Campaña #PlanetaEnCarneViva

España supera el techo de emisiones de amoniaco permitido por la UE, sobre todo debido a la ganadería industrial

19-06-2019

  • El 92% de las emisiones de amoníaco en España son originadas por la ganadería industrial. Y sigue aumentándolas, al contrario que el resto de Europa
  • La Comisión Europea ha denunciado reiteradamente a España por exceder sus emisiones de amoniaco un 39% sobre el umbral establecido
  • El amoniaco es un gas contaminante que contribuye a la acidificación del suelo, con consecuencias en la calidad del agua y los cultivos
  • Cataluña es la comunidad más contaminante, según el primer mapa sobre emisiones de amoniaco por la ganadería industrial

Pese a que en los últimos años se ha dado un repunte en algunos países, entre 1990 y 2015 en la UE se consiguió una reducción del 24% de las emisiones de amoniaco a la atmósfera. Sin embargo, España no contribuyó a esta reducción, todo lo contrario. En ese período, solo España e Irlanda incrementaron sus emisiones, y solo en España se incrementaron de forma significativa, un 12%, frente al 1,6% de Irlanda. Entre 2014 y 2016, las emisiones de amoníaco en España se incrementaron en un 6,13 %, lo que demuestra una tendencia de crecimiento continuado en nuestro país.

El amoniaco, uno de los cuatro gases para los que se establecen techos de emisión en la Directiva 2001/81/CE, debido a su potencial contaminante y transfronterizo, tiene graves repercusiones sobre el medio ambiente y de forma indirecta sobre la salud de las personas (1).

Este incremento de las emisiones de amoníaco en España se debe principalmente al crecimiento exponencial de la ganadería industrial, ya que en 2017 este sector fue el responsable del 92% de estas emisiones (el 73% de las explotaciones de porcino y el 19% de aves). Cabe destacar que, de las 100 industrias más contaminantes de amoniaco de España, 94 son explotaciones ganaderas industriales (54 de aves y 40 de porcino). Para hacernos una idea, las tres más contaminantes juntas (dos de aves y una de ganado porcino) contaminan casi lo mismo que la fábrica de productos químicos de Solvay en Torrelavega, la más contaminante de España, y más que cualquier refinería de petróleo, planta de tratamiento de residuos peligrosos o fábrica de fertilizantes sintéticos de España.

En cuanto a la distribución de las emisiones por el territorio, tres comunidades autónomas, Cataluña, Castilla y León y Aragón, concentran el 61% de las emisiones totales, destacando Cataluña con el 31% del total.

De acuerdo con la información disponible, las emisiones de amoniaco de España se encuentran un 39% por encima del techo de emisiones establecido en la Directiva 2001/81/CE, lo que ha llevado a la Comisión Europea a advertir a España que “las emisiones de amoníaco exceden actualmente los límites máximos aplicables” y a considerar su reducción como una de las acciones prioritarias que España debe llevar a cabo en 2019. España lleva incumpliendo los límites de emisión desde que entraron en vigor en 2010.

“Es inadmisible y vergonzoso que España siga aumentando sus emisiones de amoníaco e incumpliendo sus compromisos mientras los demás países las reducen”, ha afirmado Luís Ferreirim, responsable de Agricultura de Greenpeace España. “Podemos seguir pensando en soluciones mágicas pero la única forma de reducir drásticamente las emisiones de amoniaco, así como de otros contaminantes originados por la ganadería, es frenando de golpe la expansión de la ganadería industrial y reduciendo la cabaña ganadera. Greenpeace exige una moratoria estatal inmediata a la ganadería industrial”, ha continuado Ferreirim.

El primer mapa de la ganadería industrial en España, publicado hoy por la organización ecologista dentro de su campaña “Planeta en Carne Viva”, se basa en las emisiones de amoníaco a la atmósfera que, por cierto, es el único contaminante originado por la ganadería que se reporta de forma consistente al Registro Estatal de Emisiones y Fuentes Contaminantes. No obstante, solo las explotaciones con más de 40.000 pollos, 2.000 cerdos o 750 cerdas reproductoras -e instalaciones que superen la emisión de 10 toneladas al año- están obligadas a declarar sus emisiones. Las explotaciones de rumiantes (principalmente vacuno, ovino y caprino), que también emiten amoníaco entre otros gases, no están obligadas a declarar su emisiones. Por ejemplo, la macroexplotación de vacuno que se pretende construir en Noviercas, Soria, una auténtica fábrica de cambio climático y de excrementos, no estaría obligada a declarar ninguna de sus emisiones.

“Éste es el mejor que se ha podido hacer, ya que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación no ha querido dar a la organización la información que consta en el Registro General de Explotaciones Ganaderas. Esperamos en el futuro poder completarlo, incluyendo también todos los nuevos proyectos que amenazan con agravar aún más la situación en España, si no son desechados a tiempo”, ha concluido Ferreirim.

(1) El amoníaco (NH3) es un gas contaminante que contribuye a la deposición de ácidos y la eutrofización, que a su vez, puede conducir a cambios potenciales que ocurren en la calidad del suelo y del agua. Los impactos posteriores de la deposición ácida pueden ser significativos, incluidos los efectos adversos en los ecosistemas acuáticos de los ríos y lagos, y los daños a los bosques, cultivos y otra vegetación. La eutrofización puede llevar a severas reducciones en la calidad del agua con impactos subsiguientes que incluyen disminución de la biodiversidad, cambios en la composición y dominancia de las especies y efectos de toxicidad.

Como un precursor secundario de partículas, el NH3 también contribuye a la formación de partículas en la atmósfera. La partículas son un importante contaminante del aire debido a su impacto adverso en la salud humana y, por lo tanto, el NH3 también está indirectamente vinculado a los efectos sobre la salud humana.

Además, experimenta oxidaciones que dan lugar a emisiones de óxido nitroso (un gas de efecto invernadero 298 veces más potente que el CO2) de tipo indirecto.

En Europa, las emisiones de amoniaco se producen principalmente como resultado de la volatilización de los excrementos del ganado, ya sea por el alojamiento del ganado, el almacenamiento de estiércol, la deposición de orina y estiércol en pastizales o después de que el estiércol se extienda a la tierra. Una fracción menor de las emisiones de amoníaco se debe a la volatilización del amoníaco de los fertilizantes nitrogenados y de los cultivos fertilizados.


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