Gobierno tuvo que presentar un plan de rescate de las autopistas radiales de peaje, lo que supuso un coste para las arcas públicas de 3.400 millones de euros. Estas inversiones no han hecho sino aumentar la dependencia del coche en el conjunto del país, agravando los problemas de congestión y calidad del aire que sufren nuestras ciudades y que suponen enormes costes sanitarios y sanciones por exceso de contaminación atmosférica.

Con el escándalo de las hipotecas basura y la quiebra de Lehman Brothers, las falsas soluciones durante la Gran Recesión se basaron en proteger a los bancos y grandes empresas antes que a las personas. Todavía duele el golpe de 2012, cuando el gobierno español solicitó y obtuvo de la Unión Europea un rescate bancario de hasta cien mil millones de euros (100.000 millones €) que fue utilizado para sanear el sistema financiero español a través del FROB. Se le impusieron a España 37 condiciones para acceder al rescate que iban más allá del sector bancario y que nos llevaron a un periodo de austeridad y crisis social.

Pero, como han expuesto informes sobre desigualdad en España como el de la Fundación FOESSA, los cambios en los indicadores de salud y calidad de vida de la población española durante la Gran Recesión provocaron una profundización de la desigualdad y la exclusión social. Y las mujeres fueron, una vez más, el colectivo más afectado, corroborando estudios, como el de la Universidad Pablo de Olavide, en los que se concluye que las mujeres salen perjudicadas según tres pautas: “la primera es que de las crisis se sale con una intensificación del trabajo de las mujeres, incluyendo el trabajo remunerado y, sobre todo, el no remunerado. La segunda es que el empleo masculino se recupera siempre antes que el femenino y éste último acaba siempre aún más precarizado; y la tercera que de las crisis se sale con retrocesos en los avances en igualdad conseguidos en épocas de bonanza”.

No podemos volver a tropezar con la misma piedra. Esta vez la reconstrucción no puede consistir en el olvido de la ciudadanía, el recorte de las políticas sociales y ambientales, el desprecio por la calidad del medio ambiente y la mala gestión de los recursos. Por eso vemos positivas las medidas de choque tomadas por el gobierno en los últimos días para amortiguar el golpe en los trabajadores, empresas o los alquileres de las viviendas. Y es necesario cuanto antes la aprobación de un ingreso mínimo vital que garantice la seguridad a todas las personas.

La Reconstrucción Económica y Social no puede ser un retorno al status quo y debe poner a las personas y al planeta en el centro. Debe ser un impulso renovado a la Transición Ecológica y la descarbonización de la economía, con cambios en las cadenas de valor, con nuevos objetivos en los sistemas de transporte, financiero, agroalimentario, etc. El dinero público debe ser invertido para comenzar una transformación hacia una sociedad en los que nos cuidemos las personas en el marco de la asunción de los límites planetarios y el justo reparto de los recursos. Y es necesario, además, abordar esta reconstrucción desde una perspectiva de género, que tenga en cuenta la distinta afectación en las personas según género, su participación en el ámbito sanitario y los riesgos asociados, los roles de cuidados diferenciados o los efectos desiguales en función de la vulnerabilidad.

Nanqui Soto - autor del blog.
Nanqui Soto
Licenciado en Biología por la Universidad Complutense de Madrid, Postgrado en Ordenación del Territorio por la Universidad Politécnica de Valencia y Diplomado en Educación Ambiental por la UNED. Responsable de las campañas de Bosques y Empresas y DDHH en Greenpeace España. Twitter: @NanquiSoto
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Comentarios

2 comentarios
Fernando Pulido Barrantes 08/04/2020

Me he descargado vuestra ponencia para leerla con detenimiento, ahora que hay tiempo; aunque en lineas generales estoy de acuerdo con vosotros; pues despues de no haber aprendido nada de las dos crisis del milenio, primero la terrorista, despues la financiera, esta sanitaria/económica/viral debe ser la del cambio radical en la pirámide de valores y la de proyectar una nueva sociedad social, limpia y en armonia con la naturaleza.

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Greenpeace España 21/04/2020

Totalmente, Fernando. ¡Gracias!

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