Greenpeace sigue de cerca la situación del petrolero que está ardiendo frente a la costa de Oporto
- El vertido al mar de combustibles fósiles como el diésel puede provocar la muerte de la fauna y la flora marinas
- El transporte de productos petrolíferos por mar no ha dejado de aumentar, sin un régimen de responsabilidad adecuado para que los culpables asuman las consecuencias de un vertido
- Además de su impacto en la biodiversidad, el último informe del IPCC es contundente respecto a los combustibles fósiles: se debe acelerar su abandono para evitar superar los 1,5 ºC de calentamiento
Greenpeace está siguiendo con preocupación el accidente del petrolero Greta K frente a la costa de Oporto. El pasado martes, el buque sufrió un incendio por causas desconocidas que, 24 horas después, sigue sin ser apagado. El Greta K tiene bandera de Malta y va cargado con diésel y combustible de aviación (también denominado ATK o Jet A1). Hasta el momento, las autoridades portuguesas han informado de que no se ha producido ningún derrame ni existe ahora mismo riesgo de resquebrajamiento del barco.
El vertido de combustibles fósiles al medio marino puede provocar un gran impacto sobre la fauna y la flora. Aunque se trata de combustibles más ligeros y por tanto más volátiles que, por ejemplo, el fuel del Prestige, su toxicidad en el agua es mayor, principalmente en el caso del diésel, pudiendo provocar la muerte de peces e invertebrados con los que entre en contacto. Igualmente, las aves marinas pueden verse afectadas por la toxicidad del vertido.
Greenpeace recuerda que el buque lleva bandera de Malta, país que, con el 6% de la flota mundial, ofrece las llamadas “banderas de conveniencia”, con beneficios tales como bajos costes de registro, ninguna restricción sobre las nacionalidades a bordo, y bajos costes sociales de la tripulación, lo que muchas veces implica que las condiciones laborales son malas.
La organización ecologista advierte de que en los últimos años el transporte de productos petrolíferos que se transportan por mar no ha dejado de aumentar, sin que se haya creado un régimen de responsabilidad adecuado que obligue a los que se benefician del tráfico de petróleo a hacer frente a todas las consecuencias económicas de un vertido.
“Los petroleros y gaseros son fuente constante de situaciones de emergencia que nuestro medio ambiente no puede soportar. Sabemos por el accidente en estas mismas costas del ‘Prestige’ hace 20 años lo catastróficas y duraderas que son las consecuencias de un vertido”, ha declarado Francisco del Pozo, responsable de la campaña contra los combustibles fósiles. “Además, esta misma semana hemos conocido el último informe científico coordinado por Naciones Unidas (IPCC), y es contundente: el abandono de los combustibles fósiles tiene que ser rápido. La infraestructura que existe ya es demasiada. Si queremos tener un planeta habitable, es necesaria y urgente una transición hacia las energías renovables, que son limpias y baratas, de forma que beneficie a las comunidades, las y los trabajadores y el clima”.