40 aniversario del hundimiento del Rainbow Warrior

El activismo sigue amenazado mientras Greenpeace conmemora 40 años del atentado contra el Rainbow Warrior

10-07-2025

Madrid, 10 de julio de 2025.- Hoy se cumplen 40 años desde que el buque insignia de Greenpeace, el Rainbow Warrior, fue bombardeado en el puerto de Auckland (Nueva Zelanda) por agentes del gobierno francés, causando trágicamente la muerte del fotógrafo Fernando Pereira. 

El atentado contra el Rainbow Warrior fue un intento deliberado de silenciar las protestas antinucleares en el Pacífico y frenar el activismo. Pero lejos de lograrlo, desató una ola de indignación global y dio impulso a la organización internacional. La frase “no puedes hundir un arcoíris” se convirtió en el símbolo de quienes luchaban y tenían esperanza en un mundo mejor.

IMÁGENES DE LA CEREMONIA EN NUEVA ZELANDA AQUÍ

IMÁGENES DE LA LLEGADA DEL RAINBOW WARRIOR III AQUÍ

El Director Ejecutivo de Greenpeace Internacional, Mads Christensen, afirmó: “Este aniversario no es una celebración, sino un momento para recordar a Fernando Pereira y a la tripulación del Rainbow Warrior, así como la misión que los trajo al puerto de Auckland en primer lugar”.

“Hace cuarenta años, el gobierno francés intentó intimidar a activistas pacíficos con bombas. No solo intentaron hundir un barco: intentaron hundir un movimiento, atacar el activismo y silenciar la voz de la esperanza”. Christensen señaló que, cuatro décadas después del ataque, los temas que llevaron al Rainbow Warrior al Pacífico siguen siendo críticos y todavía no están resueltos.

“Este año, Greenpeace viajó a las Islas Marshall para realizar pruebas científicas y documentar de primera mano la devastación continua y los impactos en la salud derivados de las pruebas nucleares”, explicó. “Cuarenta años después de que estas pruebas envenenaran sus hogares, las comunidades siguen exigiendo justicia”.

Valentina Carvajal, responsable de Campañas de Paz y Desarme de Greenpeace España señala: “En un mundo cada vez más amenazado por las guerras, la crisis climática y de biodiversidad, el activismo es hoy más necesario que nunca”.

En 2025 la sociedad civil en todo el mundo se sigue enfrentando a la violencia y represión. A las bombas y las balas se han sumado demandas SLAPP (un arma  jurídica utilizada por las grandes empresas petroleras o contaminantes para silenciar a activistas, periodistas que denuncian injusticias). Al sabotaje físico se le han unido ataques diseñados para llevar a la quiebra a las organizaciones, pero el objetivo final sigue siendo el mismo.

Pero no pudieron hundir un arcoíris, y nunca han podido silenciar la esperanza. No pueden derrotar la creencia de que no solo las cosas pueden cambiar sino que, juntas, podemos cambiarlas para mejor”, concluye Valentina Carvajal.


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