¡ACCIÓN! ¡ACCIÓN! ¡ACCIÓN! ¡ACCIÓN! ¡ACCIÓN! ¡ACCIÓN! ¡ACCIÓN!
Greenpeace bloquea la entrada de un buque gasero en el puerto de Sagunto para exigir el fin de los combustibles fósiles
- Activistas a bordo del barco más grande de la organización, el Esperanza, han entrado al puerto de Sagunto y se han anclado junto a la planta de regasificación de Enagás para impedir la entrada del buque Merchant
- Esta acción se realiza en el contexto del Consejo Europeo extraordinario que se celebra hoy en Luxemburgo, donde los y las ministras de Energía se reúnen para tratar el impacto del aumento de los precios de la energía y las posibles soluciones
- A menos de una semana del inicio de la cumbre climática en Glasgow, Greenpeace denuncia la dependencia de España del gas fósil, causante de la subida del precio de la energía y de la emergencia climática
- Greenpeace ha lanzado una Iniciativa europea ciudadana para prohibir la propaganda millonaria que las empresas de combustibles fósiles utilizan para lavar su imagen o greenwashing
Esta mañana activistas de Greenpeace han accedido a bordo del buque Esperanza al puerto de la planta regasificadora de Enagás en Sagunto (Valencia) para impedir la entrada del buque gasero Merchant que proviene de Estados Unidos, cargado de gas de fracking. Greenpeace exige a Enagás (operadora de la red de gas) y a las empresas energéticas un plan de abandono progresivo del gas fósil, también llamado con el eufemismo de gas “natural”. Los activistas, de 18 nacionalidades distintas, portan pancartas con los mensajes “EL GAS NO ES EL FUTURO” y “NO + GAS” en español y en inglés.
Zódiacs de la organización se han aproximado al buque Merchant, que porta un cargamento de 138 mil metros cúbicos de gas licuado (como 41 piscinas olímpicas), para pintar en su costado el mensaje “NO + GAS”.
Greenpeace reclama al Consejo Europeo extraordinario de Energía que se celebra hoy, que aborde la escalada de los precios desde la raíz del problema, es decir, la dependencia que existe del gas. Los gobiernos deben aplicar medidas urgentes para proteger a las personas vulnerables afectadas por las subidas de los precios de la energía causadas por la volatilidad del gas, y acelerar la eliminación de todos los combustibles fósiles, incluido el gas, para evitar futuros riesgos.
La planta de regasificación junto a la que está anclado el Esperanza, es propiedad de Enagás en un 72,5% y es uno de los puntos calientes de la llamada crisis del gas. Greenpeace advierte que ya se están viviendo las consecuencias de esta crisis, tanto en la economía global, como en la nacional, afectando a toda la población por los continuos récords de subida de precios en la factura eléctrica. A esta crisis de precios se le suma la grave emergencia climática a la que nos enfrentamos. En concreto, de media, la planta de Sagunto es responsable de unas 4,5 millones de toneladas de emisiones directas anuales de CO2 (las mismas emisiones que casi 1.400.000 coches durante un año).
“El primer paso para que haya una transición que sea ordenada y justa con las personas es que los fondos de recuperación no se queden en manos de las grandes corporaciones que nos han traído a esta emergencia climática. El gas tiene que parar. Un gobierno y unas empresas que quieran demostrar su compromiso en la lucha contra el cambio climático lo primero que tienen que hacer es poner fecha de caducidad a todos los combustibles fósiles”, ha declarado Francisco del Pozo, responsable de la campaña de gas de Greenpeace
Con esta acción de protesta pacífica, y a menos de una semana del inicio de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático que se celebrará en Glasgow (COP26), Greenpeace denuncia que el gas no es un combustible ni limpio ni de transición, ya que en realidad es un potente emisor de gases de efecto invernadero compuesto fundamentalmente por metano, un gas con un potencial de calentamiento global a los 20 años, 84 veces superior al del CO2. En su proceso de extracción y transporte hay filtraciones de metano y finalmente durante su quema para los diferentes consumos, también produce CO2.
“Es hora de que Enagás y el resto del sector gasista asuma un compromiso urgente y real en la lucha contra el cambio climático y la transición energética y dejen de promover soluciones dudosas con publicidad verde y dinero público para mantener su modelo de negocio”, ha declarado Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace, “empresas como Repsol, Naturgy o Shell invierten millones en publicidad para convencernos de que un combustible fósil tan dañino para el clima como el gas puede ser parte de la solución a la emergencia climática. Ha llegado el momento de quitar el micrófono a los asesinos del clima y apagar su sucia propaganda”.
El pasado 4 de octubre Greenpeace, junto con otras 20 organizaciones, lanzó una iniciativa europea ciudadana para prohíbir la publicidad y patrocinios de los combustibles fósiles. El objetivo es conseguir un millón de firmas que la organización está recogiendo a través de la página web ¡Basta de publicidad de combustibles fósiles! [1]. Greenpeace también ha realizado acciones de protesta similares en Holanda y en Croacia.
El gas es el combustible fósil que más crece en el mundo, y se ha convertido en la segunda fuente de energía fósil en Europa. La organización ecologista considera imprescindible establecer un calendario para el abandono del gas junto con el resto de energías sucias y aumentar la proporción de energía renovable en el mix energético con participación de la ciudadanía. Greenpeace demanda que haya un sistema eléctrico 100% renovable, libre de gas fósil, no más tarde de 2030 y alcanzar el cero neto de las emisiones en 2040.
Notas
[1] Para obtener más información sobre la Iniciativa Ciudadana Europea, Prohibir la publicidad y los patrocinios de combustibles fósiles: www.banfossilfuelads.org. Una Iniciativa Ciudadana Europea (o ECI) es una petición reconocida oficialmente por la Comisión Europea. Si una ICE alcanza un millón de firmas verificadas en el plazo permitido, la Comisión Europea está legalmente obligada a responder y puede considerar la posibilidad de incorporar nuestras demandas a la legislación europea.