El cambio climático mata: Greenpeace exige nuevos impuestos a las empresas fósiles y cero emisiones netas en la UE para 2040
- Las olas de calor son el evento extremo más mortal de Europa. En España, casi 10.000 personas fallecieron en los últimos tres años por calor extremo y en lo que va de año ya han muerto más de 1100
- Incendios forestales, danas, inundaciones, sequías, cosechas arruinadas, pérdidas económicas, enfermedades o desplazamientos forzosos también se agravan por el cambio climático
- Greenpeace exige a la Unión Europea ambición climática para evitar más muertes: emisiones cero netas en 2040 y nuevos impuestos a las empresas de petróleo, gas y carbón, principales causantes del cambio climático
En la víspera del Día europeo por las víctimas de la crisis climática y con seis muertes ya por golpes de calor en España el pasado junio, el más caluroso de la historia en Europa, Greenpeace exige a la Unión Europea ambición climática para evitar más muertes: emisiones cero netas en 2040 y nuevos impuestos a la industria fósil, principal causante de la crisis climática.
El cambio climático mata cada vez más.En el caso de Europa, las olas de calor son el evento extremo que más vidas se cobra. Según un estudio reciente, el cambio climático triplicó las muertes por calor en Europa durante la ola de calor del pasado 23 de junio al 2 de julio. En el caso de Madrid y Barcelona, las dos ciudades españolas incluidas en el estudio, el 92 % y el 84 % de las muertes por calor, respectivamente, son atribuibles al cambio climático. Se trata además de las dos urbes europeas donde más han aumentado las muertes relacionadas con el cambio climático.
En España, casi 10.000 personas han muerto debido a las altas temperaturas entre 2022 y 2024. La situación en 2025 está lejos de mejorar: ya han muerto seis personas por golpes de calor. Sin embargo, los golpes de calor son solo una mínima parte del problema. La mortalidad atribuíble al calor extremo desde el 1 de junio, por ejemplo por agravamiento de enfermedades preexistentes, eleva estas cifras a entre las 1100 y 1700 muertes, según estimaciones del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo) y la aplicación Mace respectivamente.
Para detener estas cifras, la acción climática debe incluir tres direcciones, a menudo complementarias: reducción de emisiones, adaptación frente al cambio climático y respuesta frente a las pérdidas y daños.
Elvira Jiménez, responsable de la campaña de Adaptación al Cambio Climático de Greenpeace, ha señalado: “Este día debería llamarse el día de la rabia de las víctimas de la crisis climática mundial, y los Gobiernos deberían aprovecharlo para presentar planes de adaptación realistas y ambiciosos, con objetivos, fechas y presupuestos que protejan a su población frente a la mayor amenaza a la que se enfrenta el planeta”.
Pedro Zorrilla Miras, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace, ha añadido: “¿Cuántas personas más tienen que morir para que los Gobiernos se tomen en serio el cambio climático? Necesitamos triplicar la reducción de emisiones y sabemos quiénes son la clave para conseguirlo: las empresas de petróleo, gas y carbón. Mientras sus beneficios se disparan, la población es quien está pagando esta crisis climática con su esfuerzo, sus impuestos y, cada vez más, con su propia vida. Las encuestas muestran que, a pesar de la creciente desinformación auspiciada por la extrema derecha, una abrumadora mayoría exige más acción climática. ¿Qué más tiene que pasar, qué más avisos de la ciencia necesitamos para que los Gobiernos aceleren el abandono de los combustibles fósiles?
La próxima Cumbre del Clima (COP30), que se celebrará en Brasil a finales de año, será una cita clave para la acción climática global: “Estamos ante un problema planetario, así que necesitamos compromisos internacionales. En la COP30 los Gobiernos deberán presentar planes para detener la deforestación en 2030, fechas y presupuestos para abandonar los combustibles fósiles de forma justa, y nuevos impuestos a las empresas más contaminantes del planeta, empezando por las de petróleo, gas y carbón”, ha añadido Zorrilla.
Este verano, los Gobiernos de la UE están negociando sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2035 y 2040. Sólo unas emisiones netas cero en 2040 cumplen con el límite científico para evitar las peores consecuencias del calentamiento global: que el presupuesto de carbono de la UE no sobrepase el 1,5 ºC.
Greenpeace también recuerda el papel clave de los Gobiernos estatales, autonómicos y locales, encargados de aplicar los acuerdos europeos. Son quienes tienen las herramientas y la responsabilidad de poner en marcha una rehabilitación masiva de nuestras viviendas para mejorar su aislamiento térmico y proteger a la ciudadanía, y para descarbonizarlas con energías renovables; quienes pueden acelerar la mejora del sistema agroalimentario hacia uno con más alimentación vegetal y sin macrogranjas; o quienes deben diseñar planes urbanísticos racionales que prioricen la cercanía y el transporte público, en bicicleta y andando, para cambiar el modelo de movilidad en el que la columna vertebral sea el transporte público.
Las olas de calor son solo la punta del iceberg de los impactos generados por el cambio climático en todo el mundo. Eventos extremos como inundaciones, sequías e incendios destruyen viviendas, vehículos, medios de trabajo y servicios básicos, dificultando la recuperación de comunidades enteras. El sector primario enfrenta fuertes pérdidas en agricultura y pesca, y en Europa ya se han producido cierres de centrales nucleares por falta de agua para la refrigeración de las plantas durante las olas de calor. Otros ejemplos a nivel global de la crisis climática son las migraciones forzosas y el agravamiento de diversas enfermedades.