Greenpeace afronta una reclamación de 120.000 dólares por la protesta en la plataforma de Shell, 10 días después de que la petrolera anunciara beneficios de casi 40.000 millones de dólares
- El pasado martes 31 de enero, cuatro activistas de Greenpeace International subieron de forma pacífica a un barco contratado por Shell para transportar su plataforma en altamar, al norte de la costa canaria
- Actualmente hay seis activistas a bordo del barco, después de que dos escaladores más se unieran a la protesta a mitad de camino
- Se espera que el barco con la plataforma de Shell y los seis activistas llegue mañana a Noruega, donde la multinacional planea extraer petróleo y gas en el mar del Norte
- Greenpeace está acusada de «intimidación» por exigir a Shell que deje de perforar y comience a pagar por las pérdidas y daños climáticos
Greenpeace ha recibido una demanda legal que exige que pague a Shell más de 120.000 dólares por los supuestos daños causados por los activistas que se subieron y han permanecido en su plataforma de petróleo y gas en el mar durante casi 12 días.
En una demanda legal enviada a la organización medioambiental ayer viernes por la noche, se acusa a Greenpeace de haber instalado “ilegalmente” paneles solares y una turbina eólica en la plataforma petrolera de Shell. La demanda exige que la organización, que se financia con donaciones de socios y socias, pague los mayores costes de seguridad asociados con la protesta y otros daños que podrían haber ocurrido. Los abogados no pueden proporcionar ningún detalle sobre qué daños se alega. La demanda establece: “Los demandantes esperan recuperar más de 100.000 libras [120.000 dólares]”.
Este hecho se produce tan solo diez días después de que Shell publicara ganancias anuales de casi 40.000 millones de dólares en 2022. Según esas cifras, Shell tardaría menos de dos minutos en ingresar la cantidad mínima de 120.000 dólares que se le reclama a Greenpeace [1], el equivalente al 0,0003% de los beneficios de Shell del año pasado [2].
Greenpeace está acusada de «intimidación» por exigir a Shell que deje de perforar y comience a pagar por las pérdidas y daños climáticos.
“La historia de Shell me revuelve el estómago. Si Shell se siente intimidada o sin dinero, tal vez a su director ejecutivo, Wael Sawan, le gustaría conocer a mi colega Virginia, que se escondió en su desván tras las crecientes inundaciones del tifón Ketsana y perdió su hogar por completo. También podría hablar con él sobre el miedo que sentí de perder a mi hermano cuando estuvo desaparecido varios días durante el Súper Tifón Haiyan”, ha señalado Yeb Saño, director ejecutivo de Greenpeace en el Sudeste Asiático: “Si Shell se siente intimidada por tener que rendir cuentas tras décadas provocando muerte, desplazamientos y destrucción en todo el mundo, debería ceder. Porque estamos armados con la esperanza y la determinación de que haremos pagar a quienes contaminan. La única forma de avanzar para el futuro de la humanidad es que Shell y todas las compañías de combustibles fósiles dejen de perforar y comiencen a pagar”.
Esta demanda legal se produce solo unas horas antes de que la plataforma de petróleo y gas de Shell llegue al puerto noruego de Haugesund, donde se espera que los activistas de Greenpeace sean recibidos por la policía, la guardia costera y las autoridades de inmigración.
Los activistas de Greenpeace (Carlos Marcelo Bariggi Amara, de Argentina; Yakup Çetinkaya, de Turquía; Imogen Michel, de Reino Unido, y Usnea Granger, EEUU) accedieron el pasado 31 de enero al barco que transporta la plataforma FPSO [producción flotante, almacenamiento y descarga] y permanecen allí desde ese día. El lunes 6 de febrero se les unieron otros dos activistas: Pascal Havez (Francia) y Silja Zimmermann (Alemania).
No es la primera vez que Shell lleva a cabo este tipo de táctica legal para acabar con la protesta de Greenpeace mediante amenazas de multas y penas de cárcel: a última hora de la noche del viernes 3 de febrero, la petrolera entregó una orden judicial otorgada «ex parte», lo que significa que Greenpeace no recibió notificación previa ni la oportunidad de ofrecer una defensa. Esto socava la equidad del proceso legal.
