Reactivo de Greenpeace a la decisión final de la COP30

El acuerdo final no está a la altura de la crisis que enfrentamos: el fin de los combustibles fósiles y de la deforestación, a pesar de haber logrado más apoyo que nunca, quedan fuera, ignorando los avances que exigían muchos países y la sociedad civil

22-11-2025

  • La declaración final no incluye una hoja de ruta, que estuvo sobre la mesa, para la eliminación de los combustibles fósiles ni un plan concreto para detener la deforestación, ni pasos significativos en la financiación climática: el resultado no está a la altura de la urgencia que reclama la ciencia 
  • Las divisiones geopolíticas han vuelto a poner de manifiesto la desconexión de algunos gobiernos con la realidad de las personas que están sufriendo los impactos de la crisis climática en todo el mundo 
  • Sin embargo, más de 80 países apoyan la transición para abandonar los combustibles fósiles y la seguirán impulsando en la cumbre convocada por Colombia y Holanda en 2026 
  • La gran movilización social durante la cumbre, con la voz de los pueblos indígenas de la Amazonía resonando dentro y en las calles, es un signo de esperanza y resistencia que demuestra que la lucha climática está cada vez más fuerte

La Cumbre del Clima que comenzó con grandes esperanzas y promesas ha terminado sin hojas de ruta viables para poner fin a la destrucción de los bosques y la quema de combustibles fósiles, ya que las divisiones geopolíticas han vuelto a poner de manifiesto la desconexión de algunos gobiernos con la realidad de las personas que pedían medidas climáticas en la COP30.

La primera COP celebrada en la selva amazónica debería haber acordado un plan de acción para poner fin a la destrucción de los bosques para 2030. Dado que los planes climáticos presentados antes de la COP con objetivos de reducción de emisiones a 2035 se quedan tan peligrosamente cortos, la COP30 también debería haber dado lugar a un Plan de Respuesta Global para salvar la brecha de 1,5 °C. No ha sucedido nada de eso. Tampoco se ha avanzado significativamente en la financiación climática, a pesar de los primeros indicios de que podría ser así.

El último día de la COP ha estado marcado por una objeción planteada por Colombia sobre la falta de avances en la mitigación del cambio climático, lo que provocó una suspensión temporal de la sesión plenaria de clausura antes de que se aprobara formalmente el resultado de la COP30.

Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace España y Portugal, ha declarado: “Esperábamos mucho de la primera COP en el corazón de la Amazonía, y el resultado no ha estado a la altura de las crisis climática, social y de biodiversidad que enfrentamos y sus dramáticos impactos. Hemos visto cómo una gran cantidad de países, entre los que nos alegramos de que haya estado España, han exigido acordar una hoja de ruta para acabar con los combustibles fósiles y la deforestación. Si bien es muy decepcionante ver cómo las dinámicas de poder ancladas en el pasado han impedido que se alcance un acuerdo ambicioso, tenemos que exigir que las palabras y propuestas lanzadas en esta COP se traduzcan en compromisos reales en todo el mundo, y que tanto Europa como España hagan ahora lo que han defendido en la cumbre, para que toda la sociedad se beneficie de una transición tan necesaria como ineludible”.  

“La COP30 ha acabado, pero el cambio climático financiado por las grandes corporaciones fósiles y cárnicas continúa cobrándose vidas. Cada día sin acción climática contundente es un desastre para comunidades locales y pueblos indígenas de todo el mundo. El cambio climático no espera y está multiplicando víctimas y daños que no pueden esperar más, como han demostrado las miles de personas que se han manifestado durante esta cumbre exigiendo acción climática urgente y contundente. La movilización social de resistencia por el clima ya no tiene marcha atrás”.

Carolina Pasquali, directora ejecutiva de Greenpeace Brasil, declara: “El presidente Lula puso el listón alto al pedir hojas de ruta para poner fin a los combustibles fósiles y la deforestación, pero un panorama multilateral dividido ha sido incapaz de llegar a estos acuerdos necesarios. Se trataba de una encrucijada: o un camino debidamente financiado hacia el 1,5 °C o una autopista hacia la catástrofe climática. Aunque muchos gobiernos están dispuestos a actuar, una minoría poderosa no lo está”.

