Destrucción a toda costa 2025: impactos del urbanismo y el cambio climático en el litoral

Greenpeace denuncia que la gestión del litoral cántabro ignora el cambio climático y lo enfrenta a la desaparición de numerosas playas

17-07-2025

  • A pesar de los impactos climáticos, en Cantabria se sigue promoviendo el aumento de la presión turística que facilita la urbanización de los últimos tramos libres del litoral, incluso en zonas de riesgo


  • Cantabria es la tercera comunidad autónoma, por detrás de Canarias y Baleares, con mayor porcentaje de viviendas turísticas sobre el total de viviendas. En agosto de 2024 aumentó un 25% respecto al año anterior
  • Para 2050, el mar podría entrar hasta 25 metros en tierra debido a la subida de nivel por el cambio climático. El Puntal de Santander podría convertirse en una isla y la vecina playa de Somo desaparecerá

  • La organización reclama medidas de mitigación y adaptación al cambio climático que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y su población. Con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40 % del retroceso de las playas de todo el mundo

 

Madrid, 17 de julio de 2025.“Mientras los impactos climáticos nos muestran su crudeza, la administración cántabra permite proyectos que recuperan modelos pasados que ya están obsoletos y ponen al límite los ecosistemas costeros que nos protegen”. Con estas contundentes palabras resume Elvira Jiménez, coordinadora de campañas de Greenpeace, la situación del litoral cántabro en la presentación, hoy, de una nueva edición del informe Destrucción a toda costa, que viene señalando, desde el año 2000, el imparable deterioro de las costas españolas. En esta nueva entrega, se detallan los impactos del cambio climático y el urbanismo en el litoral de Cantabria, que se pueden visualizar en un mapa satelital, también elaborado por Greenpeace.

El informe Destrucción a toda costa 2025: impactos del urbanismo y el cambio climático en el litoral es una exhaustiva investigación de la organización ecologista que pone de manifiesto cómo protegernos de los impactos del cambio climático es uno de los principales desafíos sociales, económicos y ambientales a los que se enfrenta el país. La elevación del nivel del mar, el incremento de la temperatura del agua, el aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, la erosión del litoral y la pérdida de biodiversidad costera y marina son algunas de las consecuencias que ya se están manifestando a lo largo de la costa. 

Tras años de haber explotado el litoral, se han dilapidado muchos ecosistemas costeros que nos protegen. Greenpeace señala las playas y zonas urbanas que se verán más afectadas para 2050 en un escenario moderado de reducción de emisiones según la información científica disponible (1).

Ante una costa artificial, la vulnerabilidad aumenta dramáticamente y con ello las consecuencias. Sin embargo, como denuncia Greenpeace, la gestión del litoral no está avanzando de forma paralela a esta realidad, y advierte que hay que acelerar las medidas de mitigación y adaptación que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y de su población. También se observa la falta de coherencia entre las políticas de ordenación territorial y la necesidad urgente de aumentar la resiliencia de estos territorios. 

El litoral cántabro en peligro

La presión turística continúa aumentando en Cantabria. En 2024 registró un nuevo récord de pernoctaciones y visitantes, superando los 2,1 millones y se espera que esta tendencia de aumento continúe en 2025. El proyecto de construcción de 126 viviendas, un hotel y campo de golf en los acantilados entre Loredo y Langre, en terrenos calificados como zona de Protección Litoral y zona de Ordenación Forestal, refleja cómo se está trasladando el modelo que ha saturado otras zonas costeras. Cantabria es la tercera comunidad autónoma, por detrás de Canarias y Baleares, con mayor porcentaje de viviendas turísticas sobre el total de viviendas. En agosto de 2024 aumentó un 25% respecto al año anterior. Santander se encuentra entre las diez ciudades españolas con mayor número de plazas de viviendas de uso turístico sobre plazas hoteleras. Otros municipios costeros cántabros que destacan por la concentración de viviendas turísticas son San Vicente de la Barquera, Comillas, Suances, Noja y Santoña

Algunas zonas costeras o cercanas a la costa que ya están experimentando saturación son el bosque de Secuoyas de Cabezón de la Sal (Monumento Natural y parte de la Red de Espacios Protegidos) o el Faro del Caballo en Santoña, a los que se ha tenido que limitar el número de visitantes. Esta misma medida se está reclamando para proteger las dunas del Puntal, a través de una Proposición No de Ley (PNL), ante la masificación de este enclave de alto valor ecológico y muy sensible. El acceso a las playas de Valdearenas y Canallave, junto al Parque Natural de las Dunas de Liencres y Costa Quebrada, está afectando negativamente a este espacio, con el aparcamiento de vehículos dentro del espacio protegido por la Ley de Costas.

