Entrada de blog por Adrián Fernández Carrasco - 22-09-2020


Cómo celebrar el día sin coches si vivimos lejos de la ciudad

Hoy se celebra el Día Internacional Sin Coches que pone fin a una Semana Europea de la Movilidad donde hemos propuesto multitud de ideas para #TransformarElTransporte. Fomentar los viajes de proximidad, evitar desplazamientos innecesarios o usar más el transporte público son medidas que contribuyen a mejorar la calidad de vida en las ciudades. Pero no todo el mundo vive en una ciudad. Y son muchos quienes nos dicen, no sin razón, que en las zonas rurales tener coche es una obligación.

¿Cómo voy a ir andando si mi colegio y mi centro de salud están en otra localidad? ¿Qué transporte público puedo elegir, cuando solo tengo un bus que pasa (con suerte) una vez al día? ¿Cómo puedo moverme en bicicleta si tengo que ir por carreteras donde los coches circulan a gran velocidad? Son preguntas lógicas cuando queremos aplicar soluciones urbanas en ámbitos fuera de la ciudad, donde hemos asumido que el coche es imprescindible. Sin embargo, esto no supone que renunciemos a trabajar por una movilidad más sostenible en las zonas rurales. Tan solo tenemos que pensar en soluciones mejor adaptadas al territorio. Hoy te contamos tres de ellas:

1. Más facilidades para un coche eléctrico y renovable

Que España sea el país de Europa con más población viviendo en pisos (65%) supone una barrera a la expansión del coche eléctrico: nos cuesta más recargarlo en casa (sobre todo si no hay garaje) y es más difícil acceder a instalaciones de autoconsumo (aunque ya es viable el autoconsumo compartido).

Sin embargo, esta problemática es menos frecuente fuera de la ciudad donde hay una mayor proporción de casas frente a pisos. Esto nos facilita poder recargar el coche en nuestra cochera o frente a nuestra casa y también poder alimentarlo mediante autoconsumo. Una inversión que cuenta con importantes ayudas públicas (como el Plan MOVES II) y que además se amortiza de forma rápida con todo el combustible que ahorramos.

 

2. Tener coche compartido es posible

Cuando hablamos de “coche compartido” pensamos en los servicios de alquiler que ofrecen grandes empresas y que, en general, se limitan a cubrir ciertas zonas de las ciudades con alta demanda de movilidad. Por suerte, también tenemos la posibilidad de tener nuestro propio coche compartido a través de las cooperativas de movilidad, una fórmula para disfrutar de las ventajas del coche sin necesidad de tener uno por persona. Algo que contribuye también a incrementar la eficiencia en el uso y reducir las emisiones de la fabricación y las baterías.

En estas iniciativas es la cooperativa quien asume el coste de un coche eléctrico, el cual es financiado de forma compartida por las personas usuarias de un mismo barrio o pueblo en función de su uso. En los últimos años son varias las cooperativas que están surgiendo en diferentes puntos del país, como eCotxe (Mallorca), Conecta MovEL (Madrid), Som Mobilitat (Catalunya), Alternacoop (Comunitat Valenciana) o Nosa Enerxia (Galicia). Un modelo basado en las cooperativas energéticas donde es la propia ciudadanía -y no las empresas de automóviles- quienes controlan cómo moverse de forma eficiente y sin ánimo de lucro, simplemente compartiendo costes.

 

3. Transporte público a demanda

No debemos olvidar que el acceso al automóvil está limitado a las personas que pueden conducir. En ámbitos como el rural, el envejecimiento de la población es un factor que condiciona su autonomía personal. Las administraciones tienen el deber de garantizar el derecho a la movilidad sin importar la edad, condición física o renta.

Pero cuando la demanda es muy dispersa, el transporte público tradicional no es efectivo y, además, resta recursos de otras necesidades. La dependencia del coche es tan elevada que el transporte público queda reducido a unos irrisorios servicios mínimos de un bus al día, a veces ni eso. El transporte a la demanda puede ayudar en este aspecto: en estos sistemas (ya en marcha en varios puntos del país) el autobús solo pasa cuando ha sido solicitado previamente. En algunos casos incluso su recorrido se diseña en función de las solicitudes que haya recibido. De esta forma se pueden incrementar las posibles combinaciones y los horarios de servicio pero manteniendo unos costes operativos reducidos. Tenemos el bus disponible, pero solo circula cuando lo vamos a utilizar. Para solicitar el servicio se puede llamar por teléfono o usar una app móvil. Una solución barata y flexible y que debe servir de estímulo para acabar con la brecha digital en la población y la falta de acceso a internet en muchos hogares.

La movilidad sostenible no es un patrimonio exclusivo de las ciudades. En las áreas rurales también se puede trabajar para reducir el impacto del transporte al mismo tiempo que se mejora la accesibilidad y la calidad de vida de sus habitantes.

Cuando tener un automóvil se convierte en una obligación para vivir, deja de ser el símbolo de libertad que nos quieren vender los anuncios de coches.

Adrián Fernández Carrasco - autor del blog.
Adrián Fernández Carrasco
Ingeniero de Obras Públicas, especializado en Transporte, y Máster en Movilidad y Seguridad Vial por la Universidad Politécnica de Madrid. Responsable de la campaña de Movilidad en Greenpeace España. Twitter: @adri_fc
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Comentarios

1 comentario
Juan Carlos Otazu Pipaòn 24/09/2020

Las ansías de libertad nos acompañan hasta hoy en día , eso si con un libertinaje que las supera realmente , traduciéndose esto en coches que creyéndonos que nos dan libertad de movimientos , nos esclavizan . Todo esto tutelado por un sistema consumista que no ve más allá de su propio ombligo . Con todo esto quiero expresar mi desacuerdo con las personas responsables de la movilidad de tantísimas personas .

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