Destrucción a toda costa 2025: impactos del urbanismo y el cambio climático en el litoral

Greenpeace denuncia que la gestión del litoral catalán ignora el cambio climático y lo enfrenta a la desaparición de numerosas playas

17-07-2025

  • A pesar de los impactos climáticos, se siguen promoviendo nuevas construcciones y normativas que facilitan la urbanización de los últimos tramos libres del litoral, incluso en zonas de riesgo
  • Se estima que el nivel del mar en Cataluña se comerá una media de 26 metros de playa, siendo las zonas con mayor retroceso el Delta del Ebro (52 metros), el delta del Llobregat y la costa Daurada (23 metros)
  • El aumento de temperaturas en el Mediterráneo es especialmente grave: se calienta a un ritmo de dos a tres veces más que la media global y se encuentra en ola de calor marina constante desde noviembre de 2024
  • La organización reclama medidas de mitigación y adaptación al cambio climático que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y su población. Con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40 % del retroceso de las playas de todo el mundo

“Mientras los impactos climáticos nos muestran su crudeza en esta región, la Generalitat mira hacia otro lado, recuperando modelos litorales ya obsoletos y poniendo al límite los ecosistemas costeros que nos protegen”. Con estas contundentes palabras resume Elvira Jiménez, coordinadora de campañas de Greenpeace, la situación del litoral de Cataluña en la presentación, hoy, de una nueva edición del informe Destrucción a toda costa, que viene señalando, desde el año 2000, el imparable deterioro de las costas. En esta nueva entrega, se detallan los impactos del cambio climático y el urbanismo en el litoral catalán, que se pueden visualizar en un mapa satelital, también elaborado por Greenpeace.

El informe Destrucción a toda costa 2025: impactos del urbanismo y el cambio climático en el litoral es una exhaustiva investigación de la organización ecologista que pone de manifiesto cómo protegernos de los impactos del cambio climático es uno de los principales desafíos sociales, económicos y ambientales a los que se enfrenta el país. La elevación del nivel del mar, el incremento de la temperatura del agua, el aumento en la frecuencia e intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, la erosión del litoral y la pérdida de biodiversidad costera y marina son algunas de las consecuencias que ya se están manifestando a lo largo de la costa. 

El litoral catalán en peligro

A lo largo del litoral mediterráneo se está produciendo una reactivación urbanística que evoca los años de la burbuja inmobiliaria. Bajo argumentos de reactivación económica o solución a la crisis habitacional, reaparecen proyectos residenciales de gran escala, urbanizaciones turísticas y desarrollos en primera línea de mar, ignorando la realidad de los impactos del cambio climático en esta zona y ocupando los últimos tramos del litoral que quedan sin transformar en una costa saturada. Un modelo de urbanismo en la costa que se caracteriza por un cambio de usos del suelo enfocado exclusivamente a los intereses inmobiliarios. El resultado final es el que ya conocemos: la saturación del modelo turístico. 

Destaca negativamente también la ampliación de la tercera pista del aeropuerto del Prat en Barcelona amenazando las lagunas de la Ricarda y el Remolar. Ambos espacios están protegidos con la máxima figura de protección europea, contienen hábitats de interés comunitario y valiosas especies vegetales y animales. El proyecto supondría un golpe mortal a un delta del Llobregat que se encuentra en estado crítico. Además, la ampliación aumentaría la capacidad de vuelos de una infraestructura que ya hoy es la mayor emisora de gases de efecto invernadero de Cataluña, en clara contradicción con los compromisos climáticos autonómicos, nacionales y europeos, y que impulsa aún más la turistificación en una ciudad ya masificada.  

En la costa catalana se encuentran proyectos que se resisten a ser abandonados. En Salou, el proyecto del Hard Rock (inicialmente BCN World), que incluye un macrocomplejo de ocio, con dos hoteles y un casino está, en palabras del actual alcalde, “más vivo que nunca”. 

La Costa Brava, uno de los tramos litorales más emblemáticos, se encuentra amenazada por nuevas construcciones y proyectos salpicados por toda su extensión: proyectos en Palafrugell (Aigua Xelida), en Palamós (Cala S’Alguer, en la Pineda d’en Gori) o Begur (urbanización Jardines de Sa Riera Living), siguen devorando espacios naturales.

Los impactos del cambio climático ya se sienten en la costa catalana. Las playas del área metropolitana norte de Barcelona han perdido más de un 36% de arena. Montgat es el municipio con la regresión más marcada (74%) quedando sus playas en una situación crítica, seguido de Badalona con más del 40% (1). 

En un escenario moderado de emisiones (2) se estima que el nivel del mar en Cataluña subirá una media de 0,26 metros, siendo las zonas con mayor retroceso el Delta del Ebro (retroceso de 52 metros), Llobregat y costa Daurada (23 metros). Además de estos dos puntos, los de mayor impacto de subida del nivel del mar son:

  • Tarragona: Delta del Ebro, cala Forn, cala Vidre, cala Calafató, playa de la Llosa, playa d’en Forés, playa de Ponent de Salou, cala Llenguadets, playa Llarga, cala Font, cala Crancs, playa de La Pineda, playa dels Capellans, cala Fonda, playa de la Punta d’en Guineu, playa de la Pallisseta y playa de Cunit.
  • Barcelona: playa de Cubelles, playa Prat de Vilanova, playa de Gavá, playa de Cavalló, playa de la Murtra, playa de Sant Pol de Mar, playa El Morer y playa dels Pins. 
  • Girona: delta de la Tordera, playa de Fenals, playa de Lloret de Mar, playa de Sant Pol y playa de L’Estartit.