Aumenta la presión turística y también lo hacen los impactos del cambio climático. Se estima que el nivel del mar en Cantabria puede subir una media de 25 cm en 2050, es decir, el mar habría entrado unos 25 metros en tierra para ese momento (2). Por sus características geográficas, todas las rías y ensenadas son zonas de riesgo de inundación costera y coinciden también que están catalogadas como áreas de riesgo potencial significativo de inundación. Las zonas donde se estima mayor impacto de inundación costera son: 

  • Val de San Vicente: rías Tina Mayor y Menor, playa del Pedrero, playa de las Arenas , playa de Aramal, playa de Amió y playa de Berellín. 
  • San Vicente de la Barquera: ría de San Vicente y San Andrés con afectación a marisma de Pombo y de Rubín, playa Gerruca y playa Gerra. 
  • Miengo: playa de los Caballos, la Concha y Cuchía en el entorno de la ría de San Martín de la Arena. Ría de Mogro y cercanas playa de Valdearenas y de Canallave en el entorno de las dunas de Liencres. 
  • Marina de Cudeyo: entorno Bahía de Santander, playa El Puntal y Somo. 
  • Noja: entorno ría de Cabo Quejo y Marisma el Vao, playa de Joyel y del Ris, entorno ensenada de Noja, playa de Helgueras y Tregandin y marismas de Victoria. 
  • Santoña: playa Berria, entorno Marismas de Santoña (Parque Natural). 
  • Colindres, Bárcena de Cicero, Voto y Limpias en el entorno de sus rías (ría de Treto, Rada, Limpias). 
  • Castro-Urdiales: ensenada de Urdiales con la playa de Ostende y ensenada de Brazomar

Además, algunas de estas playas presentan también riesgo de erosión y pérdida de porcentaje de superficie: 

  • Riesgo extremo (pérdida del 90% o 100%): playa de Somo. 
  • Riesgo muy alto (pérdida entre 69% y 89%): playa de Gerruca. 
  • Riesgo alto (pérdida entre 30% y 69%): playa del Pedrero, playa de las Arenas, playa de Berellín, playa Gerra, playa de Cuchía, playa El Puntal, playa Berria y playa de Ostende

El perfil de la bahía de Santander se encuentra gravemente amenazado por el cambio climático debido a la erosión costera y la inundación marina. En el escenario más favorable se espera que su emblemático Puntal se convierta en una isla en 20 años. La vecina playa de Somo desaparecerá dejando un acantilado entre la playa del Puntal y la playa de Loredo.

Soluciones para la costa 

Es urgente hacer frente a estos riesgos. Tan sólo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40 % del retroceso de las playas de todo el mundo. Para 2050, proteger y conservar las playas supondría un beneficio 150 veces superior a dejar que sigan deteriorándose. 

Las principales soluciones que plantea Greenpeace son:

  1. Acción climática urgente y ambiciosa. Proteger la biodiversidad y diseñar un nuevo sistema energético en el que se reemplacen los combustibles fósiles y el uranio por energías renovables.
  2. Proteger, restaurar y renaturalizar la costa. La naturaleza y sus procesos son los mejores aliados para mitigar, en las zonas costeras, los impactos de la subida del nivel del mar, de inundaciones y temporales. Las soluciones basadas en la naturaleza, que emplean los procesos naturales como remedio ante los impactos negativos, son eficaces y menos costosas que las clásicas medidas de infraestructura gris. Es imprescindible preservar los tramos de costa virgen que han sobrevivido, especialmente humedales, playas y dunas que actúan como barreras protectoras. Hay que restaurar todos los tramos posibles de costa, pensando en el futuro y en la necesidad de que nos protejan adecuadamente, y abandonar las medidas costosas que son sólo parches temporales, como la regeneración artificial de playas o el mantenimiento de infraestructuras obsoletas.
  3. Reducir la exposición al riesgo. Utilizar los datos y la cartografía sobre impactos y riesgos ante la inundación y la erosión. Evitar reconstruir y habitar zonas gravemente afectadas por inundaciones o temporales marítimos. Paralizar los proyectos urbanísticos en tramitación que contemplen edificar en zonas con riesgo de inundación e impedir el uso de medidas estructurales de mitigación de la peligrosidad de inundación como vía para generar espacios urbanizables. También hay que prohibir la calificación como urbanizable de los terrenos cuya peligrosidad se ha mitigado tras la construcción de una obra estructural.
  4. Adaptación transversal, local y participada. La adaptación al cambio climático tiene un fuerte componente local por lo que es necesario un análisis de los riesgos y vulnerabilidades en cada municipio, que deben traducirse en planes de adaptación. Son necesarias estrategias a nivel nacional y regional y deben contar con la financiación adecuada. La participación ciudadana es fundamental.
  5. Poner coto a la turistificación contando con la participación comunitaria. El sector turístico es un factor determinante en la gestión de la costa. Es urgente abandonar el discurso cuantitativo y la cultura del crecimiento continuo, por uno cualitativo que conduzca a una reforma estructural que aúne las necesidades de la población residente y los límites ambientales para poder desarrollarse en equilibrio. Hay que avanzar en la regulación con moratorias a las viviendas turísticas, erradicación de la oferta ilegal, reducción de la actividad aeroportuaria, limitación de la entrada de vehículos en las islas, refuerzo del transporte público y el control de aforo en espacios sensibles.


Notas
  1. Los datos de impactos de cambio climático se han obtenido a partir de los visores cartográficos de las distintas comunidades autónomas, visores nacionales e informes publicados.
  2. Según la regla de Bruun, cada centímetro de subida del nivel del mar supone un retroceso de aproximadamente un metro de playa.

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Enlace al informe AQUÍ

Mapa satelital de impactos urbanísticos y climáticos AQUÍ

Imágenes disponibles para medios AQUÍ

Infografía calentamiento del mar AQUÍ


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