La orden judicial estipulaba:
- Los cuatro activistas a bordo de la plataforma de petróleo y gas deben acordar un plan con el capitán del White Marlin (el barco que transporta la plataforma de Shell) para desembarcar de manera segura.
- El barco Sea Beaver, con bandera del Reino Unido, y el Arctic Sunrise, con bandera holandesa, así como el resto de los buques de la organización deben permanecer fuera de una zona de exclusión de 500 metros alrededor del barco White Marlin.
Greenpeace sostiene que su protesta es legal.
CRONOLOGÍA DE LA PROTESTA
Martes, 31 de enero: Cuatro activistas de Greenpeace Internacional (Carlos Marcelo Bariggi Amara, de Argentina; Yakup Çetinkaya, de Turquía; Imogen Michel, de Reino Unido, y Usnea Granger, de EEUU se suben con éxito a la plataforma petrolera de Shell en el océano Atlántico, al norte de las Islas Canarias, desde las lanchas lanzadas al mar desde el barco Arctic Sunrise, propiedad de la organización medioambiental. La plataforma está siendo transportada por el White Marlin, un buque contratado por Shell para este uso.
Jueves, 2 de febrero: Greenpeace Reino Unido organiza una protesta en la sede de Shell en Londres, ya que la compañía anuncia ganancias récord de casi 40.000 millones de dólares.
Viernes, 3 de febrero: Shell envía una medida cautelar contra los cuatro activistas de Greenpeace, amenazando con multas y hasta dos años de cárcel. Busca bloquear más protestas al incluir el barco de Sea Beaver (propiedad de Greenpeace Reino Unido) en la orden judicial.
Lunes, 6 de febrero: Otros dos activistas de Greenpeace, Pascal Havez (Francia) y Silja Zimmermann (Alemania), logran subir por sorpresa a la plataforma petrolera en el mar (el White Marlin iba camino de Noruega). El mismo día, activistas de Greenpeace en Filipinas organizan una protesta en la sede de Shell del país asiático.
Martes, 7 de febrero: Los abogados de Shell solicitan al Tribunal Superior de Londres que amplíe considerablemente la orden judicial existente, pero son rechazados en gran medida, a pesar de que los acusados admiten que se planean más protestas.
Viernes, 10 de febrero: Como parte de las medidas cautelares de Shell, se le exige a Greenpeace el pago de daños y perjuicios por más de 120.000 dólares.
Domingo, 12 de febrero: Se espera que la plataforma de petróleo y gas de Shell llegue al puerto noruego de Haugesund, donde muy probablemente los activistas de Greenpeace sean recibidos por la policía, la guardia costera y las autoridades de inmigración.
Notas
[1] Shell tardaría menos de dos minutos en ingresar la cantidad mínima de 120.000 dólares que reclama a Greenpeace.
En 2022, Shell registró ganancias de 32.200 millones de libras.
Esto equivale a:
88.2 millones de libras por día
3,6 millones de libras esterlinas por hora
61.263 libras por minuto
[2] 100.000 libras es el equivalente al 0.0003% de las ganancias de Shell del año pasado.
100.000 libras / 32.000 millones de libras x 100 = 0,0003 %.
[3] Extracto de la demanda legal:
“Pérdidas: los demandantes reclamarán daños y perjuicios, entre otras cosas: (a) daños a la
FPSO; (b) los costes de inspeccionar la FPSO para la seguridad a la luz de las acciones de los activistas de Greenpeace y de determinar qué daño ha sufrido la FPSO por estas acciones; (c) el retraso del viaje y/o despliegue de la FPSO; (d) los costes de una mayor seguridad
incluyendo pero no limitado al uso del remolcador Sovereign; (e) los costes de tomar todas las
medidas razonables para investigar y tratar los asuntos mencionados anteriormente, incluida la toma de medidas de seguridad y asesoramiento legal; y (e) cualquier pérdida o daño adicional”.
“Los demandantes esperan recuperar más de 100.000 libras”.