Valoración de Greenpeace de la declaración final de la COP27
El Fondo para Pérdidas y Daños de la COP27 supone el comienzo de la justicia climática
- La aprobación del fondo para pérdidas y daños es una victoria de la ciudadanía y de las personas activistas por el cambio climático, y supone un paso importante para desenmascarar al poder fósil que bloquea la acción climática
- Los grupos de presión de la industria fósil han acudido en masa a esta cumbre y en parte han logrado su objetivo: en la declaración final se han ignorado las peticiones para incluir el abandono progresivo de todos los combustibles fósiles
- Greenpeace advierte: si no se termina rápidamente con el uso de combustibles fósiles, no habrá la cantidad de dinero necesaria en el mundo para cubrir los costes de las pérdidas y daños resultantes
- España necesita aumentar su objetivo de reducción de emisiones de efecto invernadero por lo menos hasta un 55 % en 2030 con respecto a las de 1990, más del doble del 23 % que es el objetivo actual
Greenpeace acoge con satisfacción el acuerdo de la COP27 que establece un Fondo de Financiación para Pérdidas y Daños como un punto de partida importante para alcanzar la justicia climática. Sin embargo, advierte del peligro de que, a pesar de este acuerdo, finalmente no haya cambios en la política climática actual.
Yeb Saño, director ejecutivo de Greenpeace Sureste de Asia y jefe de la delegación de Greenpeace en la COP27 declara: «El acuerdo de un Fondo de Financiación para Pérdidas y Daños marca el inicio de un nuevo camino para la justicia climática. Los gobiernos han puesto la primera piedra de un nuevo fondo que se necesitaba desde hace mucho tiempo para prestar un apoyo vital a los países y comunidades vulnerables que ya están siendo devastados por la aceleración de la crisis climática».
«Hasta el último momento, estas negociaciones se han visto empañadas por los intentos de intercambiar los avances en la adaptación y la mitigación a cambio de avances en el fondo de las pérdidas y los daños. Al final, el esfuerzo tanto de los países vulnerables, que se han mantenido firmes, como de las personas activistas por el clima han conseguido superar las barreras y dar un paso adelante en la acción climática».
«La inspiración que podemos extraer del éxito de la creación del fondo para pérdidas y daños en Sharm el Sheij es que, si se hace el esfuerzo y se tiene la fuerza suficiente, se puede mover el mundo, y hoy esa fuerza es la solidaridad entre la sociedad civil, las comunidades locales y los países del Sur global más afectados por la crisis climática».
«Cuando sea el momento de discutir los detalles del nuevo fondo para pérdidas y daños, tenemos que garantizar que los países y las empresas más responsables de la crisis climática hagan la mayor contribución. Esto debe empezar por que los países del Norte global cumplan su promesa de aportar 100.000 millones de dólares al año para apoyar a los países de renta baja para que se adapten y aumenten su resiliencia frente a los impactos climáticos. También deben cumplir su compromiso de duplicar la financiación para adaptación para 2025. Cuanto antes se complete esta financiación y se consiga dinero nuevo y adicional para pérdidas y daños, antes podremos empezar a reparar los errores históricos que están detrás del colapso del clima y la naturaleza».
Pedro Zorrilla Miras, representante de Greenpeace España en la COP27, ha declarado: «El Gobierno de España tiene que comprometerse ahora tanto a facilitar la creación rápida del nuevo fondo como a aportar los fondos necesarios para hacer frente a los impactos y sufrimientos de las personas más vulnerables e impactadas por el cambio climático. También tiene que aumentar la escala de los fondos que dedica a la acción climática para apoyar a países del Sur global para la adaptación y la reducción de emisiones. Para conseguir estos fondos puede, por un lado, aumentar los impuestos a las empresas de combustibles fósiles, y, por otro, utilizar los presupuestos que actualmente subvencionan a los combustibles fósiles».
Yeb Saño ha añadido: «Resulta positivo que un gran número de países del norte y del sur expresaran ayer en una de las últimas negociaciones que es necesario acabar de forma progresiva con todos los combustibles fósiles -carbón, petróleo y gas-, que es lo que requiere el Acuerdo de París. Sin embargo, estas peticiones han sido ignoradas por la presidencia egipcia de la COP y no han sido incluidas en el acuerdo. Los petroestados y los grupos de presión de los combustibles fósiles han estado presentes en masa en Sharm el Sheij para asegurarse de que no se aprobase ese llamamiento. Si no se termina rápidamente con el uso de combustibles fósiles, no habrá la cantidad de dinero necesaria en el mundo para cubrir los costes de las pérdidas y daños resultantes. Es así de sencillo. Cuando tu bañera se desborda, cierras el grifo, no esperas un tiempo y luego sales a comprar una fregona más grande».
«La acción y la justicia climática implican avanzar a la vez en todos los ámbitos: en la reducción de emisiones, en la adaptación y en la cobertura de las pérdidas y los daños que produce el cambio climático. O avanzamos en todos los frentes, o perdemos. Hay que recordar que la naturaleza no negocia».
Con respecto a la situación en España, Pedro Zorrilla Miras explica: «España necesita reducir sus emisiones de forma mucho más rápida a como lo está haciendo actualmente, necesita políticas que consigan reducir las emisiones de efecto invernadero por lo menos un 55 % en 2030 con respecto a las del año 1990, y no sólo un 23 %, que es el objetivo actual».
Yeb Saño finaliza: «La victoria al conseguir hoy la aprobación del fondo para pérdidas y daños es una victoria de la ciudadanía, de las personas activistas por el cambio climático, y debe animarnos para desenmascarar a los que habitualmente bloquean la acción climática y las políticas para acabar con nuestra dependencia de los combustibles fósiles, para impulsar las energías renovables y para apoyar una transición justa. Sólo cuando queden desenmascarados y señalados se podrán dar pasos mayores hacia la justicia climática».