Greenpeace considera la Ley de Cambio Climático aprobada por el Gobierno Vasco totalmente insuficiente

22-05-2023

  • La organización destaca que es un texto meramente declarativo sin medidas claras ni plazos concretos
  • La ley no establece objetivos concisos ni de reducción de Gases de efecto invernadero ni para la transición energética y remite al Plan de Transición Energética del Gobierno Vasco cuyos objetivos han quedado totalmente desfasados por la realidad climática
  • Para la ONG con esta ley Euskadi se quedaría a la cola de la lucha contra el cambio climático en la Unión Europea, al no contribuir suficientemente ni siquiera al cumplimiento de los escasos objetivos comunitarios

22 de mayo de 2023.- Tras la aprobación por parte del Gobierno Vasco del proyecto de Ley de Transición Energética y Cambio Climático de Euskadi Greenpeace ha analizado el texto y ha declarado que lo considera totalmente insuficiente para la lucha contra el cambio climático, al no incluir objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero acordes a lo que la ciencia pide y al no avanzar en mitigación y adaptación. Para la organización el proyecto de ley es un texto meramente declarativo, sin medidas claras, ni plazos concretos. En Febrero de 2022 Greenpeace presentó alegaciones al proyecto de ley, pero ninguna de ellas ha sido tenida en cuenta perdiendo la oportunidad de mejorar el texto.

Objetivos insuficientes para que Euskadi alcance las cero emisiones netas

Mientras la ciencia clama para que la política abandone lo más rápido posible los combustibles fósiles, el proyecto de ley de Euskadi no incluye objetivos concretos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) ni sobre transición energética. El texto remite a los objetivos anticuados establecidos por el Plan de Transición Energética y Cambio Climático 2021-2024 del Gobierno Vasco. Este plan contempla una reducción del 30% de emisiones de GEI para 2024 con respecto a 2005, lo que supone una reducción de tan solo un 14% con respecto a 1990, frente a una reducción del 55% que proponen los actuales objetivos europeos. La Estratégia Vasca Klima 2050 establece, a su vez, una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero para Euskadi de un 40% para 2030 con respecto al 2005 y de un 80% para 2050, lo que supone una reducción de tan solo un 26% respecto a 1990 para 2030 y, básicamente volver a los niveles de emisiones de 1990 para 2050. Estos objetivos son totalmente insuficientes ya que el compromiso de la Unión Europea es de reducir las emisiones comunitarias en un 55% como mínimo para 2030 con respecto a los niveles de 1990 y a neto cero para 2050. Así mismo establece que se debería lograr una cuota de energías renovables que represente el 20% del consumo final de la energía, algo de nuevo insuficiente. Los compromisos europeos de renovables ya obligaban a España a cubrir al menos el 20% de su energía final en 2020.

La propuesta de Greenpeace es lograr un sistema eléctrico eficiente y 100% renovable en 2030 para, en 2040, alcanzar la descarbonización de nuestra economía (llegar al cero neto en 2040), en línea con las recomendaciones científicas. Greenpeace considera que este texto de ley debería ser una herramienta que sirviera para aumentar la ambición climática de la comunidad autónoma del País Vasco y para ello, debe establecer nuevos objetivos de reducción de emisiones (al menos hasta el 55% para 2030 respecto a 1990), de reducción de la demanda de energía de al menos el 40% respecto a 2007 para 2030 y de aumento de la implantación y consumo de energías renovables a un suministro eléctrico 100% renovable para 2030 y energético para 2040.

La organización valora de manera positiva que el proyecto de ley hable de crear una Oficina Vasca de Transición energética y Cambio climático, del impulso a un pacto social por la transición energética y el cambio climático y la propuesta de creación de la Asamblea Ciudadana de Transición Energética y Cambio Climático de Euskadi. Sin embargo, la ley no establece plazos para estas actuaciones, por lo que estas propuestas pueden que lleguen tarde teniendo en cuenta la situación de emergencia en la que estamos, o peor aún, que sean propuestas que queden en papel mojado.

Algo similar pasa con los instrumentos de planificación que establece la ley. Los plazos que da para elaborarlos y actualizarlos son demasiado amplios. Establece una periodicidad de no más de 10 años para la actualización de las estrategias de Transición Energética y Cambio Climático. Desde Greenpeace consideran que estos plazos son demasiado largos y que tanto las revisiones como actualizaciones deberían darse en plazos no superiores a 4 años.

Por otro lado, la elaboración y aprobación del Plan Territorial Sectorial de las Energías Renovables, esencial para la ordenación del necesario despliegue renovable, se queda sin fecha, a pesar de que Greenpeace demandase un plazo máximo de un año para su aprobación.

En general la ley, en cuanto a la transición energética está llena de directrices, recomendaciones y buenas intenciones, pero no legisla efectivamente y esto es algo que no podemos permitirnos en un momento de emergencia climática. Además, sigue poniendo la esperanza en tecnologías de captura y almacenamiento de CO2. Estas son tecnologías que aún no están disponibles a escala comercial y sigue sin quedar claro cuándo y si podrían llegar a estarlo. Greenpeace denuncia que apostar por la captura y almacenamiento de carbono puede ser una distracción peligrosa y puede hacer que se frenen los esfuerzos reales que hay que hacer para la reducción de emisiones de CO2. Igualmente, en algunos aspectos la ley sigue apostando por combustibles de transición, pero para Lorea Flores, coordinadora de Greenpeace en la CAPV, a día de hoy, “en plena emergencia climática no hay combustible fósil de transición que valgan. Tenemos que avanzar en un abandono urgente de todos los combustibles fósiles”.

“De sobra es conocido que el cambio climático es el problema ambiental más grave con consecuencias económicas y sociales al que nos enfrentamos en el siglo XXI y que el modo de enfentarlo hipotecará o salvará a nuestras generaciones presentes y futuras. Por ello es necesario que los gobiernos aborden el problema con la urgencia que requiere nuestro planeta. En este sentido, la comunidad autónoma del País Vasco necesita un impulso legislativo importante y ambicioso que guíe a las diputaciones y gobiernos locales, así como los sectores económicos, empresariales y a la ciudadanía en la transición energética desde el derroche de energía y los combustibles fósiles en manos de pocas empresas hacia el ahorro, la eficiencia y las energías renovables en cuyo centro estén las personas y el planeta. Lamentablemente el actual proyecto de ley no está a la altura de las circunstancias”, ha añadido Flores.

En el marco de las elecciones locales en Euskadi y frente a las políticas devastadoras que arrasan la naturaleza, la salud y la vida, Greenpeace presentó la semana pasada un documento con sus propuestas para los municipiosen favor del planeta, las personas y la participación democrática.


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