Mañana, 17 de junio, Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía

Greenpeace da voz a los agricultores/as: “El cambio climático está ya cambiando la agricultura y eso pone en riesgo la alimentación de este país”

16-06-2023

  • Los últimos datos de esta semana dejan un balance de agua embalsada del 47,53%, unos 20 puntos por debajo de la media
  • España tiene ya más estrés hídrico que países como Mauritania, Níger o Egipto
  • El Gobierno que salga del 23-J debe poner la transición hídrica justa entre sus prioridades

Mañana se celebra el Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, y, a pesar de no haber entrado aún oficialmente en el verano, llega con un pronóstico de temperaturas de cerca de 40ºC y noches tropicales en parte del país. Empezamos a estar acostumbrados a estos titulares. No en vano, el 75 % de España está en riesgo de desertificación y es el segundo país europeo, tras Grecia, con mayor estrés hídrico, por delante, a nivel mundial, de países como Mauritania o Egipto. Esto significa que la demanda de agua es superior a la disponible o que su uso se encuentra limitado.

Tanto es así que, según los datos de esta misma semana, las reservas de agua embalsada están al 47,53 %, 20 puntos porcentuales por debajo de la media de los últimos 10 años. El Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC), en su último informe de marzo de 2023, advierte que en España, especialmente en las regiones del sur y centro, ya se ha experimentado una disminución de la precipitación anual durante las últimas décadas y prevé que muchas regiones del país se volverán más secas como promedio anual en los próximos años.

Con motivo de este Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, Greenpeace quiere dar voz a las personas que más directamente están viendo la emergencia climática en España: las y los agricultores. Según estos testimonios, en los dos últimos años, el impacto de la crisis climática se ha acelerado y las planificaciones de hace poco tiempo ya no sirven. Piden que se fomente la agroecología, con variedades adaptadas al clima, en lugar de apostar por la insensatez de aumentar el regadío intensivo, y creen que la clave no pasa solo por regar mejor sino por optimizar el suelo. 

Video resumen de testimonios regantes EN ESTE LINK

A pesar de que cada vez disponemos, y dispondremos en el futuro, de menos agua, los planes hidrológicos siguen aprobando el aumento de regadíos (el regadío ya se lleva casi el 80% del agua de este país). Greenpeace lanzaba esta semana su informe “La burbuja del regadío”, alertando sobre la insostenibilidad del actual modelo de riego. Solo desde 2004 a 2021 los regadíos “legales” han aumentado un 16 %, alcanzando las 3.975.000 hectáreas en la actualidad, un 8% de la superficie del país (40.000 km2 -casi el equivalente a la extensión de Suiza o Países Bajos-). 

Ante esta incongruencia entre reducción de disponibilidad y aumento del consumo, Greenpeace demanda:

  • Abordar una verdadera transición hidrológica justa que responda al actual contexto de cambio climático
  • Combatir la sobreexplotación y contaminación del agua, con especial atención a las aguas subterráneas y estratégicas del futuro 
  • Reducir la cantidad total de agua consumida, fundamentalmente por el regadío 
  • Incluir a la ciudadanía en la gestión del recurso agua, a través de procesos participativos reales y ejercicios deliberativos
  • Poner en marcha planes especiales de sequía para abastecimientos urbanos de más de 20.000 habitantes
  • Implantar regímenes de caudales ecológicos científicamente establecidos.
  • Cerrar el más de un millón de pozos ilegales repartidos por toda la geografía española
  • Orientar las políticas agrícolas y ganaderas hacia la sostenibilidad y la reducción del consumo de agua
  • Prohibir nuevos proyectos de ganadería industrial y la ampliación de los existentes y apoyar la producción extensiva, local, de calidad y ecológica
  • Establecer una hoja de ruta para potenciar la agricultura ecológica y reducir la cabaña ganadera en intensivo en un 50 % para 2030
  • Adaptar las políticas forestales a las necesidades del país más árido de Europa.
  • Aumentar el presupuesto destinado a la gestión forestal para avanzar en la adaptación de los bosques mediterráneos al cambio climático y, por tanto, en la protección de suelo y agua (gestión ecohidrológica)

Con todo este panorama, es urgente y vital que el próximo Gobierno, y para ello los programas electorales de todos los partidos, aborden este problema. Greenpeace anima a la ciudadanía a exigir el 23J un compromiso medioambiental inequívoco a sus dirigentes.


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