Entrada de blog por Elvira Jiménez - 16-11-2025


Olas de calor, sequías, incendios, danas y olas de frío: esto es lo que tienen en común

Siempre ha habido olas de calor y sequías, los incendios forman parte de nuestros veranos y las fuertes lluvias son típicas del otoño. Esto ha sido así de toda la vida. 

Bajo estos argumentos, hay quienes, a pesar de la abundante evidencia científica que indica que el cambio climático es una realidad, siembran la duda y cuestionan si los eventos extremos que estamos experimentando llevan la huella del cambio climático. Y tienen algo de razón, siempre han existido. Pero no así, no con la frecuencia y el poder destructivo actuales. Y ahí está la clave. 

¿Cuánto ha influido el cambio climático en que un evento haya sido más intenso o probable? Hoy podemos responder a esta pregunta gracias a la ciencia, mediante los estudios de atribución climática, y eso hemos hecho. Por si no había evidencia suficiente del impacto del cambio climático, ponemos más sobre la mesa un estudio científico de eventos concretos que hemos vivido recientemente. 

La conclusión es clara. Los efectos del cambio climático ya son categóricamente medibles en eventos extremos de los últimos años, y tenemos los datos. 

10 años, 10 eventos meteorológicos extremos

En los últimos 10 años se han vivido olas de calor asfixiantes, sequías intensas, incendios devastadores e inundaciones catastróficas. Gracias a un estudio elaborado por investigadores del CSIC, hemos podido poner la lupa en 10 de esos eventos y ver cómo el cambio climático los ha agravado en comparación con cómo habrían sido en un pasado con menos calentamiento global. Las conclusiones hablan por sí solas. 

  • Muchos de los eventos más extremos han sucedido en los últimos cinco años, lo que concuerda con la tendencia observada de su intensificación a causa del cambio climático. También refleja cómo el cambio climático se hace más potente debido al aumento de las emisiones. 
  • Cada vez es más frecuente que estos fenómenos se den de forma simultánea y estén interrelacionados, amplificando su impacto: olas de calor que agravan sequías e incendios que a su vez dejan un suelo vulnerable a una elevada erosión en lluvias torrenciales. 
  • El cambio climático hizo que las olas de calor de 2022, 2023 y 2025 registraran temperaturas medias entre 1,3 y 2,2 °C superiores y duplicaran o triplicaran el territorio afectado por calor extremo.
  • El cambio climático hizo que las sequías repentinas de 2022 y 2023 afectaran a un 25 % más de territorio, con un déficit hídrico hasta un 25 % mayor.  
  • El cambio climático propició las condiciones para los incendios de 2022 y 2025 situando a una cuarta parte más del país en riesgo extremo. 
  • El cambio climático aumentó la intensidad de la DANA de 2024 hasta un 20 %.
Incendio en Santa Baia de Montes. Ourense.
Incendio en Santa Baia de Montes, Ourense.
Impactos de la Dana en Valencia.
Sequía notable en el Parque Nacional de Doñana.
Las dramáticas consecuencias de los eventos meteorológicos extremos

Estos eventos pasan una factura muy cara con nombres y apellidos: vidas rotas, casas arrasadas, campos desiertos y sueños perdidos. Son las cifras más dramáticas, las que más preocupan y las que sin duda deberían servir para actuar sin dilación. Se estima que solo en estos 10 eventos analizados han fallecido cerca de 5.000 personas y unas 370.000 se vieron afectadas. Los costes económicos estimados ascienden a 23.000 millones de euros, siendo esta una cifra conservadora, ya que hay muchos costes indirectos que no se cuantifican. 

17/11/2024. Puente del Rey, Madrid. Vigilia por la DANA

Si no se reducen drásticamente las emisiones, las proyecciones indican que el clima de España continúe hacia un mayor aumento de las temperaturas, mayor aridez, sequías más severas, lluvias extremas más intensas y mayor riesgo de incendios forestales. No podemos permitirnos sumar más muertes y daños. 

Si no se actúa con urgencia, con una contundencia a la escala de la magnitud del problema y con mucha mayor ambición que las políticas aplicadas hasta ahora, el cambio climático seguirá incrementándose y las consecuencias serán mucho peores que las que describe este informe. Para ello, es fundamental acelerar la reducción de emisiones, el abandono de los combustibles fósiles y aplicar una fiscalidad justa que grave a la industria fósil: los grandes contaminadores deben pagar de una vez por todas por las pérdidas y los daños que  causan para financiar con ello las políticas climáticas. 

11/11/2024. Plaza de España, Madrid.

Estos días se celebra la COP30 en la que los gobiernos de todo el mundo deben acordar un plan de acción para aumentar los objetivos climáticos y abandonar los combustibles fósiles, nuevos impuestos a la industria fósil, y un proceso para acabar con la deforestación antes de 2030 y proteger la Amazonía, donde se celebra este año la COP30, en Belém (Brasil). 

Es necesario también avanzar de forma urgente en una adaptación climática que reduzca la exposición al riesgo y la vulnerabilidad, con medidas de adaptación transversales, locales y participadas que protejan a la población más vulnerable, reduzcan el impacto en personas y servicios esenciales y usen la biodiversidad como aliada. Debemos construir una sociedad y un territorio no solo más resilientes, sino también más justos y habitables. 

Elvira Jiménez - autor del blog.
Elvira Jiménez
Licenciada en Biología por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Economía Circular y Desarrollo Sostenible por la Universidad Internacional de Valencia. Responsable de campañas y respuesta rápida de Greenpeace España. Twitter:@elvirajn
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