Greenpeace expone la pesca más destructiva en el Atlántico Sur
Greenpeace denuncia la ausencia de regulación de la pesca en el Atlántico sur y los impactos de esta en la zona.
En su informe “El salvaje oeste del Atlántico: el impacto de la sobrepesca en el Atlántico suroeste”, la organización ecologista destaca las amenazas de la sobrepesca en un lugar conocido como Blue Hole, 1.333 kilómetros (720 millas náuticas) al sur de Montevideo, que alberga ecosistemas únicos y fauna icónica, como la ballena franca austral y otras especies clasificadas como vulnerables, como el cachalote. El Blue Hole es una de las áreas de aguas internacionales más explotadas por la pesca de arrastre de fondo, donde las embarcaciones arrasan con el fondo marino y destruyen indiscriminadamente ecosistemas únicos. Esta zona está explotada principalmente por embarcaciones pesqueras de China continental, Corea del Sur, Taiwán y España.
“La ausencia de control y regulación está dejando a nuestros océanos al límite del colapso. Tan solo en el suroeste del Atlántico, más de 400 barcos de pesca llegan cada año a esquilmar los océanos. La industria pesquera opera lejos de la vista y el escrutinio en estas aguas, poniendo en riesgo este lugar especial”, ha declarado Luisina Vueso, responsable de océanos en Greenpeace Argentina.
“Necesitamos urgentemente crear áreas totalmente protegidas para ecosistemas críticos, como el ‘Blue Hole’, que son vitales para la salud de nuestros océanos. No podemos permitir que estos enormes barcos de pesca continúen amenazando este ecosistema único: una ruta migratoria y un área clave de cría y alimentación para más de 40 especies con poblaciones en riesgo”, subraya Vueso.
Greenpeace está pidiendo que se adopte un Tratado Global del Océano en Naciones Unidas, que permitiría la creación de una red de santuarios oceánicos en aguas internacionales, libres de actividad humana industrial. El Blue Hole está amenazado por la sobreexplotación pesquera, las prácticas destructivas de la pesca y la incapacidad de los Estados de colaborar para asegurar que los ecosistemas marinos sean efectivamente protegidos y que las pesquerías se gestionen de forma sostenible.
El reciente informe 30×30: Guía para la protección de los océanos modeliza cuál es el nivel de protección necesario para cubrir el 30% de los ecosistemas más representativos en aguas internacionales, identificando el Blue Hole como área que necesita protección.