Situación general

Tras años de haber explotado el litoral, se han dilapidado muchos ecosistemas costeros que precisamente nos protegen. Greenpeace señala las playas y zonas urbanas que se verán más afectadas para 2050 en un escenario moderado de reducción de emisiones según la información científica disponible (1).

El calentamiento del agua del mar es especialmente preocupante. Todas las aguas que rodean a la península ibérica y las islas se están calentando un 67 % más rápido que la media global. El caso del Mediterráneo es especialmente grave, se calienta a un ritmo de dos a tres veces más que la media global, y se encuentra en ola de calor marina constante desde noviembre de 2024. El agua más caliente tiene consecuencias como una mayor intensidad de los temporales, incremento de la subida del nivel del mar o la alteración de la biodiversidad marina. 

Ante una costa artificial, la vulnerabilidad aumenta dramáticamente y con ello las consecuencias. Sin embargo, como denuncia Greenpeace, la gestión del litoral no está avanzando de forma paralela a esta realidad, y advierte que hay que acelerar las medidas de mitigación y adaptación que reduzcan la vulnerabilidad de la costa y de su población. También se observa la falta de coherencia entre las políticas de ordenación territorial y la necesidad urgente de aumentar la resiliencia de estos territorios. 

“La realidad que debemos asumir es que el modelo de “sol y playa” ahora es de “mucho sol y poca playa” y debemos actuar urgentemente para protegernos” ha declarado Jiménez. 

Soluciones para la costa 

Es urgente hacer frente a estos riesgos. Tan sólo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40 % del retroceso de las playas de todo el mundo. Para 2050, proteger y conservar las playas supondría un beneficio 150 veces superior a dejar que sigan deteriorándose. 

Las principales soluciones que plantea Greenpeace son:

  1. Acción climática urgente y ambiciosa. Proteger la biodiversidad y diseñar un nuevo sistema energético en el que se reemplacen los combustibles fósiles y el uranio por energías renovables.
  2. Proteger, restaurar y renaturalizar la costa. La naturaleza y sus procesos son los mejores aliados para mitigar, en las zonas costeras, los impactos de la subida del nivel del mar, de inundaciones y temporales. Las soluciones basadas en la naturaleza, que emplean los procesos naturales como remedio ante los impactos negativos, son eficaces y menos costosas que las clásicas medidas de infraestructura gris. Es imprescindible preservar los tramos de costa virgen que han sobrevivido, especialmente humedales, playas y dunas que actúan como barreras protectoras. Hay que restaurar todos los tramos posibles de costa, pensando en el futuro y en la necesidad de que nos protejan adecuadamente, y abandonar las medidas costosas que son sólo parches temporales, como la regeneración artificial de playas o el mantenimiento de infraestructuras obsoletas.
  3. Reducir la exposición al riesgo. Utilizar los datos y la cartografía sobre impactos y riesgos ante la inundación y la erosión. Evitar reconstruir y habitar zonas gravemente afectadas por inundaciones o temporales marítimos. Paralizar los proyectos urbanísticos en tramitación que contemplen edificar en zonas con riesgo de inundación e impedir el uso de medidas estructurales de mitigación de la peligrosidad de inundación como vía para generar espacios urbanizables. También hay que prohibir la calificación como urbanizable de los terrenos cuya peligrosidad se ha mitigado tras la construcción de una obra estructural.
  4. Adaptación transversal, local y participada. La adaptación al cambio climático tiene un fuerte componente local por lo que es necesario un análisis de los riesgos y vulnerabilidades en cada municipio, que deben traducirse en planes de adaptación. Son necesarias estrategias a nivel nacional y regional y deben contar con la financiación adecuada. La participación ciudadana es fundamental.
  5. Poner coto a la turistificación contando con la participación comunitaria. El sector turístico es un factor determinante en la gestión de la costa. Es urgente abandonar el discurso cuantitativo y la cultura del crecimiento continuo, por uno cualitativo que conduzca a una reforma estructural que aúne las necesidades de la población residente y los límites ambientales para poder desarrollarse en equilibrio. Hay que avanzar en la regulación con moratorias a las viviendas turísticas, erradicación de la oferta ilegal, reducción de la actividad aeroportuaria, limitación de la entrada de vehículos en las islas, refuerzo del transporte público y el control de aforo en espacios sensibles. 

Enlace al informe AQUÍ

Mapa satelital de impactos urbanísticos y climáticos AQUÍ

Imágenes disponibles para medios AQUÍ

Infografía calentamiento del mar AQUÍ


Notas
  1. Los datos de impactos de cambio climático se han obtenido a partir de los visores cartográficos de las distintas comunidades autónomas, visores nacionales e informes publicados.
  2. El escenario RCP 4.5 hace referencia a una de las «Trayectorias de Concentración Representativas» (RCP) utilizadas para modelar futuros escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero. Describe un escenario donde el forzamiento radiativo (un indicador del impacto del calentamiento global) se estabiliza en 4.5 vatios por metro cuadrado para el año 2100.

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