Este 2019 ha sido un año complejo y de grandes cambios, que nos ha exigido una gran dosis de imaginación y flexibilidad en nuestro trabajo. La situación política inestable se ha mezclado con un despertar social esperanzador, especialmente por parte de la juventud que ha tomado conciencia de la situación de emergencia climática y ha decidido liderar un movimiento para cambiar el modelo económico, energético, productivo y social actual. Este cambio ya está en marcha y, desde Greenpeace, nos sentimos orgullosas/os de pertenecer a esta nueva corriente junto con nuestras/os socias/os, activistas, voluntarias/os y trabajadoras/es.

Gracias a gente comprometida como tú, se han conseguido cosas como estas:

  • La legislatura acabó con una declaración de emergencia climática aprobada en el Parlamento por casi todos los grupos políticos.
  • Durante el año, supermercados y distribuidores respondieron a las demandas de asociaciones y de la ciudadanía contra los plásticos y se comprometieron a reducirlos a partir de 2025.
  • Fuimos testigos de la mayor manifestación por el clima jamás realizada y participamos activamente en la COP 25 en Madrid para exigir a los gobiernos cambios reales e inmediatos.
  • Visualizamos la necesidad urgente de proteger las aguas internacionales con acciones en el mar de los Sargazos (dentro de la Expedición de Polo a Polo por la protección de los océanos).
  • El informe ‘A Toda Costa’ que evaluó ecosistemas costeros y playas amenazadas, tuvo un gran impacto mediático y sus demandas fueron recogidas por tres administraciones locales.
  • Interpusimos un recurso contra la moratoria de “Madrid Central” y nos movilizamos después de que el nuevo gobierno del Ayuntamiento de Madrid intentara paralizarlo.
  • También fuimos partícipes de un cambio sustancial en el funcionamiento del sistema energético y la percepción social hacia una transición energética más limpia y basada en el autoconsumo. Junto con la Fundación Finanzas Éticas, realizamos un análisis interno de sostenibilidad económico-financiera, medioambiental y social de cada uno de los proyectos (basados en energía renovable colaborativa) presentados, para asegurarnos de que todas las opciones fueran veraces.

Aun así, sin duda quedan muchos retos que afrontar durante 2020. Por ejemplo:

  • Aunque se declaró la emergencia climática, la Ley de Cambio Climático y el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima no ha sido aprobada aún y es imperante su puesta en marcha.
  • Pese a que nuestras propuestas contra la deforestación fueron recogidas por la Unión Europea, el debate sobre el Plan Zero Deforestación UE se atrasó a 2020.
  • Y aunque hemos conseguido algunas victorias en la transición hacia una energía más sostenible y limpia, las grandes corporaciones siguen ejerciendo su poder sobre las decisiones en el sistema energético.
  • Continuamos luchando por la inclusión de una dieta más respetuosa con el medioambiente, exigiendo la inclusión de opciones vegetarianas en menús de las administraciones públicas y que se contemplen cambios en la agricultura y ganadería en la Ley de Cambio Climático.
  • También seguiremos exigiendo la reforma de la Ley de Secretos Oficiales, para incrementar la transparencia y acceso a la información que permita un control real y efectivo al Gobierno en materia de exportación de armas.
  • Nos mantendremos firmes en la necesidad de derogar la Ley Mordaza. La situación política hizo que el debate en el Congreso se interrumpiera, pero en Greenpeace seguimos incidiendo en el impacto negativo de esta ley en la libertad de expresión democrática de personas y organizaciones.

¿Y qué hay de la parte interna de Greenpeace?

Este año también hemos fortalecido y consolidado herramientas y protocolos tan importantes como el Thinking Lab (investigación y análisis de datos) con el que potenciar la transparencia y la cultura de datos abiertos y el Climate Emergency Response, un proyecto piloto internacional para dar respuesta a la crisis climática en el que hemos participado muy activamente. Todo ello ha permitido que tengamos cada año más peso e influencia social y política.

Potenciamos el Plan de Igualdad desde una perspectiva ecofeminista. Se celebraron elecciones al Consejo de Greenpeace y, por primera vez en la historia, las socias y socios votaron una lista paritaria que ya se está trabajando. El Grupo Violeta del voluntariado siguió con su trabajo, con avances en el contenido de las campañas y en el tratamiento igualitario de la comunicación, así como en la representatividad de mujeres expertas en los actos en los que participamos.

También me gustaría destacar el cambio en las dos áreas físicas donde Greenpeace realiza su trabajo:

La apertura de una nueva oficina acorde y coherente con nuestros valores de sostenibilidad y nuestros objetivos. Abierta a la ciudadanía y como espacio habitable y de calidad para quienes pasan más tiempo en ella - trabajadoras y trabajadores - y quienes la frecuentan periódicamente, como voluntarios y voluntarias, junta, consejeras y consejeros.

Y un nuevo centro de activismo, diseñado acorde con las necesidades presentes y futuras que requiere una organización medioambiental como Greenpeace, donde el activismo y la acción directa no violenta son una seña de identidad y una de nuestras herramientas distintivas y más potentes.
Para terminar, no puede faltar el reconocimiento a las socias y los socios y todas las personas que, con su esfuerzo, hacen posible el trabajo de Greenpeace y las victorias en materia de protección del medio ambiente y de la paz.

Esto no ha terminado, y en Greenpeace seguimos luchando por un cambio justo y real, y lo lograremos gracias al compromiso y el impulso de todas las personas que lo hacéis posible … ¡GRACIAS!

El Consejo, la Junta Directiva y el director ejecutivo de Greenpeace España