Cierre simbólico de playas en Tenerife por la contaminación recurrente de sus aguas
- Activistas han colocado balizas y carteles con el mensaje “Playa contaminada por urbanismo salvaje” en varios puntos con vertidos
- Aguas fecales, vertidos industriales y de hidrocarburos son algunos de los problemas de contaminación de las aguas, resultado del urbanismo desbocado
- En los últimos 30 años, la urbanización masiva ha aumentado un 130% (15.000 ha), con consecuencias directas en la calidad de las aguas
- El archipiélago cuenta en la actualidad con un total de 394 vertidos de aguas al mar, de los cuales 277 no están autorizados
Activistas de Greenpeace han cerrado simbólicamente tres playas de Tenerife para denunciar la grave contaminación de las aguas que afecta de manera recurrente y desde hace años la costa tinerfeña. Tripulación del buque Esperanza (que estos días visita la isla) ha colocado balizas y carteles con el mensaje “Playa contaminada por urbanismo salvaje” y “La playa no es una cloaca” en las playas de La Tejita, El Médano (Granadilla de Abona) y Valle de Güímar (Candelaria) para denunciar la contaminación del agua de baño provocada por la urbanización masiva y exigir que se ponga fin a la contaminación costera.
“Es intolerable la contaminación recurrente de las playas por la dejadez de las administraciones que no ponen medios para atajar el problema. No podemos seguir ignorando esta situación. Exigimos que se ponga freno al crecimiento urbanístico desbocado y el cese de vertidos al mar que amenazan la salud de la población y entornos naturales de gran valor”, ha declarado Paloma Nuche, responsable de la campaña de Costas de Greenpeace.
Las playas en las que Greenpeace ha realizado su denuncia han sido cerradas varias veces por problemas de contaminación. La Tejita ha sufrido recientemente un vertido de queroseno de una tubería que abastece al aeropuerto de Tenerife Sur. Esta es una práctica de elevado riesgo por encontrarse en la propia playa y muy cerca de la reserva natural Montaña Roja. En el caso de la de El Médano ha sufrido reiterados episodios de contaminación por aguas residuales urbanas, aguas fecales, lo que provoca el crecimiento exponencial de bacterias potencialmente tóxicas (enterococos).
Y el valle del Güímar alberga un polígono industrial y varios municipios cuyas aguas de vertido y aguas residuales no son depuradas y contaminan las aguas aguas de baño. Éste es uno de los municipios que según el Parlamento Europeo incumple la normativa europea y que ha supuesto una multa de unos 20 millones de euros.
Según datos del Gobierno canario, el archipiélago cuenta en la actualidad con un total de 394 vertidos de aguas al mar, de los cuales 277 no están autorizados; además un total de 69 vertidos van directamente a playas de baño (1). Solo en Tenerife hay un total de 172 vertidos, de los cuales 113 no están autorizados (2). Estos vertidos al mar son el resultado de la urbanización desmesurada que tiene lugar en el archipiélago y de la incapacidad de adaptar los sistemas de saneamiento. Además, el incremento de población requiere de infraestructuras que necesitan ser abastecidas de combustible, se emplean para ello prácticas de alto riesgo, mediante tuberías instaladas en playas naturales de gran valor.
Durante los últimos 30 años, periodo de vigencia de la Ley de Costas, las superficies artificiales de Canarias han aumentado un 130%, un incremento que está por encima de la media española, más de 15.000 nuevas hectáreas artificiales, según arrojan los datos del informe de Greenpeace ‘A Toda Costa’. La urbanización masiva, y sus efectos colaterales, como los vertidos de aguas residuales sin depurar o los vertidos de hidrocarburos, están acabando con los bienes y servicios ambientales que ofrecen estos ecosistemas tan valiosos, como la producción de alimentos (cultivos, pastizales y salinas) que disminuye la seguridad alimentaria, la pérdida de playas naturales por urbanización y la contaminación del agua de baño deteriora su disfrute y compromete una de las actividades productivas dominantes del archipiélago como es el turismo. También la pérdida del manto vegetal disminuye la capacidad de generación de lluvias y la protección frente a inundaciones, y aumenta el riesgo de erosión del suelo.
“La riqueza natural de las islas Canarias es la base de su desarrollo económico, por ello es imprescindible su sostenibilidad futura. Un modelo de desarrollo basado en la conservación es el mejor medio para conseguirlo. El freno a la urbanización desbocada, apostar por un turismo sostenible y la depuración de las aguas han de ser prioridades políticas”, ha añadido Nuche.
El barco más grande de Greenpeace, en Santa Cruz de Tenerife
Esta protesta se encuadra dentro de la visita del barco Esperanza de Greenpeace a Santa Cruz de Tenerife, en el marco de la campaña ‘A toda Costa’, en la que la organización ecologista está recorriendo diferentes puntos del litoral para denunciar la destrucción de la costa por la urbanización masiva.
El Esperanza, el buque más grande de Greenpeace permanecerá en el puerto de Tenerife desde el viernes 10 hasta el lunes 13, procedente de Barcelona, Ibiza y Cádiz. Durante su estancia, las personas que lo deseen pueden visitar el barco (en el horario fijado) en una visita guiada.