¡ACCIÓN! ¡ACCIÓN! ¡ACCIÓN!
Greenpeace bloquea el gas de Putin y Trump en la terminal belga de Zeebrugge
- Más de 70 activistas de 17 países bloquean el mayor puerto de entrada de gas licuado ruso de la Unión Europea para protestar contra la dependencia europea de las importaciones de gas de Rusia y Estados Unidos
- España es el segundo mayor importador europeo de GNL ruso desde el inicio de la guerra de Ucrania
- Greenpeace llama a los líderes europeos a reducir esta dependencia eliminando por completo el gas y acelerando la transición a las energías renovables
Más de 70 activistas de Greenpeace de 17 países han bloqueado esta tarde la terminal de gas licuado de Zeebrugge, Bélgica, en protesta por la dependencia de Europa de las importaciones de gas de Estados Unidos y Rusia [1]. Mientras la Unión Europea (UE) debate nuevas sanciones contra Rusia y el presidente de EE. UU., Donald Trump, sigue presionando a la UE para que compre más gas estadounidense, Greenpeace insta a los líderes europeos a reducir la dependencia eliminando por completo el gas fósil y acelerando la transición a las energías renovables [2].
La terminal de gas de Zeebrugge es el mayor punto de entrada de gas licuado ruso en la UE, y sus importaciones de gas estadounidense siguen aumentando [3]. Esta protesta tiene lugar mientras la UE debate su 19º paquete de sanciones contra Rusia, que incluye una propuesta de la Comisión Europea para prohibir las importaciones de gas licuado ruso a partir de enero de 2027, y los jefes de Estado de la UE se reúnen en Copenhague para debatir la seguridad del bloque, en el contexto de las recientes violaciones del espacio aéreo por parte de Rusia [4].
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A la entrada de la terminal, los activistas han instalado una estructura inflable de 10 metros de largo que muestra a Vladimir Putin y Donald Trump en un buque cisterna de gas. Junto a ella, el velero Witness de Greenpeace ha desplegado una pancarta con el lema “They love gas, you pay the price. Stop Fossil Gas” (“A ellos les encanta el gas, tú pagas el precio. Detengamos el gas fósil”), mientras los activistas en kayaks bloquean el acceso a la terminal.
Desde el lugar del bloqueo, Lisa Göldner, responsable de la campaña contra los combustibles fósiles de Greenpeace Alemania, ha señalado: “La dependencia de la UE del gas ruso está financiando la guerra en Ucrania y poniendo en peligro la paz y la seguridad en Europa. Las importaciones de gas de Rusia deben terminar ahora mismo. Pero sustituir el gas ruso por gas obtenido mediante fracturación hidráulica de EE. UU. mantiene a Europa atrapada en dependencias peligrosas. Hoy estamos aquí porque acelerar la transición hacia las energías renovables ya no es sólo una necesidad medioambiental, sino una cuestión de seguridad. La UE debe liberarse de su dependencia de los combustibles fósiles y tomar el control de su futuro. Esto significa invertir en un sistema energético seguro e independiente basado en energías 100 % renovables y reducir el desperdicio de energía”.
En un nuevo informe, Greenpeace calcula que, entre 2022 y 2024, la empresa rusa Yamal LNG, el mayor exportador de gas ruso a Europa, obtuvo ingresos estimados de 40.000 millones de dólares y pagó al Estado ruso unos 9.500 millones de dólares en impuestos sobre las ganancias [5]. Esta cantidad, según los cálculos de Greenpeace, podría utilizarse para comprar 271.000 drones de ataque tipo Shahed. En marzo de 2025, se estima que se utilizaron 1000 drones Shahed para atacar Ucrania cada semana. Numerosas empresas europeas han firmado contratos de suministro con Yamal LNG y han contribuido indirectamente con miles de millones de dólares al presupuesto estatal ruso entre 2022 y 2024. Destacan TotalEnergies (con un impuesto sobre las ganancias estimado de 2500 millones de dólares), SEFE (1450 millones de dólares) y Naturgy (1250 millones de dólares), empresa española que tiene un contrato con Yamal LNG hasta 2038.
“España está en el centro de la trampa del mal llamado gas natural, una gran tela de araña que se extiende a ambos lados del Atlántico y está plagada de intereses geopolíticos, oligarcas, financiación opaca de campañas electorales y contratos blindados de gas entre corporaciones. Esta trampa tiene graves consecuencias para la ciudadanía: la convierte en cómplice de las guerras que financia el gas, aumenta la factura energética de los hogares, perpetúa los chantajes de gobernantes como Putin y Trump, y además agrava los efectos climáticos extremos de quemar combustibles fósiles, como se ha visto con los incendios, las olas de calor o las danas”, ha declarado Francisco del Pozo Campos, responsable de la campaña contra el gas de Greenpeace.
El informe también destaca que, entre 2022 y junio de 2025, Francia, España, Bélgica y los Países Bajos gastaron más en importaciones de gas licuado de Rusia (34.300 millones de euros) que lo que aportaron en ayuda bilateral a Ucrania (21.200 millones de euros) durante el mismo período.
España es el segundo mayor importador europeo de GNL ruso desde el inicio del conflicto, sólo superado por Francia. Desde el inicio de la guerra de Ucrania en 2021, España ha importado el 25 % de todo el gas ruso que ha entrado a Europa. Asimismo, España se sitúa como el tercer mayor hub de gas estadounidense en Europa, con empresas como Naturgy, Endesa o Repsol apostando por contratos a largo plazo con gigantes gasistas como Cheniere.
Greenpeace insta a la UE y a los Gobiernos nacionales a prohibir el gas licuado ruso como parte de su 19º paquete de sanciones, con el objetivo de acabar por completo con las importaciones de gas ruso. Al mismo tiempo, la UE debe suspender los nuevos contratos de suministro de gas licuado procedente de EE. UU. y comprometerse a la eliminación gradual del gas fósil para 2035.
Esta acción es la última parada del tour de Greenpeace Stop Fossil Gas por Europa a bordo de los barcos Arctic Sunrise y Witness. Los barcos han visitado España, Bélgica, Italia, Croacia, Grecia, Dinamarca y Alemania para generar debate sobre el sistema energético europeo, cuestionar su dependencia del gas fósil y promover una eliminación gradual y justa del gas fósil mediante una transición hacia energías renovables que permita a todos cubrir sus necesidades energéticas a un precio justo, sin perjudicar a las personas, al planeta ni al medio ambiente. La Carta Abierta de Greenpeace a la UE y a los Gobiernos nacionales, que exige la prohibición de todos los nuevos proyectos de infraestructura de combustibles fósiles y la eliminación gradual del gas para 2035, ya ha sido firmada por 85.000 personas.
Notas
[1] Activistas de Austria, Bélgica, Bulgaria, Croacia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Hungría, Italia, Países Bajos, Polonia, Rumanía, España, Suecia y Ucrania participan en la acción en curso.
[2] La UE se comprometió recientemente a comprar energía estadounidense por valor de 750.000 millones de dólares durante los próximos tres años, incluyendo gas licuado de fracturación hidráulica, como medida para apaciguar las amenazas de Trump de aumentar los aranceles de importación a los productos de la UE.
[3] Según datos recopilados por Greenpeace a través del sistema de seguimiento de petroleros de Refinitiv.
[4] Carta de invitación del presidente António Costa a los miembros del Consejo Europeo antes de su reunión informal en Copenhague el 1 de octubre de 2025.
[5] La trampa del GNL: La dependencia europea del gas fósil de Rusia y Estados Unidos, Greenpeace, septiembre de 2025.