La Comisión Europea reconoce que la carne daña la salud y el medioambiente, pero no hace nada para impedirlo
- En el borrador de su estrategia alimentaria, presentada hoy, se planteaba acabar con la publicidad de carne, pero finalmente no lo hará por la presión de la industria
- España es el país de la UE con mayor consumo de carne, cerca de 275 g al día por persona, cuando la ciencia recomienda no superar los 300g semanales
En la propuesta de estrategia alimentaria europea “Del Campo al plato” publicada hoy, la Comisión Europea ha reconocido el impacto que la sobreproducción y el consumo excesivo de carne tienen sobre la salud, la naturaleza y el clima, pero no propone ninguna medida para reducir su producción y consumo.
Una versión filtrada de la estrategia, distribuida el 19 de mayo, mostró que la Comisión estaba considerando poner fin a la publicidad de carne financiada por la UE pero ha desaparecido de la versión publicada hoy. La desaparición de esta medida, que buscaba reducir el consumo y la producción de carne, indica la presión de última hora de la industria cárnica y sus aliados en la Comisión.
“La estrategia ‘Del campo a la mesa’ presentada hoy por la Comisión Europea es claramente insuficiente para afrontar los retos a los que nos enfrentamos en el presente y que se verán aún más agravados en el futuro si no se actúa con urgencia y contundencia”, ha afirmado el responsable de agricultura en Greenpeace España, Luís Ferreirim. “La Comisión acepta lo que dice la ciencia y reconoce que producir y consumir demasiada carne daña la salud, contribuye a la destrucción de la naturaleza e impulsa el colapso climático pero, sin embargo, no establece ninguna medida que permita revertir esta situación”.
La Comisión Europea ha gastado alrededor de 23 millones de euros al año en publicidad de productos cárnicos y, en particular, se destinaron 5 millones de euros para publicidad de carne de vacuno en 2020. Por otro lado, a través de la Política Agrícola Común (PAC), la UE gasta aproximadamente una quinta parte de su presupuesto total, entre € 28-32 mil millones al año, en la ganadería y en la producción de alimentos para el ganado.
Según los últimos datos de la FAO, España encabeza el consumo de carne en la UE, alrededor de unos 100 kg por persona al año, lo que significa unos 275 g al día. La prestigiosa revista médica The Lancet recomienda un cambio en las dietas y que no se consuma más de 300 g de carne por persona a la semana, para proteger la salud humana y el medioambiente, y hacer frente a la emergencia climática. Greenpeace calculó que una dieta segura para el clima significa una reducción del 76% en el consumo de carne en España para 2030, y una reducción del 84% para 2050.
COVID-19 y futuras pandemias
Si bien la estrategia de biodiversidad de la Comisión Europea, también publicada hoy, reconoce los vínculos entre la destrucción de los ecosistemas y el surgimiento de nuevas enfermedades, la estrategia “Del Campo a la Mesa” aborda la crisis provocada por la COVID-19 principalmente desde la perspectiva de la “seguridad alimentaria” manteniendo los altos niveles de producción de alimentos. Ambas estrategias no logran vincular la ganadería industrial con el riesgo de transmisión de enfermedades, especialmente las explotaciones de aves de corral y cerdos, donde los animales se mantienen en números muy altos y confinados, y se transportan a través de grandes distancias, lo que aumenta este riesgo.
La ganadería industrial tiene un papel bien reconocido en la emergencia y propagación de infecciones virales similares a la COVID-19. Se estima que el 73% de todas las enfermedades infecciosas emergentes se originan en animales, y el ganado puede transmitir una cantidad extraordinaria de enfermedades a los seres humanos. La ganadería también es el principal impulsor de la destrucción mundial de los bosques, y la comunidad científica estima que el 31% de los brotes de enfermedades emergentes están vinculados a los cambios de uso del suelo.