31 de octubre: Día Mundial de las Ciudades
El horror en las ciudades no se limita a Halloween
- El 70% de las ciudades ya está lidiando con los efectos del cambio climático y más del 90% de las áreas urbanas son costeras, con el correspondiente riesgo de inundaciones por el aumento del nivel del mar
- Más del 80% de los españoles/as ya vive en ciudades y se espera que el 70% de la población mundial lo haga en 2050, algo insostenible según el modelo actual
- Las grandes urbes consumen ⅔ de la energía a nivel mundial y producen más del 70% de las emisiones de CO2
Resulta curioso que la celebración, mañana, del Día Mundial de las Ciudades coincida con Halloween, porque el terror de las ciudades no se limita a un solo día. El hiperconsumo y la movilidad urbana son ya insostenibles y están acelerando el cambio climático. Las ciudades han crecido en tamaño y en emisiones de gases de efecto invernadero. Las más grandes tienen un apetito voraz y consumen dos tercios de la energía mundial, generando más del 70% de las emisiones globales de CO2. Un “horror” mucho más real que el de Halloween, como ha querido plasmar gráficamente para Greenpeace el conocido ilustrador Alfonso Casas.
El 70% de las ciudades ya están lidiando con los efectos del cambio climático. Más del 90% de todas las áreas urbanas son costeras, lo que pone a la mayoría de las ciudades de la Tierra en riesgo por los posibles efectos producidos por el cambio climático, como fuertes tormentas e inundaciones por el aumento del nivel del mar.
El 80% de la ciudadanía española ya vive en ciudades y las urbes se han convertido en las catedrales del consumo (de agua, energía, contaminación por transporte, productos de usar y tirar, de generación de residuos…). En 2007 se superó por primera vez el porcentaje de personas que viven en ciudades, frente al medio rural, y se espera que siga aumentando. Para 2050, el 70% de la población mundial vivirá en ciudades y, casi el 15%, en megaciudades de más de 10 millones de habitantes.
“Greenpeace reclama que las ciudades tomen el liderazgo y, a través de políticas concretas, se decidan a combatir la emergencia climática”, ha declarado Celia Ojeda, responsable del programa de consumo de Greenpeace.
Una mejor gestión de la movilidad, los residuos, la alimentación o la energía, entre otras, pueden ser una de las soluciones al cambio climático. Los alcaldes y alcaldesas de las ciudades son directamente responsables ante su ciudadanía por sus decisiones, y son más ágiles que los funcionarios de gobiernos nacionales para tomar medidas decisivas, a menudo con resultados inmediatos e impactantes. Lo que nuestras ciudades hacen individualmente, y al unísono, para abordar el cambio climático, puede establecer la agenda pública para las comunidades y los gobiernos.
La alternativa está en generar ciudades sostenibles, que ofrecen calidad de vida, salud y bienestar a sus habitantes, sin poner en riesgo sus recursos naturales. Greenpeace recuerda que algunas de las medidas para mejorar las ciudades pasan por:
Movilidad urbana ecológica y sostenible
- Medidas de liberación de tráfico. Para que el crecimiento de los medios de transporte sostenible sea efectivo debe acompañarse de medidas que reduzcan el número de coches en las zonas que atraen más tráfico o que presenten más congestión. El primer paso es penalizar o eliminar el aparcamiento en superficie, por su elevado impacto en la ocupación del espacio público.
- Repartir el espacio público. Evolucionar de un diseño urbano pensado para el coche a otro que priorice el transporte público, la bicicleta y al peatón.
Gestión de residuos y economía circular
- Edificios, instalaciones y eventos municipales libres de plásticos desechables y con alternativas reutilizables como cubiertos y removedores de acero, pajitas de bambú o acero, vasos y platos de vidrio, porcelana u otros materiales reutilizables.
- Fomentar la venta a granel y la reutilización y reparación para revertir el actual consumo insostenible de recursos naturales.
Alimentación saludable y sostenible
- Comedores institucionales que sigan la “dieta de salud planetaria”, reduciendo la carne y otros derivados animales e incrementando los alimentos de origen vegetal, ecológicos, locales y de temporada.
- Declararse municipio libre de macrogranjas para mostrar el compromiso de la ciudad con una producción sostenible de carne.
Cambio climático y energía
- Elaboración de un inventario de sus emisiones de gases de efecto invernadero, que les permita hacer un diagnóstico y un Plan de Acción Municipal (PAM) frente al cambio climático, orientado a reducir a cero las emisiones de gases de efecto invernadero para 2040.
- Solarizar los edificios públicos: aprovechar la totalidad del potencial de eficiencia energética, gestión de la demanda y energías renovables de todas las instalaciones públicas. Garantizar que el total de la cobertura eléctrica municipal se abastece de energía 100% renovable, mediante contratos bilaterales u otros medios.
No solo las ciudades pueden dar pasos, también las personas, con sus propios gestos, realizando un cambio del ‘usar y tirar’ a un consumo más consciente y reclamando a los ayuntamientos cambios en sus normativas y políticas.
“No existe una solución única para resolver la emergencia climática global, pero las ciudades tienen la capacidad y responsabilidad de liderar cambios”, añade Ojeda.