En el Día del Agua: manifestación en A Pobra do Caramiñal (A Coruña)

Más de 50.000 personas y 600 embarcaciones advierten a la Xunta y a Altri que llegarán hasta el final para defender el territorio

22-03-2025

  • Ante la asistencia masiva a la manifestación, Greenpeace pide a la Xunta más sensibilidad ecológica y le recuerda que su deber es escuchar a la ciudadanía y proteger una zona de alto valor ambiental
  • Altri y Greenalia aún están a tiempo de renunciar a su proyecto de fábrica de celulosa en A Ulloa y evitar así un conflicto social sin precedentes en toda Galicia
  • La organización ecologista ha solicitado a los ministerios de Industria y Transición Ecológica que no aporten financiación pública para una iniciativa tan lesiva ambiental y socialmente
  • La fábrica utilizaría 46 millones de litros de agua diarios del río Ulla, equivalente al consumo de toda la provincia de Lugo, sin tener en cuenta la posible disminución de recursos hídricos por el cambio climático

 

Más de 50.000 personas por tierra y 600 embarcaciones por mar han participado hoy en A Pobra do Caramiñal en una movilización masiva contra el proyecto de fábrica de celulosa de Altri en A Ulloa y la reapertura de la mina de Touro. Los dos proyectos se desarrollarían en la cuenca del río Ulla, afectando a los ecosistemas y la calidad de las aguas y poniendo en peligro la ría de Arousa. Greenpeace ha participado tanto por tierra como por mar, con un velero del que colgaba una pancarta en la que podía leerse “Altri Non”.

La contundente respuesta de la sociedad civil a la fábrica de celulosa a base de madera de eucalipto en A Ulloa, que reclama para instalarse hasta 250 millones de euros de dinero público, ha estado marcada por el rechazo a la reciente publicación de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA), favorable a los intereses de Altri. Greenpeace ha criticado contundentemente esta decisión y ha valorado que la DIA no va dirigida a evaluar la viabilidad del proyecto, sino a ayudar a la empresa a instalarse, dando todo tipo de facilidades al retorcer la normativa ambiental, hacer análisis más que cuestionables, dejar demasiados cabos sueltos y confiar excesivamente en la voluntad del promotor.

Altri y la Xunta de Galicia están provocando, de manera irresponsable, una reacción social  sin precedentes al insistir en impulsar el proyecto industrial más lesivo desde el punto de vista ambiental, social y económico que se ha presentado en Galicia en las últimas décadas. La forma de proceder de los máximos responsables del Gobierno gallego desde 2022 nos indica que estamos ante una Declaración de Impacto Ambiental hecha a la carta, y la gente lo sabe: de ahí la contundente respuesta de hoy. Aun así creemos que están a tiempo de escuchar a la ciudadanía y renunciar a esta barbaridad de proyecto, por el bien de todos y todas”, ha declarado Manoel Santos, coordinador de Greenpeace en Galicia.

Desde la manifestación de Palas de Rei en mayo de 2024, esta es la quinta gran movilización de rechazo al proyecto de fábrica de celulosa de Altri y Greenalia, a las que hay que sumar las innumerables iniciativas de contestación social que se desarrollan semanalmente por toda Galicia. De hecho, no se recuerda una movilización ciudadana sostenida en el tiempo tan masiva desde la crisis del Prestige, lo que denota que los gallegos y las gallegas saben que Altri no es el modelo de desarrollo que necesita su país, pues pone en serio peligro sus comunidades, sus modos de vida tan ligados a la naturaleza, la biodiversidad e incluso el futuro de las próximas generaciones.

El proyecto de la multinacional portuguesa Altri pretende construir una enorme fábrica de celulosa en el corazón de Galicia (Palas de Rei, Lugo), poniendo en peligro su naturaleza y el modo de vida de sus habitantes, para producir hasta 400.000 toneladas de celulosa soluble y 200.000 de lyocell, además de otros subproductos, como biomasa y yeso. Se trata de un megaproyecto que amenaza directamente la exigua Red Natura 2000 gallega, que está a la cola del Estado en superficie protegida. Una enorme macrocelulosa que usará hasta 46 millones de litros de agua al día, verterá hasta 30 millones de litros diarios de agua contaminada de vuelta al río Ulla, emitirá gases tóxicos y de efecto invernadero, pondrá en peligro los sectores primarios y requerirá que se plante mucho más eucalipto, empobreciendo dramáticamente la biodiversidad. Además, el impacto que podría tener en la ría de Arousa, la joya de la corona del marisqueo y la pesca artesanal gallega, podría ser catastrófico al sumarse a la crisis ecosistémica que ya está sufriendo en los últimos años, fácilmente detectable por la escandalosa bajada en la productividad de sus bancos marisqueros.

Galicia ha hablado: no quiere una nueva fábrica de celulosa ni está dispuesta a que se malgaste el dinero público en proyectos sin licencia social y tan agresivos con su naturaleza, su forma de vida y su cultura. Que una iniciativa industrial de tanto impacto esté solicitándonos 250 millones de euros es un insulto a la inteligencia colectiva. Queremos pedir al Ministerio de Industria y al de Transición Ecológica que escuchen al pueblo gallego y renuncien a financiar esta locura. Alguien tiene que pararla”, ha concluido Manoel Santos.

Los espacios de alto valor ambiental son vitales para ayudar a adaptarse al cambio climático y también como amortiguadores de sus impactos: inundaciones, incendios forestales, tormentas, sequías, elevamiento del nivel del mar, etc. Por ello Greenpeace demanda paralizar este proyecto. La zona debe pasar a ser parte tanto de la Red Natura 2000 como de la Estrategia Gallega de Infraestructura Verde (como estaba planteado) y, por tanto, formar parte del Plan Nacional de Restauración de la Naturaleza para alcanzar los objetivos marcados por el Reglamento de la Restauración de la Naturaleza: restaurar al menos el 20 % de las zonas terrestres y marítimas de la Unión Europea de aquí a 2030 y todos los ecosistemas que necesitan restauración de aquí a 2050. 

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