A Coruña destina más de 10 millones de euros a subvencionar vuelos no rentables en Alvedro
- Un informe elaborado por Greenpeace denuncia las subvenciones a diferentes aerolíneas realizadas desde 2019 a través del Consorcio de Turismo y Congresos de A Coruña
- El documento cuestiona el modelo aeroportuario de Galicia y todo el Eje Atlántico, con cuatro aeropuertos en menos de 300 kilómetros
- Greenpeace exige a las administraciones que dejen de subvencionar el avión -el modo de transporte más contaminante- y dedique estos recursos a promover un modelo turístico y de movilidad que no incremente las emisiones de CO₂
13 de septiembre de 2022.– El Ayuntamiento de A Coruña ha dedicado más de 10 millones para financiar vuelos deficitarios al Aeropuerto de Alvedro. Es una de las conclusiones que Greenpeace ha sacado a la luz en su última investigación, titulada “Chanchullos en el aire: Análisis de las subvenciones de ayuntamientos y comunidades al sector aéreo”, en el que denuncian las ayudas que diversas administraciones han dado a las aerolíneas para mantener vuelos deficitarios.
En el caso coruñés, el Consorcio de Turismo y Congresos de A Coruña ha concedido desde 2019 más de 10 millones en subvenciones a aerolíneas como Volotea, Binter, Iberia o Vueling, a través de contratos de promoción turística y conectividad aérea. A estos contratos se suma una reciente adjudicación, no incluida en el informe, por ser de fechas posteriores, por un importe de 1,2 millones a EasyJet para mantener vuelos desde Alvedro a tres ciudades europeas.
Mediante contratos justificados como «Servicio de promoción del sector turístico local y su conectividad aérea» se mantienen unas rutas que no serían rentables sin estas inyecciones adicionales de dinero público. Un contrato que se prolongará hasta el año 2024, a pesar de ser una práctica vigilada de cerca por entidades como el Tribunal de Cuentas Europeo, al suponer una perturbación de los principios de libre competencia.
En su informe, Greenpeace cuestiona la justificación del turismo para otorgar dichas ayudas, puesto que lejos de atraer visitantes extranjeros, los destinos de las líneas (como Canarias) parecen sobre todo destinos vacacionales de la población propia. Una fórmula similar a la ya empleada por el Ayuntamiento de Vigo y la Diputación de Pontevedra para mantener vuelos en Peinado, o incluso por la propia Xunta de Galicia quien, junto con el Ayuntamiento de Santiago, subvencionaron vuelos en Lavacolla antes de la pandemia.
Según Adrián Fernández, responsable de la campaña de movilidad de Greenpeace, “en plena emergencia climática vemos como la Xunta, las diputaciones y los ayuntamientos gallegos financian una actividad nociva para el medioambiente, como es la aviación. Unas ayudas que bajo la apariencia de contratos de promoción turística, tienen como finalidad real que las aerolíneas mantengan de forma artificial unos vuelos innecesarios. Por ello exigimos a los ayuntamientos y diputaciones que detengan este tipo de ayudas y dediquen estos recursos a promover un modelo turístico compatible con la protección del clima y el entorno.”
El mismo informe alerta de la saturación de aeropuertos en Galicia, donde se concentran tres aeropuertos en menos de 120 kilómetros. Esta situación se agrava al ignorar la existencia del aeropuerto de Oporto, que absorbe una buena parte del tráfico aéreo al posicionarse como “aeropuerto de la eurorregión”. La sostenibilidad económica de los aeropuertos gallegos se encuentra comprometida desde el principio por esta carencia de estrategia global, a pesar de lo cual las administraciones siguen dilapidando dinero público con tal de que esos vuelos no se desvíen a aeropuertos cercanos.
El avión es el medio de transporte más contaminante por persona
A través de su campaña de movilidad, Greenpeace llama la atención sobre el impacto del sector aéreo en las emisiones de CO₂ y denuncia que en plena emergencia climática las administraciones sigan promoviendo los viajes en avión a pesar de ser el transporte más contaminante por persona transportada. Como ejemplo, alguien que viaje en avión de A Coruña a Madrid estará emitiendo 152 kg de CO₂; mientras que el mismo viaje en un tren Alvia, que es 100 % eléctrico, supone solo 14 kg de CO2.[1]
Greenpeace exige a la UE y a los estados miembros la prohibición de los vuelos cortos cuando se cuente con una alternativa en tren. Una medida ya aplicada parcialmente en Francia y que no solo reduciría las emisiones procedentes de la aviación, sino también evitaría las importaciones de queroseno desde Rusia en un momento de crisis energética.
A pesar de que las compañías aéreas han expresado su intención de alcanzar las emisiones netas cero para el año 2050, apenas hay evidencia de que las grandes aerolíneas puedan alinear sus objetivos con los del Acuerdo de París. Es la conclusión de otro informe, ” Volamos hacia el fracaso climático: Un análisis de los siete mayores grupos aéreos europeos”, que Greenpeace publicó a nivel europeo este verano y que cuestiona la agenda climática de siete grandes grupos aéreos. Entre ellos figuran firmas muy presentes en Galicia como EasyJet, Ryanair o el grupo IAG, matriz de Iberia y Vueling.
Según se desprende de dicho informe las aerolíneas carecen de planes a corto plazo para reducir sus emisiones absolutas de CO₂ y sustentan la mayoría de sus compromisos climáticos en soluciones que se consideran contraproducentes con el medioambiente, como los mecanismos de compensación de carbono o un mayor uso de agrocarburantes, cuya producción está relacionada con la deforestación en regiones tropicales.
Notas:
[1] Comparativa elaborada a través de la página especializada EcoPassenger.org