La Comisión Europea presenta un peligroso plan para eliminar las normas de seguridad sobre los organismos modificados genéticamente
La Comisión Europea ha dado a conocer un plan para eliminar la mayoría de las normas de seguridad que rigen la producción y venta de una nueva categoría de plantas modificadas genéticamente (OMG) producidas con nuevas técnicas genómicas, o NTG. De aprobarse, la propuesta legislativa debilitaría gravemente o eliminaría por completo los controles de seguridad y los requisitos de etiquetado, basándose en afirmaciones no probadas de las empresas biotecnológicas.
Los organismos modificados genéticamente (OMG) producidos con estas nuevas técnicas se rigen actualmente por la legislación vigente de la UE, que incluye medidas de seguridad, como la evaluación de los riesgos para la salud humana y el medio ambiente, el control de los posibles efectos adversos tras la liberación en el medio ambiente y en la cadena alimentaria, y el etiquetado (si los productos modificados genéticamente se destinan a la venta directa en el mercado de la UE).
En 2018, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea dictaminó que las plantas obtenidas mediante mutagénesis dirigida (y, por extensión, otras nuevas técnicas genómicas) deben considerarse OMG y no pueden quedar exentas de las disposiciones de la Directiva sobre OMG de la UE. Según el Tribunal, las técnicas y métodos implicados alteran el material genético de un organismo de un modo que no se produce de forma natural y los riesgos conexos para el medio ambiente y la salud humana no pueden establecerse con certeza. Las obligaciones en materia de seguridad que impone la legislación de la UE incluyen la evaluación de riesgos, el control, el etiquetado y la trazabilidad. La propuesta de la Comisión también reconoce que los nuevos OMG son OMG (artículo 3, página 27), pero no obstante sostiene que requieren una exención de las medidas de seguridad.
Según Eva Corral, responsable de la campaña de OGM y glifosato de Greenpeace: «La gente tiene derecho a saber lo que come y lo que se libera en nuestro medio ambiente. Se piense o no que las plantas modificadas genéticamente son una buena idea, cualquier nuevo organismo modificado debe someterse a un control de seguridad completo antes de acabar en el campo y en la cadena alimentaria. Esta propuesta es claramente el resultado de la presión de las multinacionales, desesperadas por evitar la transparencia y el escrutinio científico, y con un historial de afirmaciones infundadas.
La propuesta de la Comisión crearía dos categorías de nuevas plantas OMG:
La categoría 1 abarca los nuevos OMG que, según la Comisión, son equivalentes a las plantas convencionales, a pesar de su modificación genética, y estarían totalmente desregulados. No estarían sujetos a evaluación de riesgos ambientales, seguimiento tras su liberación, trazabilidad ni etiquetado (a excepción de las semillas). Los científicos medioambientales han calificado de «acientífica» la pretensión de equivalencia con las plantas convencionales. La Comisión también quiere reservarse el derecho a modificar posteriormente los criterios de la categoría 1 mediante los llamados actos delegados (artículo 5, página 29), un procedimiento que limita la influencia de los gobiernos y el Parlamento Europeo.
La categoría 2 abarca las nuevas plantas modificadas genéticamente que no entrarían en la categoría 1, aunque los criterios exactos aún no están claros. En esta categoría, las medidas de seguridad se debilitarían, y algunas, como la supervisión, no se exigirían sistemáticamente. El etiquetado seguiría siendo obligatorio en esta categoría.
Los principales argumentos esgrimidos por la Comisión y los productores de OMG para justificar la desregulación son que los nuevos OMG ayudarían a los agricultores a hacer frente a los efectos del cambio climático y contribuirían a los objetivos del Pacto Verde Europeo. Sin embargo, muchos nuevos OMG están aún en fase de desarrollo, por lo que es demasiado pronto para saber si cumplirán sus promesas. Los pocos OMG nuevos que ya se cultivan fuera de la Unión Europea, en países con requisitos de seguridad menos estrictos, no han logrado hasta ahora aportar beneficios en materia de sostenibilidad. Por ejemplo, la soja Calyxt no ha logrado los rendimientos prometidos a los agricultores y ha sido un fracaso de mercado en Norteamérica. Los nuevos OMG tampoco han sido capaces de ofrecer resistencia a la sequía, un rasgo vegetal esquivo y largamente buscado en el contexto del colapso climático.
La primera generación de OMG también ha fracasado en lo que respecta a las reivindicaciones de sostenibilidad. Los antiguos cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas debían reducir la dependencia de los pesticidas sintéticos, pero en su lugar han aumentado su uso. Varios estudios independientes apuntan a la contaminación de los ecosistemas donde actualmente se cultivan OMG. Las toxinas Bt (que segregan las plantas modificadas genéticamente para resistir a los insectos, como el maíz MON810 de Monsanto/Bayer, el único cultivo transgénico que se cultiva en la UE) están presentes de forma persistente durante toda la temporada de crecimiento y más allá, incluso en los ecosistemas de agua dulce donde crecen los cultivos Bt. Los científicos han informado de efectos adversos de las toxinas Bt en 69 poblaciones diferentes de insectos no objetivo.
La propuesta legislativa de la Comisión podría tener consecuencias adversas de gran alcance. Éstas se resumen a continuación:
- Efectos potenciales sobre el medio ambiente y la salud humana
Los estudios demuestran que las NGT provocan mutaciones no intencionadas en el genoma. Las mutaciones intencionadas y no intencionadas no serían posibles con la mejora convencional, aunque los NGT no requieran necesariamente la inserción permanente de ADN extraño en el genoma de la planta (a diferencia de los OMG tradicionales). Tanto las mutaciones intencionadas como las no intencionadas conllevan riesgos, según la Agencia Federal Alemana para la Conservación de la Naturaleza.
