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Rodean las instalaciones de Coren en O Porriño con señales que denuncian lo que contamina la empresa

30-11-2022

  • En la Semana de Lucha contra la Ganadería Industrial, activistas de la comarca de Vigo han señalado así a la integradora Coren por la degradación ambiental del rural gallego
  • Apuntan a Coren y el modelo agroganadero industrial priorizado por la Xunta de Galicia como unos de los responsables de la excesiva carga ganadera y deficiente gestión de desechos que contaminan comarcas gallegas
  • La ganadería industrial contribuye fuertemente al cambio climático y a la contaminación por nitratos de la tierra y del agua, mientras la agricultura y ganadería tradicionales producen alimentos de calidad, preservan la biodiversidad y protegen un bien esencial como el agua

 

La Coordinadora estatal Stop Ganadería Industrial, compuesta por más de 70 organizaciones estatales e internacionales, ha vuelto  a organizar una semana de lucha para denunciar y visibilizar su rechazo a las macrogranjas por los peligros ambientales, socio-económicos y de salud derivados de este modelo intensivo de cría y engorde de ganado. Activistas de Amigas da Terra, Ecoloxistas en Acción, Greenpeace y el Movemento Ecoloxista da Limia (MEL) acudieron al mayor centro de procesado de porcino del país, las instalaciones de Frigolouro en O Porriño, pertenecientes a la integradora Coren, y colocaron medio centenar de señales con diferentes mensajes reclamando la prohibición de la ganadería industrial.

Con esta acción desarrollada en la comarca de Vigo, las organizaciones buscan también la sensibilización ante este problema ambiental en los entornos urbanos, los grandes consumidores de los productos procedentes de la ganadería industrial. Destacan la importancia de concienciar a la ciudadanía que vive más ajena a la contaminación del agua superficial y subterránea, a los malos olores, a la degradación de la tierra, a la despoblación rural y que no ve ni escucha los animales hacinados en estas fábricas de carne, leche y huevos.

La ganadería industrial se concentra en producir mucho, producir rápido y producir al más bajo coste posible, pero no tiene en cuenta las consecuencias ambientales, sociales y de maltrato animal, entre otras. Queremos concienciar a la población del grave impacto que está teniendo la proliferación sin control de la misma. Hace falta una moratoria para poner freno a la concesión de nuevas licencias o ampliación de las ya existentes y transitar hacia otro modelo más ecológico y extensivo, reduciendo la carga ganadera al menos un 50% para 2030”, ha apuntado Manoel Santos, portavoz de la acción de la Coordinadora en Galicia.

Contaminación del agua y cambio climático

La contaminación del agua por nitratos en el Estado español es tan grave que llevó a la Comisión Europea a denunciar a España ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea por incumplimiento de la Directiva de Nitratos, lo que podría terminar en una multa millonaria.

A pesar de las reiteradas denuncias Galicia sigue sin declarar ninguna Zona Vulnerable a la Contaminación por Nitratos, pese a los efectos nocivos que la ganadería está causando en comarcas como A Limia, O Deza, Bergantiños o A Terra Chá entre otras. Esta declaración corresponde a la Xunta, que se resiste a hacerla, a pesar de que recientemente reconoció que al menos el 10% de la superficie agraria gallega, unas 60.000 hectáreas, están contaminadas por nitratos. De igual manera los acuíferos o aguas subterráneas también están muy contaminadas, especialmente en A Limia, a causa de la agroganadería intensiva, y en el río Louro, donde se sitúa Frigolouro, a causa de la presión industrial.

Por otra parte, la ganadería intensiva es una gran generadora de gases con efecto invernadero (GEI) en toda su cadena de producción. Desde 1990 la emisiones generadas por la misma no paran de crecer, junto a otras como el transporte, mientras que las procedentes del sector energético bajan. Galicia es, después de Catalunya, la comunidad autónoma con mayor generación de GEI provocadas por la ganadería industrial, con el 12% del total.

Diez razones para rechazar la ganadería industrial:

  1. Contaminación de aguas y suelos: el exceso de purines y estiércol provoca la contaminación de aguas y suelos por nitratos y otros compuestos, así como la eutrofización de masas de agua.
  2. Sobreexplotación de acuíferos: una explotación de 2.000 cerdos consume casi 20.000 litros de agua cada día.
  3. Emisiones de gases de efecto invernadero: el sector agrícola es ya el tercer mayor contribuyente a las emisiones de GEI. En 2021 fue el responsable del 13,4% de las emisiones directas de GEI.
  4. Deforestación: la ingente cantidad de piensos necesaria para alimentar a la ganadería industrial es un importante factor de deforestación. El 80% de la superficie agrícola mundial se destina a producir alimentos para animales.
  5. Daños a la salud: por el vertido de restos de antibióticos, y junto a ellos bacterias resistentes, a los ríos próximos a las explotaciones. El excesivo consumo de carne roja procesada y de aguas contaminadas por nitratos está relacionado con algunos cánceres y otras dolencias.
  6. Precarización del empleo: el modelo de ganadería integrada promovido por corporaciones como Coren genera poco empleo al estar altamente industrializado. Los ganaderos pierden el control sobre los medios de producción.
  7. Explotaciones familiares extensivas en riesgo: la cabaña ganadera industrial, especialmente de cerdos y aves, crece rápidamente mientras desaparecen pequeñas explotaciones que no pueden competir. En los últimos 10 años se redujeron en un 27% las explotaciones asociadas al territorio.
  8. Concentración de la riqueza: cada vez hay menos granjas y más instalaciones industriales de grandes dimensiones en manos de integradoras que se llevan el beneficio.
  9. Falta de bienestar animal: los animales viven hacinados y se les somete a prácticas como castración, cortado de dientes y raboteo sin anestesia.
  10. No fija población al territorio: despoblación progresiva al perderse explotaciones tradicionales y familiares. El 74% de los municipios con ganadería industrial pierde más población, o ganan menos, que los municipios sin ella.

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