“Este débil resultado no hace justicia a todo lo demás que ha ocurrido en Belém durante estas dos semanas. La mayor participación indígena en una COP sobre el clima, pero también las manifestaciones y protestas organizadas en el exterior, han conducido a la demarcación de 14 territorios indígenas, cuatro de ellos en la fase final del proceso, garantizando más de 2,4 millones de hectáreas de tierra para los pueblos originarios de Brasil”. 

“Los derechos, las propiedades y los conocimientos de los pueblos indígenas y las comunidades locales, así como de las personas afrodescendientes, también fueron reconocidos formalmente, lo que puede ayudar a cambiar el rumbo de los debates futuros. Las dos hojas de ruta y un resultado financiero sólido habrían supuesto un resultado histórico para aumentar la ambición, pero el trabajo continúa”.

Jasper Inventor, director adjunto de programas de Greenpeace International, ha afirmado: “La COP30 comenzó con una gran ambición, pero ha terminado con una gran decepción. Era el momento de pasar de las negociaciones a la implementación, y se ha perdido la oportunidad. El resultado no está a la altura de la urgencia exigida. El límite de 1,5 °C no solo está en peligro, sino que casi se ha perdido. Es esta realidad la que pone de manifiesto la hipocresía de la inacción de una COP tras otra”.

“La COP30 no ha cumplido con la ambición en materia de combustibles fósiles, financiación y bosques. No se ha acordado ninguna vía para eliminar gradualmente los combustibles fósiles, no se ha presentado ningún plan concreto para detener y revertir la deforestación y no se ha dado ningún paso significativo en la financiación climática. Pero los millones de personas en todo el mundo y las decenas de miles en las calles de Belém demuestran que la esperanza vive fuera de las paredes de la conferencia, ya que las comunidades siguen resistiendo y levantándose por nuestra gente y nuestro planeta”.

Tracy Carty, experta en política climática de Greenpeace Internacional, añade:“En un momento en el que el mundo necesita medidas urgentes y audaces en materia de emisiones, el resultado de la COP30 da la sensación de que estamos nadando contra corriente. Estas negociaciones se vieron frustradas por una financiación climática inadecuada, el débil liderazgo de los países del G20 —especialmente el norte global— y la fuerte influencia de los intereses de los combustibles fósiles. La industria de los combustibles fósiles logró que no se aprobara una hoja de ruta para su eliminación gradual, pero la COP30 mostró que esta medida cuenta con el respaldo de más países que nunca y dejó claro que el impulso y la presión están aumentando”.

“Tras dos semanas de intensas negociaciones y peticiones de los países del sur global para que se estableciera un objetivo sólido de financiación para la adaptación a los crecientes efectos del cambio climático, los países del norte global han acordado un objetivo tristemente débil. La COP30 ha hecho poco por avanzar en la financiación climática en general y por presionar a los países desarrollados para que se comprometan a aumentar la financiación los próximos años. Los países del norte global han vuelto a cerrar sus carteras, a pesar de que se podrían liberar billones en financiación pública gravando a los mayores contaminadores, como la industria de los combustibles fósiles, y a los súper ricos. Eso sería la financiación climática en acción”.

An Lambrechts, experta en política de biodiversidad de Greenpeace Internacional, subraya:“Los bosques muestran claramente el punto de encuentro entre la imprescindible reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, que provocan el cambio climático, y la reducción de la pérdida de biodiversidad. El objetivo del 1,5 °C depende por tanto de su protección. Por eso de Belém tenía que salir un plan de acción para poner fin a la destrucción de los bosques para 2030 con el fin de cumplir la decisión del GST (Global Stocktake o Balance Global de emisiones). Muchas partes apoyaron esta idea, pero lo único que hemos obtenido han sido compromisos voluntarios y una propuesta obscena de las grandes industrias cárnicas y de la agricultura industrial para seguir obteniendo más beneficios a costa de seguir convirtiendo los bosques en cultivos de soja, aceite de palma o pasto para el ganado vacuno. La verdad sobre ”la COP de la verdad en la Amazonía” es que ha aportado muy poco a los bosques”.


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