La legislación propuesta por la Comisión abarcaría las plantas cultivadas, pero también las silvestres y los árboles forestales. Muchas de estas plantas se liberarían sin evaluación de riesgos, trazabilidad ni seguimiento de sus efectos. La probable liberación a gran escala en una amplia gama de especies que comparten un entorno aumentará la probabilidad de interacciones entre ellas. Los efectos cóctel de estas interacciones son imprevisibles y el impacto global sobre el medio ambiente podría superar los efectos individuales de cada nuevo OMG. Las nuevas plantas modificadas genéticamente podrían transferir material genético a otras plantas similares, con efectos imprevisibles sobre las cadenas alimentarias y el ecosistema en general.
Los científicos advierten de que esto podría desbordar la capacidad de adaptación de unos ecosistemas ya fragilizados por el cambio climático, la contaminación, los pesticidas y muchos otros factores. A medida que avanzamos más allá de los límites planetarios, los científicos han pedido que se reduzca la liberación de «entidades novedosas«, que incluyen «formas de vida modificadas«, para no empeorar las tensiones ya existentes inducidas por el hombre.
Se están preparando varias nuevas plantas modificadas genéticamente tolerantes a los herbicidas. La experiencia con OMG tradicionales tolerantes a herbicidas cultivados en sistemas agrícolas industriales ha indicado un aumento general del uso de herbicidas (a menudo producidos por las mismas empresas que desarrollan OMG), con impactos negativos adicionales sobre el medio ambiente.
Los efectos adversos de los OMG no se limitan a la resistencia a los herbicidas o a los insectos. Las investigaciones sobre la nueva Camelina GM (destinada a biocombustibles) han revelado una alteración de los insectos que se alimentan de ella. Por desgracia, las autoridades reguladoras de la UE, deseosas de desregular los OMG, desestiman estos estudios. Mientras tanto, la investigación independiente para comprender mejor los efectos y riesgos asociados a los antiguos y nuevos OMG para el medio ambiente y la biodiversidad lucha por encontrar financiación.
Además de las plantas (domesticadas y silvestres), las empresas de biotecnología están llevando a cabo experimentos utilizando NGT para crear insectos, vertebrados y microorganismos con nuevas características. Aunque no están cubiertos por la propuesta de la Comisión, es plausible que la propuesta siente un precedente para una mayor desregulación.
- Efectos sobre los agricultores
La coexistencia de los nuevos OMG con la agricultura convencional o ecológica sería difícil, si no imposible, dada la escala probable de las liberaciones y el hecho de que la mayoría de los nuevos OMG se cultivarían bajo radar, si se clasifican como equivalentes a los cultivos convencionales. Esto pondría en peligro la supervivencia de los sectores ecológicos y convencionales no modificados genéticamente, que tendrían que soportar la carga de la contaminación de sus campos.
La propuesta podría permitir que las semillas cultivadas en la Unión Europea fueran patentadas por un puñado de multinacionales semilleras. Basándonos en la experiencia previa de los métodos agrícolas industriales y los OMG, la patente de las semillas también reduciría probablemente la diversidad biológica de las especies vegetales a disposición de los agricultores. Otorgar a unas pocas multinacionales el control de las semillas (que son, de hecho, la base de nuestra cadena alimentaria) no sólo ahogaría la innovación, sino que también bloquearía nuestro sistema alimentario en el actual modelo de agricultura industrial intensiva de fuerte dependencia de los productos químicos y los combustibles fósiles, provocando un mayor deterioro del medio ambiente.
- Efectos sobre los consumidores
Muchos de los nuevos productos o ingredientes modificados genéticamente no estarían etiquetados y los consumidores se verían privados de información y de su libertad de elección.
Una encuesta de 2021 y una petición de 2023 muestran que los consumidores quieren que los OMG y los nuevos OMG estén etiquetados y regulados. La preocupación de los ciudadanos por los OMG no es exclusiva de la UE. Casi la mitad de los consumidores estadounidenses evitan comprar alimentos modificados genéticamente.
Las etiquetas de los nuevos OMG de categoría 2 podrían proporcionar información engañosa a los consumidores de la UE basada en alegaciones de sostenibilidad no demostradas hasta ahora, lo que podría suponer una infracción de la Directiva sobre alegaciones ecológicas relativa a la lucha contra el greenwashing. Dado que la evaluación de riesgos de los nuevos OMG de categoría 2 se ha diluido, los efectos adversos sobre el medio ambiente podrían pasar desapercibidos.
- Efectos sobre los minoristas
Dado que la trazabilidad y el etiquetado no serían obligatorios para muchos de los nuevos productos modificados genéticamente, a los minoristas les resultaría difícil garantizar la ausencia de OMG en sus productos, especialmente en sus líneas ecológicas y convencionales no modificadas genéticamente. Correrían un riesgo real de perder la confianza de los consumidores. Estos OMG ocultos y la probabilidad de contaminación cruzada también supondrían un grave problema para los minoristas ecológicos.
- Efecto sobre los países y regiones europeos
En la actualidad, 18 países y regiones de la UE han elegido estar libres de OMG y no los cultivan en su territorio. La propuesta de la Comisión elimina el derecho de los gobiernos a hacerlo y a proteger su agricultura y su medio ambiente del impacto potencial de los nuevos OMG.
Calendario
- 23-24 de octubre de 2023: Consejo de Agricultura de la UE, Luxemburgo.
- (Por confirmar) 20-21 de noviembre de 2023: Consejo de Agricultura de la UE, Bruselas.
- 11-12 de diciembre de 2023: Consejo de Agricultura de la UE, Bruselas.