Escribo desde un profundo reconocimiento a la vida de Mario Gaviria y desde mi pena por su fallecimiento ayer, 7 de abril. Mario, Premio Nacional de Medio Ambiente 2005 por su contribución a la conservación de los recursos naturales y su importante papel en la introducción del pensamiento ecológico en España, es sin duda un referente. En los años 1960-70 contribuyó a la construcción del pensamiento y movimiento ecologista. En 1974, actuó contra la instalación de una central nuclear en la Marina de Cope (Región de Murcia) y coordinó el movimiento en los inicios de la oposición nuclear española, cuando en la época franquista y primeros años democráticos se plantearon hasta 37 proyectos de centrales nucleares. Suficiente para mostrar a cualquier persona con sensibilidad medioambiental y preocupación por el riesgo nuclear que hablo de un hombre imprescindible.

Pero personalmente se hizo para mí extraordinario cuando le conocí. En 2012 Mario convocó en su casa familiar, en Cortes (Navarra), a un grupo de pioneros antinucleares. Con esta idea Mario y su gran amigo José María Perea reanudaron e intensificaron su actividad antinuclear. Dos años más tarde conseguiría filmar el documental Requiem Nuclear, motivo por el que motivo por el que recibí una llamada suya para participar. Me resultó sorprendente que fuera él quien me llamara a mí, pero esto demuestra que siempre fue un paso por delante. Conocí a un hombre extraordinario, incombustible, humilde, con un enorme sentido del humor y muy alegre. A partir de este momento tuve la gran suerte de contar con él, desde unas jornadas sobre participación ciudadana y derechos humanos frente al riesgo nuclear que organizamos en Greenpeace, hasta compartir algunas aventuras televisivas. Por eso el año pasado, cuando se anunció el cierre definitivo de Garoña, no sólo pensé en los beneficios para el medio ambiente, también en la buena noticia que significaba para este maravilloso pionero de la lucha antinuclear.

Desde Greenpeace mandamos un gran abrazo a todas las personas que le han cuidado y agradecemos el legado de su lucha incansable para continuar avanzando hacia un mundo mejor, más verde y en paz.