Vas a la pescadería y ves todo repleto de pescado, lubinas y doradas de “ración”, todas iguales, a un precio muy bajo que hacen realmente tentador comprarlas. ¿Cómo vas a pensar que los recursos pesqueros están sobreexplotados si cada vez que vas a comprar está todo a rebosar?

Luego hay anuncios que hacen creer que las doradas y lubinas producidas en granjas son más “sostenibles” y “saludables”. Te están engañando. 

Por primera vez, activistas e investigadores de Greenpeace, a bordo del velero Witness, hemos recorrido las costas desde Almería hasta Alicante para sacar a la luz la horrible realidad sobre las macrogranjas marinas del Mediterráneo y denunciar el maltrato a los peces y el insostenible impacto en el mar.

La acuicultura industrial fomenta la sobrepesca

Las doradas y lubinas de ración no son naturales, en estado salvaje alcanzan unos tamaños muy superiores a esos. Las macrogranjas marinas son un verdadero problema para la salud del planeta y la nuestra. Para alimentar y engordar a estos peces carnívoros utilizan harina de pescado, es decir, productos ultraprocesados. ¿Y eso qué quiere decir? Se necesitan aproximadamente 4 toneladas de pescado fresco para producir 1 tonelada de harina de pescado y, en muchos casos, este procede de países en los que disponen del pescado como fuente principal de proteína, por lo que estamos quitando alimento a personas que lo necesitan para engordar nuestras doradas y lubinas. Esto es un sinsentido. 

Altísimo impacto medioambiental por contaminación y crueldad animal 

Además, estas macrogranjas marinas generan muchísima contaminación en los océanos, la turbidez del agua de la zona es evidente, no hay casi visibilidad por la cantidad de materia que se acumula en el fondo. Utilizan productos químicos (alguicidas, bactericidas y antibióticos, entre otros) para controlar las condiciones de los peces. Eso, además de acabar diluido en el agua de mar, también acaba en nuestro organismo cuando lo comemos. Los restos de piensos y heces de tantos animales juntos acaban acumulándose en los fondos marinos, produciendo mucha contaminación por nitratos que a su vez genera daño a la biodiversidad marina. En otras partes del mundo, como Chile y Canadá, se ha demostrado que las granjas de engorde de salmón hacen que se reduzca la biodiversidad de la zona en un 50%. Todos los organismos que viven en nuestros mares tienen un papel clave y si se descompensa algo, puede tener consecuencias muy graves.

Hay miles de peces hacinados en redes intentando salir de ellas, con un elevado nivel de estrés y con poca capacidad de moverse. Pasan su vida encerrados en jaulas en mitad del mar pero, como nadie lo ve, parece que se le resta importancia. 

En España no solo producimos lubina y dorada “de ración”, también producimos otras especies como rodaballo y corvina. Por si esto no fuera suficiente, también tenemos numerosas granjas de engorde de atún rojo, los capturan en el mar con redes de cerco y los remolcan durante días hasta llegar a las granjas de engorde en las que pasarán el resto de su vida. Los atunes rojos pueden llegar a alcanzar hasta 700 kilos, cuando tienen 10 años de vida tienen un peso de unos 200 kilos, por lo que tardan bastante en crecer. Engordar a estos animales en cautividad es algo insostenible, para que engorden 1 kilo hay que darles 20 kilos de pescado, principalmente caballa, por lo que es una actividad completamente insostenible.

¿Y qué puedes hacer tú?

Si consumes pescado, fíjate en el etiquetado y consume pescado que sea procedente de la pesca artesanal y de proximidad. Así, estarás contribuyendo a la economía local, es decir, a los pescadores de toda la vida que viven del mar y lo cuidan. Trata de evitar comprar pescado de acuicultura ni de pesca industrial como el arrastre. 

Además, con tu apoyo, podemos exigir que se impida la puesta en marcha de nuevos proyectos de macrogranjas marinas, como la granja de pulpos de Canarias, las de atún rojo de Getaria y Castellón, y cualquier otra que se pretenda abrir.

¿Qué pedimos desde Greenpeace?

Hay que poner fin a las macrogranjas, en tierra y en mar, ya que no son la solución a la sobreexplotación de los océanos. Estamos produciendo por encima de nuestras posibilidades, acabando con los recursos naturales. Debemos fomentar un consumo responsable pero que la producción también lo sea, los consumidores finales no somos los únicos responsables. 

Debemos paralizar la acuicultura industrial y fomentar la pesca artesanal. Debemos crear más reservas marinas y que España ratifique el Tratado Global de los Océanos.

¡La acuicultura industrial no es la solución a la sobrepesca!