Greenpeace denuncia que la ampliación del metro ligero de Sevilla costará el doble para no restar espacio al coche
- La organización ecologista ha presentado sus alegaciones a la prolongación del Metrocentro hasta Nervión anunciada por el Ayuntamiento
- Greenpeace considera innecesario el túnel entre las avenidas de San Francisco Javier y Ramón y Cajal, que costará casi la mitad del proyecto y generará una importante barrera arquitectónica y un mayor impacto ambiental en la zona
- El proyecto presentado por el Ayuntamiento prioriza que se mantenga el actual volumen de tráfico rodado, lo que contradice los objetivos del Plan de Movilidad Urbana Sostenible para reducir el uso del coche en Sevilla
Greenpeace ha expresado su oposición al túnel subterráneo propuesto para la ampliación del Metrocentro entre las avenidas de San Francisco Javier y Ramón y Cajal, cuya evaluación ambiental se sometió a información pública durante el mes de junio. Según expresan en las alegaciones presentadas, ese paso inferior no se justifica por una necesidad física u orográfica que impida la ampliación del servicio, sino que responde exclusivamente a evitar que el transporte público pueda incidir sobre el tráfico rodado. Mantener intactos los privilegios del coche en la ciudad supondrá dedicar la mitad del presupuesto a la ejecución del túnel, que suma un 91% de las partidas de infraestructura dentro del proyecto.
Greenpeace considera que los criterios de diseño del tranvía contradicen los objetivos del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Sevilla y no está acorde con los objetivos de reducción de emisiones que la ciudad debe asumir en una situación de emergencia climática reconocida por el Ayuntamiento hace ahora un año.
Además de esto, la implantación de este túnel llevará aparejada una serie de repercusiones negativas que no se han incluido en la evaluación ambiental. Por un lado, la ejecución del túnel supondrá construir dos rampas que crearán 300 metros de barrera arquitectónica para el resto de usuarios, especialmente peatones, bicicletas y otros vehículos de movilidad personal. Estas rampas, además, amplifican el sonido del tranvía en una zona donde el ruido del tráfico incumple el Reglamento de Protección de la Contaminación Acústica de la Junta de Andalucía (Decreto 6/2012).
Por otra parte, la necesidad de ejecutar el túnel afectará a una gran cantidad de servicios, obligando a intervenciones como la construcción de un nuevo colector de aguas, ejecutado por EMASESA en un proyecto aparte. Greenpeace denuncia que la solución del túnel supone un coste extra de 5,6 millones de euros, el 91% de todas las partidas de infraestructura y el 41% del total del proyecto.
No molestar al coche
La organización ecologista también ha denunciado en sus alegaciones la falta de ambición del proyecto del Metrocentro a la hora de atraer viajeros del automóvil particular. En las obras de este tipo es habitual que se aproveche para mejorar la urbanización, reduciendo espacio al coche y ampliando las aceras y zonas verdes. Nada de esto se contempla en el proyecto presentado por el Ayuntamiento de Sevilla, donde se elimina una franja entera de arbolado para así mantener los mismos carriles de circulación en la Avenida de San Francisco Javier.
La necesidad de mantener intacta la capacidad del tráfico rodado, expresada varias veces en el proyecto, tiene como resultado que el nuevo tranvía no vaya a captar viajeros del coche. Lejos de reducir la congestión, la prognosis de tráfico estima un aumento de 2.000 vehículos diarios, algo que según Greenpeace contradice los objetivos de cambio modal recogidos en el Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) de Sevilla y va en contra de las medidas que el Ayuntamiento debería implementar tras la declaración de emergencia climática, suscrita por este consistorio.
“La ampliación del Metrocentro tiene sentido mientras sirva para disminuir el tráfico en la ciudad. Y para eso es necesario seguir reduciendo espacio al coche mientras se generan alternativas de transporte sostenible como el metro ligero”, ha afirmado Adrián Fernández, responsable de Movilidad de Greenpeace España: “Ejecutar el proyecto manteniendo los mismos carriles de tráfico solo servirá para llevar en tranvía a los viajeros que ya van en autobús, con un coste altísimo pero sin mejoras sustanciales para la ciudad”.
Esta previsión se confirma en el estudio de emisiones del proyecto. El Ayuntamiento argumenta que la ampliación del metro ligero supondrá una reducción de emisiones contaminantes. Sin embargo, la mayoría de estas emisiones se atribuyen a la sustitución de autobuses diésel y gas y no a un cambio en los patrones de movilidad de la población. Greenpeace denuncia que el proyecto incumple los objetivos de cambio modal fijados en el PMUS en favor de los transportes sostenibles, sumándose así a otras organizaciones que ya han expresado alegaciones en este sentido, como Ecologistas en Acción, Sevilla se mueve, Red Sevilla por el clima, Tranvía Verde, Adepa o A Contramano.