Greenpeace, ante la 27ª Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático

En la COP27 se puede conseguir un futuro seguro y justo para todas las personas

03-11-2022

  • Para Greenpeace, el asunto central de esta COP27 que empieza el domingo es la justicia climática que merecen los países más afectados por los desastres climáticos pasados, presentes y futuros
  • Tras los acuerdos de la COP26, Greenpeace espera que los gobiernos de los países más ricos y más contaminantes aporten más para la adaptación y la reparación de pérdidas y daños en estos países menos contaminantes

  • El Gobierno español llega a la COP27 sin haber hecho los deberes: España debería elevar su objetivo de reducción de emisiones para 2030 respecto a 1990 a al menos un 55 %, en vez del 23 % previsto en el PNIEC

  • Además, España debería ir derivando sus aportaciones para los países más vulnerables hacia las donaciones en lugar priorizar los préstamos, que solo agravan la deuda externa de aquellos territorios

La cuestión central en esta próxima 27ª Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP27) es si los gobiernos más ricos e históricamente más contaminantes van a pagar por las pérdidas y daños causados por el cambio climático. Tras las últimas negociaciones, Greenpeace considera que se puede avanzar mucho más hacia la justicia y el apoyo que merecen los países más afectados por los desastres climáticos pasados, presentes y futuros. La crisis climática podría resolverse con ciencia, solidaridad y responsabilidad, mediante compromisos económicos reales para conseguir un futuro limpio, seguro y justo para todo el mundo.

La COP27 podría tener éxito si se alcanzan los siguientes acuerdos:

  • Aportar nuevos fondos a los países y comunidades más vulnerables ante el cambio climático para hacer frente a las pérdidas y daños derivados de los desastres climáticos pasados, presentes y futuros, mediante la creación de un Mecanismo de Financiación de Pérdidas y Daños.

  • Garantizar el cumplimiento de la promesa de aportar 100.000 millones de dólares para que los países de renta baja puedan adaptarse y aumentar la resiliencia a los impactos del cambio climático, y además cumplir el compromiso asumido por los países ricos en la COP26 de duplicar la financiación para la adaptación antes de 2025.

  • Ver que todos los países avanzan definitivamente en la eliminación rápida y justa del uso de combustibles fósiles, incluyendo el fin inmediato de todos los nuevos proyectos, como recomienda la Agencia Internacional de la Energía.

  • Dejar claro que limitar el aumento de la temperatura a 1,5 ºC en 2100 es la única interpretación aceptable del Acuerdo de París y acordar la eliminación global de la producción y el consumo de carbón, gas y petróleo en fechas que sean compatibles con el límite de 1,5 ºC.

  • Reconocer el papel de la naturaleza en la mitigación y la adaptación al cambio climático, y como símbolo cultural y espiritual, así como hogar de una flora y fauna diversas. La protección y la restauración de la naturaleza deben hacerse en paralelo a la eliminación de los combustibles fósiles y con la participación activa de los pueblos indígenas y las comunidades locales.

Informe detallado con las demandas de Greenpeace en la COP27, disponible aquí.

En palabras de Yeb Saño, director ejecutivo de Greenpeace Sureste de Asia y jefe de la delegación de Greenpeace que asiste a la COP: «Sentirse seguro es fundamental para el bienestar de todas las personas y del planeta, y esto es lo que la COP27 debe conseguir, y puede hacerlo, si nuestros líderes se ponen las pilas. La justicia, la responsabilidad y la financiación para los países más afectados por la crisis climática son tres de los componentes clave para el éxito de las acciones por el clima, no solo durante las negociaciones, sino también en las acciones posteriores. Los pueblos indígenas, las comunidades locales y los jóvenes conocen las soluciones necesarias; lo que falta es la voluntad de actuar por parte de los gobiernos y de las empresas ricas y contaminantes, aunque ya han recibido el mensaje. El movimiento climático global, liderado por los pueblos indígenas y los jóvenes, seguirá creciendo y alzándose si los líderes mundiales vuelven a fracasar, pero ahora, una vez más, en vísperas de la COP27, hacemos un llamamiento a los líderes mundiales para que den un paso adelante y acuerden los planes que necesitamos, para que aprovechen la oportunidad de trabajar juntos por el bienestar colectivo de las personas y el planeta».

Ghiwa Nakat, director ejecutivo de Greenpeace en Oriente Medio y Norte de África, añade: «Las catastróficas inundaciones en Nigeria y Pakistán, junto con la sequía en el Cuerno de África, subrayan por qué es esencial llegar a un acuerdo que tenga en cuenta las pérdidas y los daños sufridos por las naciones afectadas. Los países ricos y los contaminadores históricos deben aceptar su responsabilidad y pagar por las vidas perdidas, por los hogares destruidos, por los cultivos y los medios de vida devastados. La COP27 es un momento clave para crear un cambio de mentalidad que acepte la necesidad de un cambio sistémico que garantice un futuro mejor para los pueblos del Sur Global. La cumbre es una oportunidad para abordar las injusticias del pasado y establecer un sistema específico de financiación climática financiado por los emisores y contaminadores históricos. Un fondo de este tipo compensaría a las comunidades vulnerables que han sido devastadas por la crisis climática, permitiéndoles responder rápidamente a la catástrofe climática y recuperarse, y ayudándoles a realizar una transición justa y equitativa hacia un futuro resiliente y seguro impulsado por las energías renovables».

Por su parte, Pedro Zorrilla Miras, coordinador de Cambio Climático y representante de Greenpeace España en la COP27, afirma: “El Gobierno español llega a la COP sin haber hecho los deberes. El acuerdo adoptado en Glasgow que obliga a todos los países a acudir a Egipto con nuevos planes para reducir sus emisiones de manera que el mundo pueda evitar un calentamiento global de 1,5 ºC significaría que España debería revisar su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que actualmente prevé una reducción de solo un 23 % en 2030 respecto al año 1990, y elevar ese objetivo a al menos un 55 %. Sin embargo, aunque ese proceso de revisión está en marcha, el Gobierno no ha propuesto modificación alguna del objetivo de reducción de emisiones. Por otro lado, España debe apoyar la creación de un nuevo sistema internacional para financiar las pérdidas y daños causados por el cambio climático, y dar ejemplo revisando al alza sus aportaciones a la financiación de pérdidas y daños y a la adaptación al cambio climático climático en los países más vulnerables y de menos ingresos, derivando sus aportaciones hacia donaciones en lugar de seguir con la política de préstamos (el 70 % de las aportaciones españolas son préstamos), que solo agravan la deuda externa de esos países”.


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