Entrada de blog por Pedro Zorrilla Miras - 18-07-2024


No es solo una ola de calor, son 13 meses de récord: ¿quién debe pagar?

Durante esta primavera y principios de verano, en España nos hemos salvado. Nos hemos salvado de las olas de calor que hemos sufrido los últimos años y que sí han sufrido otros países este año. Ahora sin embargo no nos escapamos, y tenemos de nuevo días con temperaturas récord. Estas altas temperaturas y olas de calor tienen efectos en la salud gravísimos: provocan partos prematuros, agravan enfermedades de salud mental, alteran el sueño, aumentan los suicidios, agravan otras enfermedades ya existentes (cardíacas, respiratorias, renales o neurológicas), llegando a provocar cada año miles de muertes prematuras. En concreto, en España murieron más de 8.000 personas entre 2022 y 2023 a causa del calor, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo).  

Hasta ahora, este año en España no hemos sufrido esas terribles altas temperaturas, pero a nivel mundial se ha vuelto a producir un récord de la temperatura media: llevamos 13 meses seguidos en los que la temperatura media mundial está fuera de los rangos conocidos hasta ahora, superando los récords de temperatura media cada mes. Esto ha hecho que la temperatura entre julio 2023 y junio 2024 sea la más alta registrada hasta ahora: 1,64 °C más caliente que en tiempos preindustriales.

Estos récords de temperaturas han venido acompañados de desastres naturales por todo el mundo: desde China y la India hasta Grecia e Italia, desde Arabia Saudita hasta Jamaica y Estados Unidos, las inundaciones, los incendios y las olas de calor han destrozado hogares, se han cobrado vidas y han dañado la salud de las personas, lo que ha costado al mundo más de 41.000 millones de dólares en daños en los primeros meses del año, según un informe reciente de Christian Aid. Y mientras la gente sufre, las grandes petroleras obtienen enormes dividendos y rentabilidades: más de 2.800 millones de dólares cada día durante los últimos 50 años.

«Mientras la gente sufre, las grandes petroleras obtienen enormes dividendos y rentabilidades: más de 2.800 millones de dólares cada día durante los últimos 50 años»

Ante estos desastres, en Greenpeace nos preguntamos quién tiene que pagar por esos desastres

¿Quién tiene que pagar por la crisis climática?
  • ¿Tenemos que pagarlo la ciudadanía? ¿Con nuestra salud, quedándonos sin casa, con la pérdida de nuestros seres queridos? En España miles de agricultores han sufrido en sus cultivos una sequía de más de dos años, y la ciudadanía pagamos el aceite de oliva a precios desorbitados (quien todavía puede comprarlo) porque la cosecha se ha reducido a la mitad durante dos años seguidos debido a la sequía (vinculada con el cambio climático). 
  • ¿Tienen que pagarlo los ayuntamientos, ante la urgente necesidad de adaptar los municipios a la crisis climática? En el informe que Greenpeace acaba de publicar se muestra la necesidad inevitable de adaptar nuestras ciudades a las olas de calor: es necesario re-naturalizarlas para aumentar la cobertura vegetal de forma equitativa, habilitar refugios climáticos públicos accesibles y gratuitos, desarrollar planes de sombra, mapas de vulnerabilidad y de desplazamientos confortables, implementar medidas sociales que aumenten la protección de las personas más vulnerables, ejecutar planes para descarbonizar los hogares (mejorando el aislamiento térmico, instalando paneles solares y bombas de calor). Las personas con menos recursos y más vulnerable se llevan siempre la peor parte. Por ejemplo frente al calor, tienen menos recursos para hacerle frente, sus viviendas tienen peor aislamiento, viven en barrios con menos zonas verdes, etc. 
  • ¿O tienen que pagarlo los verdaderos responsables, los culpables: la industria fósil, las empresas de gas, carbón y petróleo, que han estado contaminando, mintiendo, manipulando y beneficiándose con beneficios obscenos? Por ejemplo, las principales compañías energéticas españolas (Repsol, Naturgy, Iberdrola, Endesa y Cepsa) lograron un beneficio conjunto neto de 10.466 millones de euros en 2023 y las grandes petroleras mundiales como ExxonMobil y Chevron ganaron 57.000 millones de euros. Son numerosos los estudios que han mostrado la presión política que ejerce esta industria para evitar normativa en su contra, o cómo llevan décadas intentando engañar al público a pesar de que ellas mismas saben desde hace décadas que su actividad es la principal causa del cambio climático. 

«Las principales compañías energéticas españolas lograron un beneficio conjunto neto de 10.466 millones de euros en 2023 (…) a pesar de que ellas mismas saben desde hace décadas que su actividad es la principal causa del cambio climático»

La propuesta de Greenpeace

Por eso desde Greenpeace luchamos para que se cumpla el principio de que quien contamina paga, que establece que los costes de la contaminación y los daños ambientales sean cubiertos por los responsables de causarlos. La industria fósil tiene la responsabilidad de contribuir a sufragar los costes de su lucha contra el cambio climático. Hemos elaborado una propuesta concreta de cómo la industria podría comenzar a pagar para costear la transición energética (el abandono de los combustibles fósiles), la adaptación a los cambios futuros del clima, y los daños que ya están sufriendo de forma muy grave las poblaciones más vulnerables. Esta propuesta se podría implantar de forma progresiva y podría generar 900.000 millones de dólares al año hasta 2030 (a la vez que desciende la extracción y uso de combustibles fósiles).  

Los ingresos por estos impuestos facilitarían al sector público mejorar la respuesta frente a la crisis climática, acelerando la transición energética para abandonar cuanto antes los combustibles fósiles. Serían recursos adicionales para que la administración mejore su respuesta a los fenómenos climáticos extremos, como la actual ola de calor, que nos incomoda a todos y que tiene consecuencias muy graves en la agricultura, en la población más expuesta al calor (como la que trabaja al aire libre o en edificios sin acondicionar), y graves daños en la salud de la población más vulnerable. Las olas de calor no van a desaparecer, pero por lo menos, defenderemos a los que no han causado el problema y que más sufren sus consecuencias. 

Pedro Zorrilla Miras - autor del blog.
Pedro Zorrilla Miras
Doctor en Ecología y Medio Ambiente y Licenciado en Ciencias Ambientales por la Universidad Autónoma de Madrid. Responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace España. Twitter: @P_ZorrillaMiras
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