Greenpeace se une a más de 40.000 personas que marchan en Belém para pedir medidas de protección de los bosques y contra el cambio climático en la COP30
- La Marcha Mundial por el Clima ha sido convocada por organizaciones de la sociedad civil, comunidades locales y pueblos indígenas, en representación de quienes han perdido sus territorios y sus casas por la crisis climática
- Han exigido respeto por la Amazonía y que las grandes empresas contaminantes paguen, utilizando una factura gigante que muestra las pérdidas y daños atribuidos a las principales corporaciones del petróleo y el gas
- Con eventos meteorológicos extremos cada día más severos y frecuentes, Greenpeace llama a los gobiernos del mundo a asumir el liderazgo en la segunda semana de COP y cambiar la historia: "Es tiempo de acción, justicia y esperanza"
Greenpeace se ha unido hoy a más de 40.000 personas en la Marcha Mundial por el Clima en Belém, que cierra la primera semana de la conferencia climática de la ONU. Activistas de una multitud y diversidad de organizaciones llevaban mensajes exigiendo respeto por la Amazonía y que las grandes empresas contaminantes paguen, utilizando una factura gigante que muestra las pérdidas y daños previstos atribuidos a las principales corporaciones del petróleo y el gas[1]. La Marcha Mundial por el Clima fue organizada por organizaciones de la sociedad civil, comunidades locales y grupos de pueblos indígenas de varias partes del mundo.
FOTOS Y VÍDEOS DE LA MARCHA, SE IRÁN SUBIENDO AQUÍ.
Eva Saldaña, directora ejecutiva de Greenpeace España y Portugal ha manifestado: “En la calles de Belém estamos junto a una pequeña representación de todas las personas que han perdido sus territorios, sus casas, sus pueblos y hasta sus vidas por la crisis climática. La primera semana de la COP30 ha acabado, pero la emergencia climática sigue aquí. Cada día sin acciones contundentes es un desastre, con más eventos climáticos extremos alrededor del mundo. El clima y la naturaleza no negocian, pero los líderes mundiales aún tienen la segunda semana para asumir el liderazgo y cambiar el curso de la historia, sin excusas. Por eso estamos aquí y en todas las calles del mundo: los pueblos unidos marcarán la diferencia. Es tiempo de acción, de justicia y de esperanza”.
Carolina Pasquali, directora ejecutiva de Greenpeace Brasil, ha declarado: “Hoy somos decenas de miles de personas aquí, en las calles de Belém, para mandar un mensaje a los negociadores de la COP30: así se manifiesta el poder del pueblo. Ayer descubrimos que uno de cada 25participantes en la COP30 es lobista del sector de los combustibles fósiles, lo que supone un aumento proporcional del 12 % con respecto a la COP del año pasado. ¿Cómo se puede resolver la crisis climática mientras quienes la provocan influyen en las negociaciones y retrasan las decisiones? La gente está harta: basta de palabras, necesitamos acciones y las necesitamos ahora”.
Abdoulaye Diallo, codirector de la campaña de Greenpeace Internacional para que las empresas contaminantes paguen: “Salimos a la calle porque, mientras los gobiernos no actúan con la suficiente rapidez para hacer que las grandes empresas contaminantes paguen por los daños climáticos en la COP30, los fenómenos meteorológicos extremos siguen causando estragos en todo el mundo. Por eso estamos aquí, llevando la factura de los contaminadores climáticos, mostrando los daños económicos previstos de más de cinco billones de dólares estadounidenses por las emisiones de solo cinco empresas de petróleo y gas durante la última década. El sector de los combustibles fósiles está destruyendo nuestro planeta y la gente está pagando el precio. Los negociadores deben tomar conciencia de la creciente presión pública y política para que los contaminadores paguen, y acordar nuevos impuestos a las emisiones de las grandes empresas en el resultado final de la COP30”.
Rômulo Batista, responsable del proyecto Forest Solutions de Greenpeace Brasil, afirmó: “Desde la Amazonia hasta la cuenca del Congo e Indonesia, los bosques tropicales de nuestro mundo son vitales para la lucha contra la crisis climática. Sin embargo, siguen siendo destruidos, ylos pueblos indígenas y las comunidades locales, los verdaderos protectores de nuestros bosques, están en minoría en las negociaciones. Estamos aquí en solidaridad con los verdaderos defensores de los bosques, que quieren hacer oír su voz para que se protejan sus territorios y se garanticen sus derechos”.
En la COP30, Greenpeace pide un Plan de Respuesta Global para abordar la brecha de ambición de 1,5 °C y acelerar la reducción de emisiones en esta década crítica; un nuevo Plan de Acción de por los Bosques quinquenal específico para poner fin a la deforestación para 2030; y el establecimiento de un nuevo punto permanente en la agenda de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) para impulsar la consecución del Nuevo Objetivo Colectivo Cuantificado (NCQG, en sus siglas en inglés), en particular aumentando la financiación pública de los países desarrollados, y promover la fiscalidad del contaminador-pagador para desbloquear una mayor financiación pública para los países en desarrollo.
Más información:
Notas
- La cuantificación de los daños económicos desde 2015 fue facilitada a Greenpeace International por el profesor James Rising, de la Universidad de Delaware, y la doctora Lisa Rennels, de la Universidad de Stanford. Los datos utilizados para el análisis son de la base de datos Carbon Majors Database y la metodología SCC. La SCC fue utilizada por anteriores administraciones estadounidenses y analistas políticos para asignar un valor en dólares a los daños futuros derivados de una tonelada adicional de CO₂ entre el año de su emisión y el año 2300.
Los datos sobre emisiones de las empresas petroleras y gasísticas fueron proporcionados por la Carbon Majors Database, que a su vez obtiene los datos sobre emisiones de los informes públicos de las empresas.