Greenpeace participa en una protesta en el pantano malagueño de la Viñuela para denunciar la crisis de escasez de agua

23-03-2023

  • En el acto, diferentes colectivos denunciaron el estado en que se encuentra el pantano, que está por debajo del 11% de su capacidad
  • Greenpeace ha advertido sobre las políticas hidráulicas de la Junta de Andalucía, responsable de la gestión de las Cuencas Mediterráneas andaluzas de las que depende el pantano de la Viñuela
  • Para la ONG esas políticas van en dirección contraria a lo que dicta la ciencia y ponen en peligro la forma de vida de muchas familias que se dedican a la agricultura y dependen totalmente de ella

Con motivo del Día Mundial del Agua activistas de Greenpeace y de Amnistía Internacional, Exctinction Rebellion, Ecologistas en Acción y Teachers for Future participaron durante la tarde de ayer en un acto de protesta en el Pantano de la Viñuela, en Málaga, para denunciar los problemas de la crisis del agua en la zona. En el acto, los diferentes colectivos denunciaron el estado en que se encuentra el pantano, que está por debajo del 11% de su capacidad. Asimismo Greenpeace leyó el manifiesto Salvar el Agua, en el que se alertan de las causas de esta situación y se presentan las principales demandas de la organización.

Con este acto Greenpeace ha querido advertir sobre las políticas hidráulicas de la Junta de Andalucía, responsable de la gestión de las Cuencas Mediterráneas andaluzas de las que depende el pantano de la Viñuela. Para la ONG estas políticas van en dirección contraria a lo que dicta la ciencia y van a poner en peligro la forma de vida de muchas familias que se dedican a la agricultura y dependen totalmente de ella.

La organización ha advertido que Andalucía tiene un desequilibrio permanente entre la demanda de agua y los recursos disponibles, y que el sector que consume más agua en España y en Andalucía es la agricultura. En el caso de Málaga, se ha dado un incremento desmesurado de superficie de cultivos tropicales. El aguacate ocupa casi 7500 hectáreas en la provincia, por lo que es la zona del Estado con mayor producción. En 2021, un año con sequía pluviométrica, se produjeron más de 59.500 toneladas de aguacate. Un 21% más de producción que en el año 2017. Esto, unido a la presión que ejerce la industria y el turismo y las modalidades de urbanizaciones dispersas en la provincia, dibujan un panorama que están llevando al colapso hídrico a Málaga y a Andalucía.

A esta crisis de demanda, hay que unir los efectos que ya vivimos del cambio climático y las proyecciones que han sido recientemente actualizadas con la publicación del informe del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC). En lo relativo a los datos del IPCC para el agua en España, las previsiones alertan de un aumento de las temperaturas asociado a una (desigual) disminución de las precipitaciones y un aumento de la evapotranspiración. Todo ello llevará, inexorablemente, a una menor disponibilidad de agua. “Los datos publicados por el IPCC indican que las políticas del “agua para todos” de la Junta de Andalucía están yendo en la dirección contraria a lo que dice la ciencia. En un momento crítico en el que deberíamos estar pensando en cómo abordamos una reducción del consumo de agua en la agricultura para que no afecte a la economía de las familias que viven del campo, tenemos un gobierno regional que se preocupa de hacer cálculos electoralistas para las próximas elecciones municipales”, ha declarado Luis Berraquero, coordinador de Greenpeace en Andalucía.

Además, la organización ha apuntado que la poca agua que tenemos la estamos contaminando o sobre-explotando. Casi todas las masas de agua subterránea que están en la provincia de Málaga presentan mal estado cuantitativo y cualitativo, según el informe de Greenpeace SOS Acuíferos. El agua subterránea se podría convertir en nuestras reservas de agua cuando hay problemas de precipitaciones. Sin embargo, los acuíferos están totalmente sobreexplotados o contaminados por los fertilizantes de la agricultura o los purines de las macrogranjas.

Toda esta situación descrita es fruto de la mala gestión de administraciones locales, regionales y estatales. A esto se le suma la irrupción de un modelo de agricultura industrial de regadío, incluso de fondos de inversión extranjeros, que compite directamente con proyectos de agricultura social y familiar que han caracterizado el sector primario de Andalucía durante décadas. “Necesitamos más que nunca, hacer un proceso de transición hídrica justa, que acople las demandas a la disponibilidad real de agua y que se haga un reparto de agua con criterios sociales, primando a las explotaciones familiares que fijan población en el mundo rural y que articulan el territorio frente al modelo agroindustrial especulativo”, ha declarado Luis Berraquero


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