Reactivo de Greenpeace al paso de la DANA
Los aguaceros de estos días no ayudan a paliar la sequía
El cambio climático nos dejará, cada vez más, esta paradoja terrible: la convivencia de sequías con inundaciones. Lamentablemente, los aguaceros solo generan daños y no sirven para combatir la sequía.
Julio Barea, responsable de Agua en Greenpeace, explica que las lluvias torrenciales de estos días en España solo pueden mejorar, y muy levemente, la situación de humedad del suelo en algunas zonas concretas, pero no sirven apenas para rellenar los embalses porque han sido muy puntuales y localizadas, causando más daños que beneficios, con lamentables pérdidas humanas y graves desperfectos en viviendas e infraestructuras. Cabe recordar que hoy los embalses están al 37.03 %, es decir, un 15 % menos que la media de la última década.
Greenpeace recuerda que España sufrirá cada vez más eventos climáticos adversos, con los consiguientes daños que van a generar en nuestro territorio. Por eso es fundamental tomar medidas verdaderamente eficaces:
CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO:
- Abandonar la quema de combustibles fósiles y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, como la ganadería.
- Acelerar una transición justa hacia un sistema energético 100 % renovable y en manos de las personas.
- Frenar la destrucción de la naturaleza y acometer la restauración de ecosistemas.
CONTRA LA SEQUÍA:
- Establecer un plan para la reducción de la superficie de regadío, principalmente el intensivo e industrial, primando el agua para consumo humano, los caudales ecológicos y los cultivos para consumo directo humano. Revisar la conversión de cultivos de secano a regadío.
- No permitir ningún nuevo proyecto altamente demandante de agua (de ocio, urbanismo, hotelero…) en zonas con problemas históricos de suministro.
- Mejorar el control del uso ilegal de agua, especialmente con la localización de todos los pozos ilegales, para su vigilancia y cierre en los casos que no puedan legalizarse.
- Descartar la construcción de más infraestructuras hidráulicas, como embalses o trasvases. Las desaladoras deben limitarse a situaciones excepcionales.
- No aprobar ninguna concesión ni autorización a nuevas instalaciones de ganadería intensiva o a la ampliación de las existentes y reducir, empezando ya en 2023, de forma progresiva, la cabaña ganadera en intensivo, con el fin de alcanzar un 50 % menos para 2030.
- Establecer una hoja de ruta para la transición hacia la agroecología, de cara a garantizar que, al menos, un 30% de la superficie cultivada sea en ecológico para 2030.