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Greenpeace denuncia que se ha firmado un acuerdo comercial tóxico entre la UE y el Mercosur

06-12-2024

Los líderes de la Unión Europea y de los países del Mercosur (Argentina, Bolivia, Brasil, Paraguay y Uruguay) acaban de anunciar la conclusión de las negociaciones sobre un acuerdo de libre comercio tóxico durante una cumbre en Montevideo, Uruguay, dijo Greenpeace. 

Lis Cunha, activista comercial de Greenpeace en la UE ha dicho: “Veinticinco años de conversaciones secretas a puerta cerrada, dejando de lado las preocupaciones públicas una y otra vez, han dado lugar a un acuerdo anunciado hoy que aumentará el comercio de carne vacuna, pesticidas y plásticos, con impactos desastrosos en la región Amazónica, el clima y los derechos humanos. Es vergonzoso que los líderes de la UE y del Mercosur sigan adelante con este acuerdo tóxico. Hacemos un llamamiento a todos los responsables políticos de Europa y los países del Mercosur para que escuchen la oposición pública generalizada y voten en contra del acuerdo”.

Carolina Pasquali, directora ejecutiva de Greenpeace Brasil ha dicho: «Se trata de un acuerdo terrible para el clima global, que compromete los esfuerzos de los países para afrontar la emergencia climática y la transición justa. Además, es lamentable que un acuerdo con tal impacto económico, social, político y ambiental para la sociedad brasileña y otros países del Mercosur haya sido negociado a puerta cerrada, sin participación social ni transparencia”. 

A lo largo de 25 años de negociaciones secretas, numerosos y diversos grupos de la sociedad civil en todo el mundo han expresado repetidamente su firme oposición a este acuerdo, y han informado al público sobre los impactos catastróficos de un acuerdo comercial entre la UE y Mercosur. 

Las revelaciones han incluido que el acuerdo: viola las leyes climáticas de la UE, e impulsa el comercio de plásticos al socavar los esfuerzos para acordar un Tratado Global sobre Plásticos, facilita la entrada de un cóctel tóxico de pesticidas prohibidos en la UE, impulsa la agroindustria destructiva y destruye ecosistemas preciosos en Sudamérica.

Sindicatos, consumidores, grupos de derechos humanos y organizaciones ambientalistas, economistas, pueblos indigenas, municipios locales y otras organizaciones de la sociedad civil han criticado el acuerdo, sin mencionar la más de 2 millones de ciudadanos de la UE que han firmado peticiones en contra. 

Además, los agricultores de Francia, Polonia y Bélgica han salido a las calles en los últimos días y meses para protestar contra el acuerdo y el impacto que puede tener en la supervivencia de las granjas familiares en dificultades.

STOP UE-Mercosur, una alianza de más de 450 organizaciones en Europa y América del Sur, ha recopilado una lista completa y multilingüe de recursos sobre los numerosos problemas que plantea este acuerdo tóxico.

Próximos pasos

El acuerdo deberá ser ratificado en Europa y en los países del Mercosur. En la UE, el acuerdo debería, en teoría, ser acordado por unanimidad por todos los gobiernos de la UE y luego ser examinado y votado por los parlamentos nacionales y algunos regionales. Pero la Comisión Europea ha sido objeto de intensas críticas por sus planes de dividir el acuerdo UE-Mercosur en instrumentos separados de una manera que elimina el derecho de veto de los gobiernos nacionales de la UE y que impide a los parlamentos nacionales y regionales expresar su opinión sobre el acuerdo.  

Al anunciar hoy el acuerdo como un “partnership” en lugar del acuerdo de “association” previsto originalmente, la Comisión parece confirmar que planea utilizar esta estrategia de división para eludir el escrutinio democrático a nivel nacional y regional. El Parlamento Europeo y los gobiernos nacionales de la UE pueden ser ahora las únicas instituciones en Europa que pueden rechazar el acuerdo.

Los Gobiernos en Francia y Polonia, dos de los países más grandes y poblados de la UE, han dicho que se oponen al acuerdo. Austria está obligada por una resolución parlamentaria a votar en contra. Varios otros, como Irlanda, el Países Bajos, Bélgica y más recientemente Italia, también han expresado importantes preocupaciones. 


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