Activistas de Greenpeace a bordo del Arctic Sunrise han confiscado parte de las artes de pesca de dos palangreros industriales de la UE en el Atlántico Norte. Uno de ellos estaba operando en un Área Marina Protegida.
Los activistas retiraron 30,2 km de palangre, solo el 2,5 % de la longitud total [1], incluidos 286 anzuelos. Han liberado además un tiburón mako o marrajo dientuso, una especie listada como ‘en peligro de extinción’ en la Lista Roja de Especies Amenazadas, siete peces espada y otras especies marinas atrapadas en el sedal [2].
“Solo hemos podido confiscar una pequeña proporción de los palangres, pero lo que hemos encontrado evidencia los horrores de las pesquerías industriales.España es el lider mundial en comercio de carne de tiburon. ¿De qué sirve proteger un lugar si todavía se permite esta destrucción ambiental? Las áreas protegidas como ésta son un ejemplo perfecto del statu quo roto, protegiendo teóricamente sobre el papel a las especies, pero no en alta mar”, ha declarado María José Caballero, responsable de la campaña de Océanos de Greenpeace España, a bordo del Arctic Sunrise.
La pesca industrial en el Área Marina Protegida, en el Complejo de Montes Submarinos de Milne [3], deja muy en evidencia los retos para proteger adecuadamente este tipo de áreas en aguas internacionales. La pesca con palangre, que consiste en un hilo largo del que cuelgan otros con anzuelos, es legal en el Atlántico Norte, pero cualquier pesca industrial tiene un impacto en el ecosistema entero. Esta falta de protección contra la pesca con palangre es otro ejemplo de por qué se necesita un Tratado Global de los Océanos sólido para proteger adecuadamente las áreas de alta mar de la pesca industrial.
Según ha comprobado Greenpeace, los palangreros de la zona están pescando tiburones y pez espada [4]. La pesquería se ha transformado para depender de la captura incidental de tiburones y seguir siendo rentable. Estos barcos utilizan palangres, a veces de más de cien kilómetros de largo, con miles de anzuelos enganchados.
Una investigación de Greenpeace España y Greenpeace UK, publicada en julio, reveló imágenes impactantes de tiburones juveniles muertos.
“La UE y sus estados miembros como España afirman que son campeones de la protección de los océanos, mientras que sus flotas pesqueras causan daños ambientales en el mar. Es hipocresía a escala industrial. Necesitamos que se redacte un Tratado Global de los Océanos sólido y ambicioso este agosto, que cambie la forma en que se gestiona la pesca en alta mar, para dar a los océanos la oportunidad de recuperarse”, subraya Caballero.
Greenpeace pide a los líderes políticos que finalicen un Tratado Global de los Océanos en las negociaciones de la ONU en agosto. Si no se llega a un acuerdo sólido, será casi imposible cumplir con el 30×30: tener un 30% de los océanos del mundo completamente protegidos para 2030. Los científicos señalan que éste es el mínimo requerido para que los océanos tengan capacidad para recuperarse.
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