Greenpeace se suma a la última llamada de la ciencia para evitar las peores consecuencias del cambio climático: solo faltan tres años para mantener vivo el límite de 1,5 ºC
Los nuevos datos publicados ayer por más de 60 científicos de todo el mundo revelan que, al ritmo actual de emisiones, sólo quedan tres años para mantener vivo el objetivo de 1,5 ºC del Acuerdo de París. Greenpeace denuncia que esta situación es consecuencia de no haber reducido las emisiones como la comunidad científica indicaba y de haber supeditado la acción climática a otras prioridades. Es más urgente que nunca tomarse en serio que el mundo vive una verdadera emergencia climática.
Los datos aportados por un nuevo estudio científico revelan que se está reduciendo rápidamente el presupuesto de carbono disponible, es decir, la cantidad de gases de efecto invernadero que se pueden emitir sin que el calentamiento global sobrepase el límite físico de 1,5 ºC. Al ritmo actual de emisiones, el presupuesto de carbono restante podría agotarse en tres años.
Tracy Carty, directora de política climática de Greenpeace Internacional, presente en las negociaciones de Bonn sobre cambio climático, antesala de la próxima Cumbre del Clima en Brasil (COP30), ha declarado: «Esta es otra advertencia funesta que debe suscitar una respuesta inmediata. Debemos pasar de las palabras a los hechos. Pero aquí en Bonn parece que falta esa urgencia entre las delegaciones que negocian futuros acuerdos. Nos encontramos entre la espada y la pared y los gobiernos tienen que reaccionar dando un paso al frente con la acción climática ambiciosa que se necesita para cambiar la tendencia. A medida que continúan las emisiones y se acumulan los récords de temperatura, cada vez es más difícil alcanzar el objetivo del 1,5 ºC, ¡pero ahora no es el momento de rendirse! Cada fracción de grado importa y es necesario actuar con más ambición. Lo que importa realmente es lo que hagamos hoy y mañana, no dentro de 30 años«.
Según Pedro Zorrilla Miras, responsable de la Campaña de Cambio climático de Greenpeace: “La respuesta necesaria significa presentar y aplicar planes climáticos a 2030, 2035 y 2040 excepcionales, realistas y ambiciosos, con compromisos para eliminar ordenada pero urgentemente el uso del petróleo, el gas y el carbón. Los países del norte global son los que tienen que liderar el cambio avanzando más rápido, por su responsabilidad histórica y su capacidad”.
“La Unión Europea está decidiendo actualmente el objetivo de reducción de emisiones a 2035 y 2040. El estudio presentado hoy demuestra que sólo un compromiso de emisiones netas 0 en 2040 tiene la ambición suficiente para evitar las peores consecuencias del cambio climático. Una transición rápida y justa podría beneficiar a España democrática, económicamente, laboralmente, también en términos de salud, de calidad de vida y de biodiversidad. Además, nadie nos impide tener objetivos más ambiciosos que la Unión Europea. Estamos ante una oportunidad única de liderar la acción climática mundial”, ha añadido Zorrilla.
Para Greenpeace, un primer paso hacia la ambición climática necesaria es la aprobación de nuevos impuestos para que la industria fósil pague por los impactos que está generando con el cambio climático. Este es el foco del Polluters Pay Pact, una alianza global liderada por Greenpeace donde comunidades afectadas por desastres climáticos exigen a los Gobiernos que las empresas de petróleo, gas y carbón – y no las personas- paguen por los daños climáticos que causan mediante nuevos impuestos y sanciones.
«La mayor corrupción es dejar en manos de las grandes energéticas las decisiones sobre qué vamos a hacer para poner freno al cambio climático. No se pueden poner los beneficios multimillonarios de las corporaciones de los combustibles fósiles por delante de las necesidades sociales para actuar frente al cambio climático y protegernos de sus consecuencias», ha señalado José Luis García, responsable de Clima, Energía y Movilidad en Greenpeace.
An Lambrechts, experta de biodiversidad de Greenpeace Internacional y presente en Bonn, ha señalado el fin de la deforestación como otro compromiso fundamental para evitar un mayor calentamiento global: «El objetivo de 1,5 ºC también depende en gran medida de que se ponga fin a la deforestación y por eso los gobiernos deben acordar en la COP30 un plan de acción para aplicar los compromisos existentes para poner fin a la deforestación y la degradación de los bosques en 2030. Ahora que la COP30 se dirige a la Amazonía bajo la presidencia de Brasil, debemos aprovechar esta importante oportunidad para acelerar la protección y restauración de ecosistemas críticos».