Nuevo informe de Greenpeace sobre danas, inundaciones y cambio climático
- El estudio concluye que, tres meses después de la dana, seguimos sin actuar a la velocidad que la emergencia climática exige: más de 2,7 millones de personas en España viven en zonas con alto riesgo de inundación y se siguen planificando nuevas construcciones en estos espacios
- La organización ecologista destaca el papel clave de las estrategias de prevención y adaptación para salvar vidas ante futuros fenómenos meteorológicos extremos, además del abandono de los combustibles fósiles para reducir las emisiones
Tres meses después de la peor dana del siglo en España, seguimos sin actuar a la velocidad necesaria para evitar que el cambio climático cueste más vidas. Esta es una de las principales conclusiones del informe “Danas, inundaciones y cambio climático: aprender de los errores para salvar vidas”, donde Greenpeace analiza el riesgo de danas e inundaciones en el país, a la vez que propone soluciones concretas de prevención y adaptación para evitar que se repitan tragedias como la vivida en Valencia.
“El informe Copernicus ha confirmado que 2024 fue el año más cálido registrado hasta el momento y el primero en superar los 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales. Sabemos que el cambio climático está aumentando la intensidad y frecuencia de las danas y otros eventos meteorológicos extremos. Es urgente prepararnos para minimizar al máximo su impacto con medidas que reduzcan el riesgo para las personas, los ecosistemas y las infraestructuras. Hacen falta cambios en la planificación de las ciudades, en la cultura de la prevención ante la emergencia y en la política climática porque, si no frenamos el cambio climático, lo peor está por llegar. Las administraciones tienen la obligación de tomar todas las medidas necesarias para protegernos”, advierte Elvira Jiménez, responsable de la campaña de adaptación de municipios a eventos extremos en Greenpeace.
El informe señala que en España hay más de 26.000 kilómetros de zonas con alto riesgo de inundación donde residen aproximadamente 2,7 millones de personas. De ellas, 700.000 viven en las áreas de mayor riesgo. Además, miles de infraestructuras críticas están situadas en zonas en riesgo de inundación actual o futura y todavía se siguen planificando nuevas construcciones en estos espacios, obviando las evidencias científicas y primando los intereses económicos de unos pocos.
La organización resalta que las políticas que se apliquen determinarán la gravedad de los impactos del cambio climático. Actuaciones como la aprobada por la Generalitat Valenciana en 2024, la misma semana en la que se produjo la dana, modificando la normativa para permitir construir en zonas inundables sin informes de riesgo muestran que la clase política no está aplicando el principio de precaución más básico: el que salva vidas.
Además del coste humano, Greenpeace también recuerda el coste económico de no actuar ante catástrofes como la dana de Valencia, que, ya es oficialmente la más costosa de la historia de España en indemnizaciones de pólizas de seguros, con 1050 millones de euros abonados hasta la fecha, según los últimos datos del Consorcio de Compensación de Seguros.
“Aún falta mucho por hacer, pero estamos a tiempo de reducir los impactos provocados por el calentamiento del planeta. Y también de aminorar dicho calentamiento. Porque tan terrible como las consecuencias de lo sucedido en Valencia es saber que se podrían haber tomado muchas medidas para reducir los efectos y, sobre todo, que no estamos ante una catástrofe aislada”, asegura Jiménez.
Soluciones: reducir emisiones, adaptar y prevenir para salvar vidas
La región mediterránea es especialmente vulnerable a los eventos de precipitaciones extremas debido a una combinación de factores geográficos, climáticos y atmosféricos en la zona. Las elevadas temperaturas del agua, con temperaturas por encima de la media desde abril de 2022 y que alcanzaron un récord histórico en agosto de 2024, alimentan los temporales.
Para minimizar los impactos al máximo, Greenpeace propone en su informe cuatro medidas principales de adaptación. En primer lugar, destaca la importancia de conocer el riesgo y prepararnos ante la emergencia. En este sentido, los protocolos de actuación y los sistemas de alerta temprana son las medidas más eficaces a corto plazo para proteger a la población, salvar vidas y limitar daños personales y materiales.
Durante las emergencias también son clave soluciones que hay que tomar antes de que lleguen, como la realización de mapas de riesgo de inundaciones y la formación en prevención destinada a la ciudadanía y al personal sanitario, educativo, empresarial y de gestión.
La segunda medida del informe pasa por recuperar el ciclo natural del agua en las ciudades mediante Soluciones Basadas en la Naturaleza, como los sistemas urbanos de drenaje sostenible.
La tercera medida pone el foco en reconstruir sin cometer los mismos errores. Es urgente la prohibición de construcción de infraestructuras y la desclasificación de suelos urbanísticos en áreas inundables. En el caso de las viviendas e infraestructuras existentes, deben contar con planes de gestión del riesgo en inundaciones implementados, comunicados y testados.
Como cuarta medida, el estudio destaca que la adaptación al cambio climático debe proteger a toda la población de forma justa, y contribuir a reducir las desigualdades. Niñas y niños, personas mayores, dependientes y personas migrantes en situación administrativa irregular son las más vulnerables en las inundaciones.
Además de la adaptación, el informe también insiste en la importancia y la urgencia de la mitigación del cambio climático para evitar que siga avanzando el calentamiento lo que provocaría impactos mucho mayores y ante los que no habría adaptación posible. Hace falta una política climática con objetivos mucho más ambiciosos que los actuales para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, incluyendo el necesario abandono de los combustibles fósiles, y recuperar la salud de los ecosistemas que funcionan como sumideros de carbono. La mayoría de las medidas de mitigación, implantadas con criterios de justicia social, tienen además beneficios para nuestra calidad de vida.
Peticiones a las administraciones
Es urgente que las administraciones responsables tomen las medidas necesarias para proteger a la población. Entre las principales peticiones de Greenpeace destacan:
– Estrategias y medidas de mitigación:
- Aumentar la ambición climática con medidas que reduzcan las emisiones tanto como exige la ciencia para frenar el avance del cambio climático y respetar el límite de 1,5 ºC. Estas medidas supondrán salvar vidas y un gran ahorro en daños materiales.
- Hacer responsable de los daños a quienes provocan las emisiones: el 71% de las indemnizaciones corresponden a inundaciones que, tras las altas temperaturas, son el fenómeno atmosférico que más muertes provoca en España. Estos costes deben ser asumidos por las corporaciones de combustibles fósiles, principales causantes del cambio climático.
– Estrategias y medidas de adaptación:
- Prevención y cultura del riesgo, revisando los protocolos y los sistemas de alerta temprana para adaptarlos a la nueva situación provocada por el cambio climático.
- Planes autonómicos y municipales de prevención y adaptación con una visión conjunta de los distintos riesgos climáticos y que reúnan las medidas de adaptación de los distintos ámbitos priorizando las medidas basadas en la naturaleza y con foco en los colectivos vulnerables.
- Adaptar la planificación urbana: debe ser obligatoria la revisión y adaptación de todos los planes generales de ordenación urbana anteriores a 2015 para incorporar informes de inundabilidad y mapas de riesgo de inundación con el objeto de declarar las zonas inundables como no urbanizables.
Recursos: