Un grupo de científicos descubre que bajo la selva tropical de Congo se almacena un enorme depósito de carbono
Un grupo de científicos han confirmado la presencia de profundas turberas en el corazón de la selva de la República Democrática del Congo. Este descubrimiento se ha dado a conocer tras una expedición científica a la aldea de Lokolama, a 45 km de Mbandaka, capital de la provincia de Equateur en la República Democrática del Congo.
La turba es un tipo de suelo húmedo formado por materia orgánica vegetal parcialmente descompuesta. Debido a la presencia de agua y la falta de oxígeno, la descomposición es muy lenta, por lo que la incorporación de materia vegetal procedente de la selva hace que se vayan formando depósitos de turba cada vez más profundos. Esto hace que las turberas actúen como excelentes sumideros de carbono. Las plantas de la selva en crecimiento eliminan el carbono de la atmósfera, pero cuando mueren, normalmente se descomponen y devuelven el carbono a la atmósfera. En un pantano tropical anegado durante todo el año la descomposición es solo parcial, lo que lleva a una acumulación de carbono en forma de turba.
Estas formaciones ya se conocían en el país vecino. El primer mapa de turberas de la Cuenca del Congo se publicó en enero de 2017 en la revista Nature, utilizando datos de la República del Congo. La búsqueda de turba en la República Democrática del Congo comenzó con la expedición a Lokolama, confirmando la presencia de turberas, llegando a encontrarse depósitos de 3,5 metros de profundidad.
Un equipo de científicos de Reino Unido y Congo expertos en ecología de bosques tropicales, incluidos el profesor Simon Lewis y la Dra. Greta Dargie de la Universidad de Leeds, Reino Unido, han estimado que las turberas de la cuenca central del Congo cubren una extensión de 145.500 kilómetros cuadrados y almacenan alrededor de 30.000 millones de toneladas métricas de carbono. Esta cantidad de carbono equivale a las emisiones mundiales producidas por la quema de combustibles fósiles. Estos datos convierten a las turberas de la cuenca central del Congo en el complejo de turberas tropicales más extenso del mundo.
Según el profesor Simon Lewis, este hallazgo es un primer paso para mejorar nuestra comprensión de estas vastas áreas de turberas. Son algunos de los ecosistemas más ricos en carbono del mundo. Si se mantienen intactos jugarán un papel fundamental en la lucha contra el cambio climático. Pero si se drenan o se queman a gran escala, liberarían miles de millones de toneladas de dióxido de carbono en la atmósfera.
Greenpeace África está trabajando con las comunidades locales de la República Democrática del Congo para desarrollar alternativas a la tala destructiva del bosque y solicita que se mantenga una moratoria de 15 años sobre la asignación de nuevas concesiones madereras. El reciente descubrimiento de estas turberas añade un argumento de urgencia a la necesidad de encontrar vías de desarrollo que mejoren radicalmente los medios de subsistencia y el bienestar locales sin comprometer la integridad del ecosistema.
Una de las mayores amenazas para las turberas es la explotación forestal para la extracción de madera. De un total de 57 concesiones madereras en la República Democrática del Congo, al menos 29, que cubren alrededor de 5 millones de hectáreas, son ilegales. Estas concesiones ilegales se superponen con aproximadamente 650,000 hectáreas de bosques pantanosos con turba que contienen especies de árboles con alto valor comercial [2].
Raoul Mosembula, el coordinador de Greenpeace África para la República Democrática del Congo, sostiene que el Gobierno congoleño debe tomar las medidas necesarias para garantizar la plena protección de nuestros bosques en la región. Es vital para el gobierno respetar y mantener la moratoria y poner en marcha medidas permanentes para salvaguardar nuestro bosque y sus turberas recién cartografiadas».
De la misma opinión son los miembros de la comunidad de Lokolama. Su portavoz, Valentín Egobo, afirma que «las turberas son parte de nuestro patrimonio y su reconocimiento internacional una esperanza para las generaciones futuras. Esperamos que nuestro gobierno nos vea como los guardianes de este antiguo bosque y nos proporcione la información necesaria”.
Tenemos que seguir alerta. Recientemente, el 10 de noviembre, mientras estábamos en la Cumbre de Cambio Climático de Bonn, el gobierno de la República Democrática del Congo celebró una reunión en Kinshasa con el objetivo de suspender la moratoria existente actualmente y otorgar una concesión forestal de dos millones de hectáreas a una empresa forestal. Esto se sumaría a las cinco millones de hectáreas concedidas de manera ilegal. Este proceso llevaría a la destrucción de grandes áreas del bosque congoleño. Por este motivo, Global Witness, Greenpeace, Rainforest Foundation Norway, Rainforest Foundation UK y Réseau des Ressources Naturelles (RRN), firmamos una declaración pública solicitando a este gobierno y a la comunidad internacional la suspensión de los planes y el mantenimiento de la moratoria.